Meiyaku no Leviathan Vol. 07 – Capítulo 5

Capítulo 5: Resurgimiento

Parte 1

El amigo de la infancia de Asya, Haruga Haruomi, una vez dijo: «El escondite de un tesoro refleja la personalidad del dueño…a veces.»

Evitando una afirmación absoluta, era prácticamente coherente con su estilo cínico.

De cualquier forma, el joven a quien Asya había conocido por muchos años era un experto en esta área. Ella debía respetar la regla de oro que surgía de su experiencia.

Además, había un ejemplo que servía para validar esto.

La ex-Reina Dragón, Hinokagutsuchi. La razón por la que ella había escondido eso fue escandalosamente arbitraria, conmocionando a Asya cuando lo escuchó por primera vez, pero era bastante razonable pensándolo más tarde y difícil para los demás de encontrar.

Luego estaba Pavel Galad.

Este hombre temperamental y rígido

Dada su personalidad, de seguro él escondería un tesoro en las profundidades de un edificio con una alta seguridad, encerrado en una bóveda impregnable, sellado bajo muchas capaz de magia en la puerta.

«…Pero no lo suficientemente cobarde como para llegar al extremo de ‘guardarlo sin usarlo’, lo cual calza con el ‘estilo’ de ese temperamental héroe, supongo.»

Localizando lo que ella esperaba encontrar, Asya asintió consigo misma.

«Debido a que él sacaría este tesoro para usarlo eficazmente cuando fuera necesario…»

Al interior de la desértica barrera donde Pavel Galad había atrapado a las brujas, había un grupo de misteriosas ruinas que se asemejaban a una mina a tajo abierto.

Su forma era como un «hoyo» con forma de tazón que había sido excavado, con un radio de dos kilómetros y una profundidad de quinientos metros.

Montada sobre el lomo de la miniaturizada Rushalka, Asya llegó al fondo del abismo.

En el centro estaba una piedra negra con la forma de un prisma rectangular. Parecía como un altar, Si un humano de dos metros de alto se hubiera recostado, sus pies probablemente no se habrían visto.

Un dragón de elite prácticamente podía descansar sus palmas en la cima.

Había dos clases de cosas ubicadas en la cima.

Una clase consistía en pequeños fragmentos de piedra. Negras en color, estaban casi pulverizadas.

La otra clase constituía en dos afiladas piedras que carecían virtualmente de partes lisas en su superficie. Estas piedras también eran negras. Usando los minerales de la Tierra como comparación, estos se asemejaban al cuarzo.

Asya estaba viendo estas cosas por primera vez. Sin embargo, ella sabía muy bien lo que ellas eran.

«Pedernal…»

Ella escuchó que el difunto padre de Haruomi había escondido una al interior de su reloj de bolsillo.

Ella escuchó que uno había sido dejado casualmente en el jardín del palacio que servía de residencia para Hinokagutsuchi, La Corte del Palacio del Dragón.

Ella escuchó que era la piedra iniciadora de fuego para revivir las «runas del conquistador.» Sin esta piedra, una runa mata dragones por su cuenta no era nada más que un tesoro desperdiciado.

Esta piedra podía considerarse como el comienzo de todo lo que había arrastrado a Haruga Haruomi a esta guerra.

«Dos pedernales…y el equivalente de un pedernal en forma de fragmentos. Así que Pavel Galad guardó tres de estas piedras preciosas aquí.»

¿Por qué una de ellas estaba destrozada? Asya podía imaginarse la respuesta.

Fue destruida justo antes que los Raptores comenzaran el ataque de recién.

Cuando el pedernal se hizo pedazos, soltó una chispa que activó la Runa de la Espada en el aire, transformándose en la principal razón que había llevado a Rushalka y las demás a un complicado predicamento…

Aseverándolo como una bruja de clase maestra, ella estaba segura de que había visto el mismo fuego el día de ayer.

En esa «isla» que había aparecido en la Bahía de Tokio como carnada, Pavel Galad había fortalecido la espada mata dragones con el propósito de resistir el arco mata dragones.

Las llamas que envolvían la hoja de la espada se veían similares a la chispa del pedernal que ella había visto recién.

«Pedernal…parece que puede ser usado como un canalizador mágico para toda clase de propósitos. Este es un tesoro secreto que los dragones probablemente se dedicarían eones en encontrar. ¿Acaso cuantos él guardó?»

Pavel Galad probablemente estaba llevando unos cuantos consigo mismo ahora.

Esto era para usarlos como una carta de triunfo para oponerse al arco mata dragones de Haruomi. Quizás el dragón plateado había descubierto una veta mineral de pedernales en lugar de piedras por si solas.

«Impresionante como siempre, Presidenta M. Su profecía dio en el clavo.»

En lugar de bloquearlo…el enemigo estaba en su lugar reavivando las llamas.

Tal como la Presidenta M describió, la mística técnica de «armisticio» de Minadzuki definitivamente había sellado la Runa de la Espada. Sin embargo, el dragón plateado había usado la llama de un pedernal para recuperar el sello mata dragón.

La presidenta había dicho algo más, Asya recordó que era—

‘Contrarrestar un tesoro con otro tesoro. Se te recomienda liberar los bienes almacenados.’

Asya de pronto tuvo una súbita realización. Ella se adelantó en sus conclusiones, pensando que este consejo era dirigido a Haruomi, pero—ahora ella lo entendió.

«Así que… ¡ese consejo era para mí!»

Al instante en que ella se sintió segura de esto, su imaginación comenzó a vagar libremente.

Justo ahora en el reino mortal, Pavel Galad probablemente estaba usando pedernales como catalizadores de la magia para fortalecerse a sí mismo, dejando a Haruomi en una batalla difícil y el tesoro secreto usado por el enemigo como carta de triunfo estaba justo en frente de Asya. Si solo ella pudiera llevarlo de regreso—

«Esta idea…no es muy realista. No es como si hubiera encontrado una forma de regresar.»

A pesar de lo que Asya estaba diciendo, ella a decir verdad se dio cuenta desde temprano.

La Runa de las Katanas Gemelas usadas por sus amigas para regresar definitivamente era difícil de controlar. Las posibilidades de usarla exitosamente por su cuenta eran extremadamente bajas. Sin embargo—

Pocas posibilidades o cero posibilidades—no había forma de saberlo a menos que lo intentara.

Naturalmente, el hacer esto desafiaría los límites de una bruja. A menos que ella comprometiera toda su mente y alma para hacerlo junto a Rushalka, extrayendo todo su poder, sería entonces inútil.

Asya recordó algo más. Había más en el consejo de la Presidenta M.

‘Cuando sea hora de tomar una decisión, piensa en el futuro—tres meses a partir de ahora, tres años a partir de ahora.’

‘Será muy tarde para el momento en que te lamentes.’

Con manos temblorosas, Asya buscó en la chaqueta su bolsillo secreto.

Sacando un pequeño pedazo de chocolate, ella se aferró a este mientras contemplaba los dos pedernales en frente suyo, murmurando consigo misma: «Incluso si pudiera regresar, el resto no necesariamente tendría que ir bien…»

Asya sintió que las palabras de negación se quedaban pegadas en su garganta, imposible de quitárselas de encima.

Naturalmente, esto era una ilusión, pero gracias a eso, ella fue incapaz de seguir encontrando razones para justificarse a sí misma. En su lugar, ella encontró imposible no pensar sobre Haruomi, quien lo más probable estaba en medio de una batalla. En todas las batallas hasta ahora, él había prevalecido espléndidamente por sobre sus enemigos.

De cierta forma, esto se debía a que él había encontrado oponentes con los que él era bueno para lidiar. Durante la contraofensiva de Pavel Galad, ella había llegado a un claro entendimiento.

Si el enemigo era un dragón de elite o un Rey Dragón que no prestaba atención a los detalles, Hal sería capaz de usar los trucos que eran su especialidad y sobreponerse a la crisis sin importar a quien se enfrentara. Sin embargo, si el enemigo estudiaba con cuidado las formas para derrotar a Haruga Haruomi, entonces un apoyo apropiado era esencial.

Debido a que el amigo de la infancia de Asya no era un guerrero ni un soldado…

«Hmmmmm.»

Ella a su vez estaba muy preocupada por las brujas que habían regresado a la Tierra.

Pavel Galad no era el único enemigo. Después de él, les estaba esperando la Princesa Yukikaze, la formidable enemiga de gigantescas proporciones. Sin el As del Derribe Asya, ¿cuánto podrían resistir frente a la Princesa Yukikaze?

«P-Pero si regreso a mi yo pasado…la hipnosis de seguro perderá efecto—»

Sosteniendo la barra de chocolate, su mano derecha siguió temblando.

Conflictuada. Desconsolada. Auto engañándose. Consciencia culpable. Sinceridad hacia Haruomi y sus compañeras brujas. Sentimientos de doncella. Un deseo egoísta de obtener la felicidad que se merecía. Su orgullo como bruja. Duda. Duda. Duda. Duda. Duda…

Asya no supo cuánto tiempo estuvo de pie ahí en ese lugar.

Pero a pesar de todo.

Con dificultad, sus temblorosos dedos abrieron la barra de chocolate, sacaron un pedazo y lucharon por llevarlo a su boca—en ese mismo instante…

Fue el sonido de una piedrecilla siendo pateada por la punta de un zapato de cuero.

Asya miró detrás suyo sorprendida, sin poder hablar. Esto era el interior de la barrera de un dragón. En el fondo de una mina a tajo abierto que probablemente era un patrimonio mundial.

Un hombre vestido en un traje negro— ¡Un hombre humano estaba caminando hacia ella!

«Es un placer conocerla. Yo soy conocido como Sófocles por parte de los señores del mundo dragón a la vez de los Tyrannoi de origen tanto humano como dragón.»

Recordando el informe de Haruomi, Asya miró al hombre de negro.

Sófocles. Juujōji Orihime aparentemente lo había conocido una vez. Este hombre estaba a cargo de observar el juego de la raza dragón que era llamado el Camino a la Realeza y que ocasionalmente contactaría a los participantes.

«Por favor disculpe mi súbita visita. Mis disculpas.»

«N-No es necesario disculparse… ¿Cómo llegaste aquí?»

«¿No le dijo la Reina Carmesí? Yo puedo aparecer en cualquier esquina del mundo, sea en la superficie de la Tierra, en el distante mar de estrellas o al otro lado de un portal dimensional para llegar al secreto reino de los sueños.»

Él habló de su escurridiza llegada a esta clase de lugar como si no fuera diferente del pasatiempo de un caballero.

Asya finalmente conoció al misterioso hombre llamado Sófocles. Parecía que él era aún más excéntrico de lo que se rumoreaba.

«A decir verdad…prediciendo que estaba a punto de embarcarse en una aventura extremadamente peligrosa pero a la vez significativa, es que tuve que venir a verla sin importar qué.»

Sófocles era bastante respetuoso con su actitud, incluso sincero.

Pero Asya estaba segura de que este hombre que había aparecido en frente suyo era de seguro era pariente del diablo y por lo tanto no podía confiarse en él con facilidad.

«Oh bruja, si está preparada para embarcarse en un desesperado esfuerzo por moverse hacia adelante, estoy dispuesto a proveerle toda la asistencia que necesite para su aventura. Así es cuanto valor veo en el desafío que estará tomando.»

 

Parte 2

«Por mucho que esté reacia a admitirlo…la situación de emergencia finalmente está aquí.»

Luna François suspiró.

Hace una o dos horas, el trio de brujas finalmente se abrió camino de regreso a la Bahía de Tokio. Luego de ponerse al corriente de la situación, ellas solicitaron un helicóptero de alta velocidad para que las transportara hacia el área de Kiyosumi-Shirakawa en el centro de Nuevo Tokio.

Esto era debido a que habían recibido información de que la Reina Carmesí se había estrellado ahí.

Sin embargo, ellas se vieron presas de la sorpresa cuando sobrevolaron cierta escuela secundaria. La Reina Carmesí estaba acurrucada en el patio, durmiendo pacíficamente.

En adición a Luna, Juujōji Orihime y Shirasaka Hazumi estaban a su vez presentes.

Ellas inmediatamente le ordenaron al helicóptero para que aterrizara en el patio de la escuela, para luego ir a un lado del dragón—

«Con Harry desaparecido, tenía un mal presentimiento sobre esto.»

La Reina Carmesí estaba durmiendo sola en esta clase de lugar.

Uno podía aceptar eso. Aunque ella era como una marioneta, después de todo era una criatura y probablemente necesitaba dormir.

Sin embargo, Haruga Haruomi no estaba en las cercanías. ¿Acaso él se había ido a otro lado a hacer algo, dejando al monstruo aquí por ahora? Eso era difícil de imaginar.

Fuera de eso, Luna fue informada por su instinto.

Ella podía sentir algo similar a pensamientos emanando del durmiente dragón. Estos podían ser considerados también como sentimientos.

Hasta ahora, la Reina Carmesí había sido como un títere que actuaba de acuerdo a los pensamientos de Haruga Haruomi. La impresión que daba era una carente de emociones, desprovista de inteligencia o consciencia alguna.

Adicionalmente, había otra cosa. El durmiente dragón rojo parecía estar emitiendo el aura del poder mata dragones…

Luna François le dijo a sus compañeras: «¿Qué piensan?»

«Ella se siente diferente de como antes. Más como un dragón de elite…»

«Esto podría ser una extraña forma de decirlo, pero para mí, ella parece más como un humano que un animal. ¡P-Pero eso probablemente es solo mi imaginación!»

Orihime comentó preocupada mientras Hazumi había llegado a dudar de sus palabras.

Las brujas estaban de acuerdo. El durmiente dragón en frente de ellos bien podría ser la transformación que su compañero sufrió en el escenario del peor de los casos.

Grrrrrr… hhhhhhhh.

El dragón rojo de pronto soltó un tenue gruñido.

Orihime y Hazumi saltaron al mismo tiempo, acercándose de forma nerviosa. Por el otro lado, Luna François estaba muy calmada, observando por su cuenta al dragón.

Los ojos de éste seguían cerrados. Sin cambios en su postura tampoco.

¿Hablando en sueños? Aunque la verdad no estaba clara, parecía como si el dragón no estuviera profundamente dormido.

«Parece que un caballero necesita ser invocado como un guarda. Glinda, aparece inmedia—»

Luna estuvo a punto de decirle a Glinda «aparece inmediatamente.»

Pero antes de que su compañera pudiera materializarse, el dragón rojo movió ligeramente su cuerpo.

Incluso exhaló profundamente, soltando una bocanada de viento a través de las tres brujas, a pesar de que era imposible dilucidar si se trataba de un ronquido o un suspiro.

«¡¿Kyah?!»

Hazumi gritó ligeramente. El viento la había sobresaltado.

El dragón rojo abrió lentamente sus ojos.

Dirigió su dispersa mirada ante las brujas ante él.

Luna François pudo leer un poco de disgusto, curiosidad y una pequeña cantidad de intención asesina de los ojos del dragón. Como una bruja invocadora de una serpiente y una guerrera veterana, era imposible que Luna se equivocara en las señales de advertencia de peligro.

«Creo…que este dragón se parece a Senpai un poco…» Mirando a los ojos del dragón con intensidad, Hazumi murmuró.

Ella no lo afirmó directamente, pero sus palabras eran tan solemnes como una profecía divina entregada por una sacerdotisa. La bruja que había obtenido el poder de una diosa aparentemente había notado algo que Luna François, la especialista en el dominio oscuro, falló en notar.

«Es cierto que este dragón es complemente distinto a la ‘Reina’ en el pasado.»

Luna suspiró y agitó su mano.

Miniaturizada hasta llegar a cerca de tres metros de longitud, su compañera de inmediato se materializó. El león leviatán con cabezas de dragón y cabra sobre sus hombros apareció. Con respecto a asuntos de una bestia mágica, lo mejor era preguntarle a una bestia mágica.

«Glinda, ¿qué relación crees que este dragón tiene con Harry?»

Luna quedó perpleja a continuación.

¡Grrrrrrr—ghhhhhhh!

El dragón rojo gruñó. Al escuchar este sonido, la miniaturizada Glinda se encogió de miedo, antes de desaparecer sin dejar rastro a pesar de que Luna la había materializado a propósito…

» » «¡¿…?!» » »

Las brujas lo sintieron. Justo ahora, el dragón había usado su estatus como Tyrannos y poseedor del poder mata dragones para ordenarle a Glinda que se marchara de inmediato. Como una vasalla sirviendo a las runas del arco y las katanas gemelas, Glinda obedeció las ordenes de su maestro y se desmaterializó.

«¡¿Haruga-kun?!» «¡Lo sabía!» «¡¿Realmente es Harry?!»

Grrrrrrrrrr… hhhhhhhhhhh.

El dragón rojo, es decir, Haruga Haruomi, gruñó nuevamente en frente del estupefacto trio, sonando un tanto impaciente pero letárgico. Pero eso no fue todo.

Grrrrrrrrrrhhhhhhhhhggrrrrrrrrrrrrrggggggggggrrrrrhhhh——

Imposible de entender. No solo Luna, sino que las otras dos tampoco tuvieron idea.

Grrh. El dragón rojo, es decir Haruga Haruomi, gruñó descontento como si estuviera decepcionado con las tres brujas que estaban completamente desconcertadas.

«¿Q-Qué está diciendo Haruga-kun?»

«Parece haber un significado en los sonidos que hace, pero no puedo entenderlos. ¿Acaso olvidó el lenguaje humano o no se ha acostumbrado a usar sus cuerdas vocales? Asumiendo eso sí que los dragones utilizan cuerdas vocales para hablar.»

«Senpai…»

Mientras sus dos compañeras mayores estaban susurrando entre sí, Hazumi dio un paso al frente.

Quizás ella se estaba preocupando acerca del joven que se había transformado en un dragón. La preocupación en su corazón forzó a Hazumi a caminar hacia el gigantesco monstruo rojo—sonsacando un rugido como resultado.

¡Ggrrrrrrhhhhsh!

«¡¿Kyah?!»

Hazumi quien se estaba acercando perdió la fuerza en sus piernas a causa del miedo, cayendo hacía atrás de traste.

De hecho no fue tan fuerte en cuanto a volumen, pero el agudo rugido del dragón rojo transportaba poder mágico, transformándolo en una fuerza telequinética física que rechazó a Hazumi.

«¡S-Soy yo! ¡Soy Shirasaka! ¡¿Senpai, no me reconoces?!»

Hazumi se levantó con dificultad y le habló al dragón rojo.

El dragón rojo seguía acurrucado en una relajada postura durmiente, pero abrió sus mandíbulas ligeramente, exponiendo dientes que eran tan grandes y afilados como espadas, viéndose bastante feroces. Él parecía estar declarándole a todos—mataré a cualquiera que se atreva a acercarse.

Grrrrrrrrrrrrrrrhhhhhhhhh.

Otro gruñido. El profundo sonido fue suficiente para sacudir a las brujas hasta sus entrañas.

Luna suspiró y dijo: «¿Acaso él está diciendo que nos castigará si lo molestamos…?»

La compasiva Hazumi no lo comprendió—O mejor dicho, fue incapaz de hacerlo.

Pero desafortunadamente, Luna François Gregory sabía que había un ligero intento asesino en la voz y mirada del dragón. Si ellas fueran a hacer cualquier cosa para sacarlo de quicio, el dragón rojo podría morderlas sin misericordia alguna. Como dos gotas de agua, Luna naturalmente entendió.

(Necesito llamar de nuevo a Glinda…)

Mientras observaba cada uno de los movimientos del dragón rojo que era Haruga Haruomi, ella sopesó.

Para volver a invocar a Glinda, esta vez ella debería incrementar hasta su límite el poder mágico y la fuerza mental suya y de su compañera para prevenir así cualquier interferencia. Sin embargo, esto seguiría siendo una tarea sumamente difícil.

Debido a que el dragón rojo movió sus ojos, mirando intensamente a Luna.

Él estaba observando su reacción. Bajo la mirada del dragón rojo, la bruja de clase maestra quedó congelada de pies a cabeza.

Su garganta estaba seca. La mirada del dragón la inmovilizó. Luna François jamás había experimentado algo así antes.

«M-Mou, Harry. Te ves como si no estuvieras de buen humor. ¿No me recuerdas?»

Ella intentó fingir compostura, pero su voz estaba algo desafinada.

(La situación es mala. Tengo los ojos de un dragón sobre mí…)

Luna tragó saliva. Ella sabía.

La magia de la raza dragón no estaba solamente limitada a las runas de Ruruk Soun. Ellos usaban técnicas místicas de muchos sistemas. En este corto periodo de tiempo, Luna ya había sido testigo de magia que podía ser activada al «simplemente mirar a la otra parte» o «simplemente al respirar»…

Solo al mirarla, los ojos del dragón fueron capaces de mantener a la bruja de clase maestra, Luna François, intimidada.

Sintiendo la vida de uno amenazada en frente de una bestia mágica, un dragón—el poder mágico de los ojos de un dragón amplificaría el terror originado por esto, de esta forma presionando a Luna. De todas las personas, él tuvo que amenazar a Luna François Gregory, el As del Cinturón de Fuego del Pacifico. Que exasperante.

«T-Te daré amor del bueno una vez que regreses a la normalidad.»

Justo a medida que Luna, motivada por el enojo y el orgullo, se preparaba para enfrentarse contra el dragón rojo, en otras palabras, Haruga Haruomi—

«Haruga-kun, yo entiendo…»

Juujōji Orihime se acercó al dragón rojo con determinación en su rostro.

«Siempre te ves aletargado, como si no hubieras dormido lo suficiente. D-De cualquier forma, estoy segura de que estás intentando decir ‘déjenme dormir un poco más’ u ‘otros treinta minutos ¿está bien?’ algo como eso, ¿verdad?»

Hablándole al dragón mientras ella caminaba, su voz temblaba.

Hazumi no notó la intención asesina exudando del dragón/Haruga Haruomi, pero Luna aparentemente sí. Desgraciadamente, Juujōji Orihime también lo sintió vagamente.

Después de todo, sangre samurái corría a través de la familia Juujōji y todas las generaciones se habían dedicado a la persecución de los ideales marciales.

Ella pudo sentir «esa clase de vibra» hasta cierto punto en los ojos del oponente.

Aun así, Orihime no dejó de caminar. Ella se forzó a si misma a ignorar el miedo en su corazón. El así llamado bushido significaba el no tener miedo de cara a la muerte. De ahí que, ella estaba bien. Ella estaría bien.

Paso a paso, Orihime lentamente se acercó al dragón—

«S-Sin embargo, todas te necesitamos. Al que necesitamos es a ti…a quien atesoramos es a ti. Al que amamos es a ti. ¿Lo entiendes?»

Hablando suavemente, ella dio otro paso.

Ella lo sabía. Si su transformación en un dragón carmesí lo hubiera transformado en un monstruo incapaz de lógica o razón, un carnívoro que no les mostraría compasión ni consideración, entonces él la destrozaría en menos de dos segundos, devorándola…

Sin embargo, incluso si ese fuera el caso…

Juujōji Orihime no dejó de caminar.

Pensándolo mejor, este siempre había sido el caso. A pesar de su vasto conocimiento y experiencia mundial, un chico que era muy bueno en su trabajo, carente de habilidades sociales, torpe y pasivo con sus interacciones con otros. Sin que nadie lo guiara apropiadamente, él de inmediato se escondería en su caparazón. Una personalidad bastante difícil con la que lidiar.

El llevarse bien con un muchacho así requería que Orihime dedicara un montón de pensamiento en él.

Lentamente incrementando la cantidad de conversación.

Pacientemente acercando sus corazones, poco a poco.

Comenzando con charlas, comunicándose acerca del trabajo, luego gradualmente indagando en los asuntos privados del otro.

A partir de principios de la primavera cuando ella lo conoció por primera vez, Orihime había estado construyendo cuidadosamente una relación exenta de problemas con el joven señor Haruga. En adición a la cautela, ella ocasionalmente emplearía un poco de contundencia para acercarlos un poco más.

Para cuando ya se dio cuenta, ella comenzó a encontrarlo bastante adorable, deseando estar con él para siempre—

(En un comienzo claramente pensé en él como un sujeto difícil y exasperante.)

Sin embargo, él siempre había sido una persona responsable desde el momento cuando se conocieron por primera vez, aunque también era cierto que carecía de encanto como posible pareja romántica.

(Yo también le gusto a Haruga-kun… ¿verdad? Así que por favor, te lo ruego. No hagas nada terrorífico—¡¿Está bien?!)

Cinco metros más y Orihime sería capaz de tocar al dragón rojo.

Usando sus sentimientos de amor para distraerse a sí misma del miedo en su corazón, ella se acercó lentamente.

Acercándose.

Quedaban solo cuatro metros, tres metros, parecía estar bien. ¿Así que Haruga-kun si me reconoce…? Orihime se dijo a si misma mientras avanzaba. Sin embargo.

¡Hooooooooooo!

El dragón rojo, es decir, Haruga Haruomi, de pronto exhaló bruscamente.

Su aliento llevaba poder mágico. Era viento, una ola de «hojas» para cortar todo lo que le molestara.

«¡¿Nee-sama?!» «¡Orihime-san!»

Sus compañeras gritaron preocupadas.

El viento mágico rasgó la blusa y la falda de Orihime. Había incontables rasgaduras a través de su ropa, exponiendo resquicios de una pálida piel por debajo de esta.

Con un perfecto control y una intrincada habilidad, el dragón rojo solo destrozó su ropa con las hojas de aire.

No había ni un solo rasguño en su piel.

¿Era una advertencia? Orihime se congeló presa del miedo.

Se sintió como una afeitada a ras a manos de una cuchilla para afeitar. Además, en un abrir y cerrar de ojos, las hojas de aire hicieron cortes en la ropa de Orihime, una tras otra…la más ligera desviación y probablemente no solo su piel, sino sus venas habrían sido cercenadas.

La sección del pecho de su blusa a su vez estaba abierta.

Esto resultó en una clara visión de su escote. Sin embargo, Orihime simplemente miró inexpresivamente al dragón que solía ser humano, incluso olvidando cubrir su piel expuesta.

«¡¿No estás asustado de que muera si haces algo tan peligroso…?!»

Con gran dificultad, ella logró sacar una temblorosa voz.

Orihime estaba tan asustada que no podía ni siquiera levantar un dedo, apenas logrando estar de pie. Sería perfectamente normal el colapsar sin fuerza alguna o el perder el control de la vejiga a causa del miedo.

Como resultado, ella solo podía mirarlo.

…El dragón rojo le devolvió la mirada.

Él miró el rostro y el resto del cuerpo de Orihime como si estuviera observando en busca de su reacción. A partir de su aguda mirada, uno podía sentir curiosidad y sapiencia.

Sus ojos estaban llenos de energía, haciendo parecer mentira su somnolienta apariencia de antes.

En ese momento, Orihime de pronto entendió.

«Haruga-kun, no me digas que estás…»

Siempre que él mostraba esta clase de mirada, no podía haber error.

Bien podría ser también el caso esta vez. Esta suposición carecía de fundamente, pero Orihime no tenía más alternativas. Más importante que eso—

Suponiendo que la expresión de antes era un indicativo de la naturaleza humana que persistía en su consciencia…

«T-Tú siempre pones una cara extremadamente seria siempre que no quieres que otros descubran que estás teniendo pensamientos sucios…¿N-No está pasando eso de nuevo ahora…?»

Orihime levantó sus brazos con rigidez mientras preguntaba.

Ella hizo eso con el fin de desabotonarse su blusa. Su corazón estaba latiendo rápidamente a causa del miedo y sus dedos seguían temblando, obligándola a continuar lentamente. Aun así, Orihime siguió desabotonándose en secuencia desde arriba hacia abajo.

Luego ella se quitó la blusa y la camiseta sin mangas que estaba por debajo.

Ella a su vez se quitó la maltrecha falda lo más rápido posible, dejando solamente un set de ropa interior de color azul. Bastante atrevido de ella.

Los ojos del dragón rojo giraron, mirando intensamente el cuerpo de Orihime.

«E-Escucha, ya me he quitado la ropa hasta este punto. Sin armas encima, deberías saber…que yo no tengo intención de luchar contigo, Haruga-kun… ¿Entendido? T-También, yo creo,» dijo Orihime tímidamente «Que probablemente disfrutas viéndome así, ¿verdad—?»

Grrrrrrrrhhhhh.

Un suave gruñido salió de la boca del dragón.

Ella no pudo dilucidar si acaso él estaba concordando o discrepando. Ahora que lo pensaba, era imposible el estar segura si acaso el gruñido trataba de expresar palabra alguna con significado. Sin embargo, ella decidió aceptar la apuesta e ir hasta el final.

«Y-Yo sé que las cosas eróticas son tus favoritas. Aunque como ya lo he dicho antes, es un poco pronto para nosotros.»

Un paso, seguido por otro paso. Orihime finalmente volvió a avanzar.

Ella podía sentir el aliento que provenía de las gigantescas mandíbulas del dragón—el flujo de aire. El recuerdo de su ropa siendo rasgada reapareció en su mente. Sin embargo, ella no dejó de caminar.

«Sin embargo, si deseas regresar a nuestro lado… Probablemente me sentiré bastante agradecida y podría incluso pensar que casarnos durante la preparatoria estaría bien. Aunque es extraño escucharme a mí misma decir esto, yo soy del tipo que toma decisiones bajo impulsos momentáneos…P-Por supuesto, no te obligaré si no estás dispuesto, además, también necesitaríamos el permiso de mi abuelo…»

Actualmente, el largo y gran hocico de la bestia mágica estaba justo frente a sus ojos.

El abrirse camino hasta aquí no había sido sencillo. Los ojos del dragón eran terroríficamente serios, intensos y agudos.

Él seguía tumbado en el piso, acurrucado.

Sin embargo, la anterior impresión de falta de sueño hace mucho se había ido.

Él estiró su cuello, llevando su gigantesco hocico, dientes y mandíbula inferior hacia Orihime. Cualquier intención asesina…desconocido. El acercarse demasiado le hacía difícil a ella mantenerse al tanto sobre la vibra general del dragón.

Orihime podía sentir su aliento. Quizás él usaría nuevamente sus hojas de aire.

¿O la devoraría de un solo mordisco? Que aterrorizante. Que aterrorizante. Sin embargo, Orihime templó su determinación y lanzó su última apuesta.

Bajo su propia iniciativa—ella abrazó el hocico del dragón.

Orihime presionó su voluptuoso busto contra el hocico del dragón, hablándole en voz baja sobre sus pensamientos.

«Como ya he dicho muchas veces, te amo tanto. ¡Por favor, te lo ruego, Haruga-kun, recuerda…!»

Grrrrr…hhhhhhhhhh.

La respuesta que obtuvo fue un gruñido grave. Sabiendo que estaba imbuido con magia, Orihime se preparó a si misma. ¿Acaso el dragón finalmente la consideró como una humana grosera, decidiéndose por eliminarla?

(¡Por favor, Dios!)

Como la mayoría de los japoneses, Juujōji Orihime visitaba los templos Shinto en año nuevo y asistía a los funerales celebrados en los templos budistas.

Careciendo de una devoción en particular a una sola religión, Orihime cerró sus ojos y oró a una entidad superior de indeterminada afiliación religiosa, esperando por el inminente ataque.

Varios segundos más tarde, pop. Fue el sonido de su sostén desabrochándose a manos de la telequinesis.

«¡¿Eh…?! ¡¿Kyah?!»

Alarmada, Orihime soltó por reflejo el hocico del dragón.

El sostén cayó al piso, dejando la parte superior de su cuerpo completamente desnuda. Ella rápidamente cubrió sus pechos con el brazo derecho.

«¡¿E-Esto no será obra tuya, verdad Haruga-kun?!»

Ella cuestionó al dragón que prácticamente sin lugar a dudas había mirado fijamente su torso superior completamente desnudo.

Cara a cara con Orihime, el culpable estaba mostrando una fría expresión que daba a entender «yo no entiendo el lenguaje humano.» Sin embargo, él inmediatamente exhaló con lo que sonaba como afecto, llevando activamente su gigante hocico hacia ella.

«¿T-Tú quieres que te abrace de esta forma?»

En lugar de un dragón, este comportamiento lo hacía ver más como un perro apasionado.

Orihime no podía negarse. Ella suspiró y presionó nuevamente su magnífico busto contra el hocico del dragón, abrazándolo gentilmente.

«Por dios…eres tan pervertido y exasperante.»

Ella susurró ligeramente, como si estuviera calmándolo, con un tono permisivo en su voz.

Grrrrrr…hhhhhhhhhh.

Otro gruñido. Orihime ahora entendió que esta era una expresión de amor. A él le importaba aún menos ahora susurrar cosas dulces que cuando era humano, probablemente debido a que se había transformado en un dragón.

Como sea—con esto, ella finalmente podía probar «ese método» ahora.

«Escúchame. Parece que te ayuda a recobrar la memoria cuando nosotras hacemos cosas para complacerte, regresando gradualmente tu mente y cuerpo al de un humano.»

Ella besó las frías escamas del dragón.

«Así que, permíteme abrazarte un poco más, ¿está bien? Aunque el transformarte en un dragón es bastante genial, preferiría que siguieras siendo humano, Haruga-kun.»

Yaciendo en medio del patio de la escuela secundaria, el dragón rojo estaba acurrucado. Sobre este gigantesco cuerpo, un ser humano de pronto apareció—un joven adolescente.

 

Parte 3

La Reina Dragón Blanca, la Princesa Yukikaze.

De todos los dragones que habían obtenido el rango de Rey Dragón, ella era la más joven. Su edad probablemente era inferior a los mil años. Posiblemente debido a eso, había una ligera inestabilidad en sus poderes.

Concretamente, la habilidad de transformarse en un dragón.

La Princesa Yukikaze usualmente andaba en forma humana.

Sin embargo, ella era incapaz de transformarse en un dragón por voluntad propia. Solo cuando estaba emocionada con feroces emociones era que ella naturalmente se transformaba en un dragón blanco. Fuera de ella, no había reyes dragones así.

El Emperador de las Llamas—Hannibal Rojo—podía transformarse a voluntad.

Reyes Dragones de sangre pura como el Emperador del Relámpago Negro o el Rey del Mar Azul eran incapaces en primer lugar de tomar forma humana.

La juvenil constitución de la Princesa Yukikaze era ligeramente inestable como dragón. ¿Quizás era un reflejo de su personalidad libre y sin restricciones?

Sin embargo—dicha inestabilidad no implicaba que fuera su debilidad.

La inestable constitución de la Princesa Yukikaze se debía a su extrovertida personalidad caprichosa y sin restricciones. Estos rasgos a su vez servían como el origen de su animado espíritu, su vigor y ambición.

Especialmente cuando ella a su vez era una Reina Dragón que había heredado la Runa de la Flecha.

Cierto grado de inestabilidad no significaba problema alguno, debido a que la especialidad de una flecha era el volar lejos, rápido y de forma incisiva.

«…Yo por la presente decreto a mi emblema, la Flecha de Sirio.» Finalmente en forma dragón, la Reina Dragón Blanca murmuró.

Hasta hace dos minutos atrás, ella había estado en el cielo por sobre la ciudad de Nuevo Tokio, entablada en un combate aéreo contra Pavel Galad quien había derrotado a Haruga Haruomi.

Pero ahora, la Princesa Yukikaze estaba mirando desde arriba la totalidad de las islas de Japón, no solo Tokio.

Usando su especialidad de híper aceleración para aumentar la velocidad, ella llegó al límite entre espacio y atmósfera al mismo tiempo. Bajo ella estaba el azul océano pacífico y blancas nubes cubriéndolo, a la vez que el paisaje de la zona oriental del continente Euroasiático.

¡Descendiendo de esta altura para un ataque a hurtadillas, ella al instante convertiría en polvo a su enemigo…!

«Yo, Yukikaze—me transformaré ahora en la flecha mata dragones.»

Tan pronto como hubo hablado, la Princesa Yukikaze comenzó a descender a máxima velocidad.

Rompiendo al instante la barrera del sonido, ella descendió desde el cielo como un rayo.

Desde la perspectiva de un observador en el piso, probablemente se vería como si fuera un meteorito en llamas cayendo desde el mar de estrellas. El dragón plateado ocupando el espacio aéreo de Nuevo Tokio estaba a punto de reunirse con ella en batalla—

En ese momento, Pavel Galad estaba en el cielo a una altitud aproximada de cuatrocientos metros.

Empuñando la espada mata dragones, él estaba quieto esperando la llegada de la Reina Dragón.

«Escogiendo recibir mi ataque en vez de huir, ¿huh? ¡Dragón Plateado, que estúpido!»

«¡No, Princesa! ¡Estoy convencido que este es el único método para derrotarla!»

La Princesa Yukikaze se estaba precipitando a una velocidad supersónica.

Todo el cuerpo de la Reina Dragón Blanca estaba envuelto en un perlado brillo de protección imperecedera. Todo lo que necesitaba era golpear directamente a Pavel Galad, entonces seguramente el cuerpo del dragón plateado sería pulverizado, transformado en billones de pedazos de carne, esparcidos por toda la ciudad de Nuevo Tokio.

Pavel Galad blandió su espada hacia abajo para interceptar el ataque supersónico de color blanco.

«¡Cercena con apuro los inauspiciosos instrumentos que resienten a los dragones!»

Runas de Ruruk Soun rodeaban la espada mata dragones.

«Soy el usuario de la espada de divina celeridad.» Incrementada ligeramente a una velocidad cuasi divina, la espada tuvo éxito en cortar el descenso supersónico de la Princesa Yukikaze.

Es más, la hoja ardía con llamas blanquiazules.

¡Contra la Princesa Yukikaze, Galad también había usado magia fortalecedora con un pedernal como catalizador!

Desgraciadamente, el resultado fue bastante trágico.

La flameante espada había chocado de frente contra Haruga Haruomi y la Reina Carmesí sin perder, a pesar de sus poderes incrementados. Pero debido a que Haruga Haruomi había obtenido un nivel extremadamente cercano al de un Rey Dragón, Pavel Galad no logró neutralizar por completo el impacto en esa ocasión.

Además, esta vez él se estaba enfrentando a la Princesa Yukikaze a máxima velocidad y potencia.

El poder destructivo de su ataque probablemente era el más alto entre todos los Reyes Dragones—un choque directo entre la flecha y la espada mata dragones. Carente de suspenso, la espada procedió a perder y salir volando lejos.

Él cayó, dirigiéndose al piso.

Pavel Galad se estrelló contra el distrito comercial de Nuevo Tokio.

Deslizándose a lo largo del camino, con la fricción resultando en chispas, él derribó un sinnúmero de edificios y casas—para luego finalmente detenerse.

«¡¿Guh—hahh?!»

Pavel Galad gruñó.

El dragón plateado tenía a su vez la protección imperecedera desplegada pero cuando era golpeado por un violento ataque, el daño se traspasaría al usuario. Con el fin de mantener las barreras solo disponibles para los Reyes Dragones y los Tyrannoi, el corazón de metal era puesto bajo una pesada carga.

El corazón de metal de Galad sufrió un impacto que fue lo suficientemente doloroso para pensar que su corazón se había perforado.

Además, el dragón plateado estaba inmisericordemente herido por el poder residual de la flecha mata dragones y que la protección imperecedera había fallado en bloquear. Su brazo derecho, aquel que blandía la espada mata dragones, estaba cercenado hasta la altura del hombro, habiendo sido mandado lejos hacia cualquier lugar.

Su ala derecha y todo por debajo de la rodilla de su pierna derecha también habían sido arrancados.

Roto, contorsionando y luego desprendiéndose como en su momento el brazo.

«Hohohoho. A pesar de que solo fue un golpe, este encuentro ya ha sido decidido, ¿o no?»

En su forma de dragón blanco, la Princesa aterrizó gallardamente, hablando con orgullo.

Aunque la Princesa Yukikaze tampoco estaba indemne. Habiendo sido blandida con una velocidad cuasi divina, la espada mata dragones la había golpeado, aunque la protección imperecedera se las había arreglado para bloquear todo su poder. El daño infligido a la barrera fue trasmitido a su corazón de metal, transformándose en olas de agudo dolor…

Habiendo dicho eso, el dragón plateado no estaba en condiciones de seguir luchando. Era la abrumadora victoria de la Princesa Yukikaze. Sin embargo—

«¿Oh?»

La Reina Dragón Blanca entrecerró los ojos.

Algo se estaba reuniendo alrededor del maltratado Pavel Galad.

Estos eran algunos de los restos de los miles de golems eliminados por el uso del arco divino solar por parte de la Reina Carmesí. Asfalto, concreto, barras de hierro, placas de metal—los fragmentos de los esbirros que el dragón plateado había creado a partir de varios materiales de construcción.

Los restos de los golems comenzaron a combinarse y transformarse.

Esto era para reconstituir su brazo, ala y pierna derecha que el dragón plateado había perdido.

El producto final consistía en feas extremidades con colores mezclados de negro, gris y acero. El cuerpo físico de Pavel Galad había recuperado su forma original por el momento.

Esta era magia alquímica que procesó los restos de sus subordinados para ser reutilizados.

«¡¿Oh dragón plateado, creaste un nuevo cuerpo?!»

«Yo no poseo subordinados capaces de usar magia curativa. No podría seguir con esta lucha a menos que recurriera a tales crudas medidas.»

Pavel Galad era el dragón plateado que había heredado la espada mata dragones.

Previamente, él había sido un hermoso dragón plateado.

Pero ahora, las extremidades y el ala creada a partir de piedra y acero artificial eran de textura irregular y de desagradables colores. No había unidad de la que hablar y uno incluso podía darle una descripción de fea. Aunque él había usado magia alquímica para aumentar la dureza mientras añadía flexibilidad, presentándole ningún problema desde el punto de vista de la funcionabilidad…

En su lugar, la Princesa Yukikaze observó su horrible cuerpo con lástima.

Entrecerrando sus ojos de dragón, ella suspiró elogiándolo.

«¿Deseas luchar contra mi hasta el amargo final, llegando al extremo de ocupar los cadáveres de tus subordinados? Yo, Yukikaze, reconozco tu temple.»

» Además, Princesa, esta a su vez es la única estrategia capaz de traer su ruina.»

«¿De qué estás hablando?»

«Ciertamente, el tomar su ataque resultó en mi desmembramiento. Sin embargo, en ese momento…es cierto que la espada mata dragones golpeó su cuerpo.»

«…»

Durante el violento choque de recién, la Princesa Yukikaze se había lanzado, usando su propio cuerpo como la flecha mata dragones. Pavel Galad la había interceptado usando su espada a una velocidad cuasi divina. Un choque frontal. Como resultado, el cuerpo del dragón plateado estaba en peor condición, habiendo sido destrozado en varias piezas.

Sin embargo, el corazón de metal de la princesa también había sufrido daño y seguía doliéndole.

«Simplemente tendré que repetir la misma movida hasta que su corazón de metal se haga añicos. De esta forma yo obtendré la victoria.»

«Jajajaja. Cada vez que uses tu espada para golpearme cuando me haya convertido en una flecha, tu cuerpo gradualmente se desmoronara, ¿lo tienes claro? Antes que mi corazón de metal deje de funcionar—»

La Princesa Yukikaze rio fríamente ante su ingenuo enemigo.

«Tu cuerpo se transformará en polvo de la cabeza a los pies, sin dejar ni una sola escama detrás. ¿Acaso tienes planeado crear un nuevo cuerpo al que cambiarte en cada ocasión?»

«Precisamente. Así que siempre que pueda derrotarla, el renunciar a mi cuerpo no es nada por lo que preocuparse.»

«Ingenuo.»

«Para mí, uno que no es un Rey Dragón, el retarla, Princesa Yukikaze, es la única forma.»

«¡Jajajaja!»

La Princesa Yukikaze rio. A diferencia de la fría risa de antes, esta era una de deleite.

Para los dragones de elite, la cabeza y el cerebro eran considerados como órganos bastante importantes.

Incluso si sus cabezas eran arrancadas de un solo golpe, siempre y cuando el alma y el corazón de metal estuvieran intactos, todavía sería apenas posible usar las artes secretas de Ruruk Soun. Luego y siempre y cuando «un sustituto para el cerebro» fuera creado a súper alta velocidad para reemplazar la cabeza perdida, seguiría siendo posible poder luchar.

Sin embargo, las probabilidades de éxito no superaban el 50%.

Que ingenua estrategia, pero si era sacada adelante sin contratiempo alguno, la apuesta valdría la pena en grande.

Para que Pavel Galad retara a la Princesa Yukikaze en este instante, este definitivamente era el único método.

Debido que a diferencia de Haruga Haruomi, un verdadero Rey Dragón jamás sería lo suficientemente ingenuo para verse atrapado sin preparación frente a unas pocas artimañas…

«Fufufu. Realmente disfruto los pequeños actos de ingenio de Haruomi, aunque tu ingenuidad también me entretiene—¿Hmm?»

La Princesa Yukikaze no sabía si era debido a que había dicho su nombre.

Pero de pronto sintió «cierta presencia.» Era el vínculo con el hombre de su destino, el cual solo podía ser sentido por la sucesora de la Runa de la Flecha.

«No solo el dragón plateado, ¿sin que también te subestimé a ti?»

El joven al que ella buscaba decididamente aparentemente estaba recuperando rápidamente su fuerza. Siendo honesta, a pesar de que ella reconocía su ingenio y habilidad, la Princesa Yukikaze lo evaluó pobremente en los aspectos de durabilidad y fuerza de voluntad para vivir. De ahí que, la Princesa Yukikaze se había rendido con él al instante en que lo vio derrotado.

Jamás ella había esperado—

«Entonces permíteme ofrecerte otra oportunidad. Debes satisfacerme adecuadamente esta vez, Haruomi.» Dijo la Reina Dragón Blanca en voz baja.

La propietaria de la flecha mata dragones era extremadamente sensible cuando se trataba de la presencia del arco complementario.

 

La Princesa Yukikaze usó la Runa de la Flecha.

El sello era una forma ovalada rodeando un fino triangulo isósceles.

De hecho, este era un pictograma de la estrella llamada Sirio por los humanos de la Tierra. Coincidentemente, la Runa de la Espada estaba basada en las tres estrellas del Cinturón de Orión. La Runa de las Katanas Gemelas era la constelación en forma de cruz de Cignus[1].

Luego estaba la Runa del Arco, también llamada el Arco de Estrellas del Cielo Meridional.

Su prototipo era Canis Maior.

Los antiguos griegos interpretaron la constelación como si tuviera la forma de un «perro» mientras que los archivos secretos de Ruruk Soun la veían como un «arco con una flecha encucada.»

De este arco y flecha en el cielo—la parte correspondiente a la punta de la flecha era en realidad Sirio.

Sirio, la estrella más brillante en el cielo, también conocida como Alfa Canis Maioris.

La constelación, registrada en los archivos de Ruruk Soun como «un arco y flecha,» era vista como un kit incluso por los humanos.

Brillando juntas en el cielo, así de cerca era como las dos estaban en posición.

¿Quién iba a emerger como el vencedor? ¿Pavel Galad? ¿O aquel que compartía un destino con la poseedora de la flecha? La hora de la batalla decisiva se acercaba nuevamente.

 

Parte 4

Los sueños realmente eran algo realmente auto satisfactorio.

Hasta hace poco, había sido una pesadilla. Hal—Haruga Haruomi—finalmente se había transformado en un dragón, tal como él había temido. Él les había ofrecido muchos acertijos «dragonescos» a las brujas para que estas los resolvieran cuando se encontraron con él por casualidad, pero ninguna de ellas entendía el lenguaje de los dragones.

Sin embargo, Juujōji Orihime llegó a su lado.

Hal era bastante violento como dragón en ese momento, pero ella dejó a un lado su propia seguridad e hizo eso por él para calmar al disgustado dragón—

Para cuando todas lo notaron, Hal había aparecido por sobre la Reina Carmesí.

Haruga Haruomi yacía por sobre—cerca del centro del cuerpo enroscado.

Los ojos de Hal estaban perdidos mirando el cielo azul de Tokio.

Sus ojos carecían de espíritu pero él al menos tenía cierto grado de consciencia sobre la situación. Juujōji Orihime —y era una verdadera lástima que una chica como ella estuviera emparejada con Hal—compartir su cama era algo que solo podía pasar en un sueño.

Como nota aparte, ella estaba virtualmente desnuda.

(Por dios. Miren esa lasciva cara tuya…)

Un ser humano no debería ser capaz de leer la expresión de un dragón.

Sin embargo, Orihime dijo eso luego de mirar el rostro de Haruga Haruomi cuando él se hubo transformado en una gigantesca bestia mágica. A pesar de estar regañándolo, su tono expresaba un afecto consentidor—le hizo sentir feliz.

Orihime seguía con algo de ropa puesta.

Pero fuera de la ropa interior cubriendo su área de las caderas, ella no estaba usando nada.

Casi desnuda, ella estaba en contacto directo con Hal, apoyada a su lado. La calidez de su suave piel era bastante cómoda. Si él pudiera moverse, él podría abrazar su cuerpo tan fuerte como fuera posible, abrazándola con firmeza. Desafortunadamente, Haruga Haruomi era incapaz de levantar siquiera un dedo en su sueño.

La figura de Orihime era tan milagrosa como siempre, voluptuosa pero a la vez esbelta en todos los lugares correctos, igual que una diosa.

Ella incluso restregó sus mejillas con las de Hal, lanzando una mirada extremadamente gentil sobre él. Esto ya era suficiente para sentir su amor.

—Que maravilloso sueño. Supongo que debería continuar durmiendo.

Como un orgulloso adherente innato a la haraganería, Haruga Haruomi encontró este ambiente para dormir tan perfecto que no podía evitar sino tomar esta decisión. Sin embargo, había cosas aún más maravillosas esperándole.

(Orihime-san, yo también te ayudaré.)

(¡I-Incluso tú, Luna-san, ¿por qué te estás uniendo?! ¡Y-Y viéndote de esa forma!)

Luna François se había subido por sobre el cuerpo del dragón enroscado.

Ella estaba reclinada sobre el lado izquierdo del durmiente Hal, en oposición a Orihime quien estaba en su lado derecho. Adicionalmente, ella estaba presionando su magnífico cuerpo, cuyos encantos sobrepasaban aquellos de la doncella e idol escolar japonesa, contra Hal.

Empujándolos con fuerza. Presionando. Sintiendo una blanda y elástica suavidad.

En su sueño, Hal disfrutó la sensación del busto de copa G presionado contra él.

Además, Luna François estaba completamente desnuda.

Ella se había quitado su habitual vestido, su sostén y la ropa interior que debería estar cubriendo su zona inferior. Aún más osada que Orihime.

Como resultado, Orihime estaba muy nerviosa, sumida en el pánico.

(T-T-T-Tú puedes ayudar, seguro, efectivamente acordamos de antemano que satisficiéramos juntas a Haruga-kun para que así pudiera seguir como humano, a su vez espero que las tres podamos contribuir con iguales cantidades de esfuerzo, así ha sido durante el último mes, p-p-p-pero, umm ¡¿no has ido demasiado lejos con la estimulación cuando te ves de esa forma?!)

(No creo que tengas derecho alguno de decir eso, Orihime-san, siendo que fuiste la primera en desnudarte…)

(Y-Yo estoy bien. ¡No me desnudé por completo! ¡P-Pero Luna-san, tú estás completamente desnuda!)

(Es todo por el bien de mí amado Harry. Además, ¿no has ganado ya un montón de crédito al ser la primera? No creo que fuera a conseguir el impacto suficiente a menos que hiciera esto.)

El delicado interior de los costados de los muslos de la chica norteamericana no solo eran suaves sino que muy elásticos. Ella incluso le hizo cosquillas juguetonamente con la planta y los dedos de sus pies.

—¡¿Por qué mi sueño se está adecuando tanto a mis gustos?!

Los deseos durmiendo en el fondo de su corazón eran demasiado lascivos. Hal quería disculparse con todos en el mundo. Mientras tanto, él a su vez deseaba felicitar a sus propias alucinaciones e imaginación. Oh bueno, ¿a quién le importa que me consienta a mí mismo en este raro y maravilloso sueño? Maestro Freud, el pervertido de closet en mi corazón definitivamente es lo suficientemente severo como para llevar a una enfermedad mental

(¡Y-Yo también quiero ayudar!)

(Oh vaya, Hazumi-san, estás muy determinada.)

(¡E-Espera! ¡¿Hazumi, tú tampoco estás vistiendo algo?!)

(¡Pero Nee-sama! Luna-san también lo está haciendo y yo creo que Senpai… ¡Haruomi-senpai definitivamente lo prefiere de esta manera!)

(¡¿…?!)

(Bueno, creo que probablemente tiene razón. Dada la personalidad de Harry.)

(¡Estoy de acuerdo, p-p-p-p-pero sigo creyendo que es demasiado pronto para Hazumi!)

(P-Pero Senpai sigue de esta forma. Necesitamos darle aún más placer.)

Wow, ¿cómo sucedió esto? Hal estaba profundamente consciente de lo pecaminoso que era.

Incluso su adorable kōhai, Shirasaka Hazumi, había aparecido en sus sueños.

Además, ella estaba completamente desnuda, sin siquiera un atisbo de ropa en su delicado cuerpo.

Como se esperaría de la prima de Orihime, un brillante futuro parecía estar esperándole. Su busto ya estaba por sobre la media mientras que la curva de sus caderas podía ser apreciada en su totalidad.

Yaciendo en el lado derecho de Hal estaba Orihime mientras que Luna ocupaba el izquierdo.

Esto le dejó a Hazumi con la sola opción de tomar la posición por sobre Hal, presionando su ligero cuerpo aun en maduración junto a su delicada piel. La bondadosa kōhai incluso buscó la mejilla de Hal, acariciándola suavemente.

(Que frio, que duro…Senpai no regresará a ser humano de esta forma…)

La voz de la doncella estaba llena de inseguridad y preocupación.

A su lado, Luna François asintió a su vez.

(Sí…Con el fin de ayudar a Harry a recuperarse, necesitamos combinar nuestros esfuerzos. Esto también es para cancelar los créditos que ya ganaste, Orihime-san…)

¿Huh? Hal pensó para sí mismo inseguro.

¿Incluso Luna y Shirasaka saben que puede que me transforme en un dragón?

Se suponía que solo Juujōji lo sabía—debido a que esto es un sueño, ¿acaso algunos de los hechos en los que está basado el sueño se enredaron?

En ese momento, Hal se dio cuenta.

Yaciendo por sobre la Reina, la versión humana de Haruga Haruomi estaba desnuda. Bajo la luz del sol, todo su cuerpo estaba brillando intensamente, debido a que estaba cubierto por un manto trasparente que se asemejaba al cristal.

Tal como Hazumi había señalado, él se sentía frio y duro al tacto.

A propósito, ¿scaso la toalla que cubría su entrepierna era un toque considerado dejado por el dios de los sueños?

(¡L-Luna-san, revelaste tus verdaderos pensamientos! ¡P-Por dios! Todas están actuando como tramposas en el piedra, papel o tijera como aquel que hace su movimiento más tarde…S-Si así es como quieren jugar, yo también—)

Orihime estaba claramente confundida.

La situación excesivamente anómala había causado que ella perdiera su juicio normal, evidenciado por el cómo frotaba sus piernas, intentando quitarse «la prenda final» usando solo su tronco inferior y su mano mientras estaba recostada a un costado de Hal…

Hal estaba impactado. Incluso en un sueño, ¿no debería ella mostrar más decoro?

Él ya estaba satisfecho. Era tiempo de invocar el autocontrol de un caballero—

Al siguiente instante, la consciencia de Haruga Haruomi finalmente despertó.

«Oh vaya. Estaba teniendo un maravilloso sueño… ¿Huh?»

Hal ladeó su cabeza perplejo.

Recién despertado, él lentamente se sentó.

Él debería estar durmiendo en la cama de su casa. A pesar de estar teniendo esta clase de sueño, él pensó que había estado durmiendo en su sofocante y desordenado estudio que a la vez servía de habitación.

Pero en este instante, Hal estaba durmiendo sobre un dragón acurrucado.

Por si fuera poco, él estaba desnudo con solo una toalla sobre su entrepierna.

Orihime estaba recostada en su lado derecho. Ella ya se había quitado su «prenda final» dejándola a la altura de sus rodillas. En su lado izquierdo estaba la desnuda Luna François. Y él incluso estaba montado por su kōhai desnuda, Hazumi…

«¡Haruga-kun, regresaste a la normalidad!»

«¡Mou! ¡Estaba tan preocupada por ti, Harry!»

«¡Senpai, g-gracias a dios!»

Las tres chicas exclamaron al unísono. Sus rostros estaban encantados con lágrimas brillando en sus ojos.

Rodeado por las brujas, Hal volvió a inclinar hacia un lado su cabeza. Que extraño. ¿Acaso estos sucesos auto satisfactorios de recién no fueron parte de un sueño…?

«Y-Ya veo. Creo que entiendo lo esencial.»

En el patio de la escuela secundaria a la altura del camino del Puente Kiyosu, Hal asintió.

Aproximadamente veinte minutos habían pasado luego de su milagroso despertar. Durante este tiempo, él rápidamente buscó en sus alrededores y afortunadamente encontró su ropa de siempre. Hal ahora estaba vestido.

Adicionalmente, la Reina Carmesí seguía durmiendo detrás de él.

Parecía que la Reina todavía necesitaba recuperar su poder por completo.

«Al experimentar la realización humana, mi cuerpo y mente regresan a ser humanas desde cuando era un dragón. Al saber esto, todas ustedes hicieron tanto por mí…»

«Sí, efectivamente, Harry,» respondió Luna François con una aliviada expresión.

Ya no desnuda, ella estaba vistiendo su usual vestido negro. Orihime y Hazumi también se habían vuelto a poner su ropa. Sin embargo, las dos chicas japonesas parecían haber recuperado su sensación de vergüenza y tenían sus cabezas gachas, demasiado asustadas como para mirar directamente a Hal.

«P-Perdón…parece que le causé un montón de problemas a todas…»

«No dejes que te moleste. Al menos yo fui una participante dispuesta. Debido a que—te amo más que a nadie en el mundo.»

«¿E-Es por eso que fui capaz de revivir?»

«Sí. Pero en mi opinión, lo que Orihime-san dijo anteriormente es muy problemático…sonó como si ella fuera tu novia, completamente enamorada de ti y dispuesta a casarse contigo así como así. Fingí no haberlo escuchado debido a que lo de recién fue una emergencia, pero…»

Luna sonrió y de pronto comenzó a seguir con el tema.

Sin embargo, los ojos de la bruja de clase maestra no estaban sonriendo. En su lugar, mostraban una firme determinación que habría enviado a volar a los Raptores por fuerza bruta si hubiera sido necesario. Hal de pronto lo recordó. Ahora que ella lo mencionaba, esa escena la cual él pensó que era un sueño—

Orihime definitivamente había gritado algo como esto.

La misma Orihime estaba clavada en el lugar.

Probablemente se debía a que solo recién ella había recordado su promesa a Hal. Para evitar causar un conflicto al interior del equipo, su relación necesitaba mantenerse por un tiempo en secreto…

Incluso Hazumi mostraba conmoción en su rostro mientras miraba de un lado a otro entre su prima y Hal.

«Hablando de ello, Nee-sama, definitivamente dijiste eso recién…»

«¡Oh, eso! ¡Haruga-kun y yo solo somos compañeros de clases! ¡Aunque podríamos ser considerados como una pareja cuya relación ha progresado a la velocidad de la luz, y no es como si no hubiéramos discutido el salir con vista en el matrimonio, dejando cada uno en nuestros planes para el futuro…!»

Orihime perdió por completo su compostura.

Ella era muy mala al manejar problemas de esta clase, Hal encontró esto bastante adorable de su parte y casi falló en suprimir el deseo de gritar: «¡Lamento el haberlo escondido de todas ustedes. En verdad estamos saliendo, me siento muy atraído por Juujōji, y felizmente, el sentimiento es mutuo con ella—!»

Hal era un ser humano que ahorraba energía y que era extremadamente perezoso en las áreas de romance y vida real.

Justo cuando él finalmente estaba a punto de arrancarse esta etiqueta, de pronto detectó «cierta presencia.»

«No puede ser… ¿Ella viene para acá?»

Era algo que solo podía ser sentido por el sucesor de la Runa del Arco—un vínculo. El poseedor del arco mata dragones era extremadamente sensible a la flecha complementaria.

Las brujas también cayeron en silencio al instante, notando probablemente el nerviosismo de Hal.

Dos segundos más tardes, esa nostálgica voz, llena de vitalidad pudo ser oída nuevamente.

«Haruomi, sobreviviste, ¿verdad? ¡Ya seas tú o el dragón plateado, ninguna de las últimas adiciones a los rangos de los Tyrannoi deben ser subestimadas!»

Estaba demás decir que, lo que descendió de los cielos era la voz de la Princesa Yukikaze.

 

Parte 5

Hal y compañía estaban en el patio, mirando la otra esquina de este.

La Reina Dragón Blanca descendió tranquilamente en el patio de la escuela. A su lado estaba el otro dragón, el viejo enemigo de Hal, Pavel Galad.

«¡¿Eh?!»

Hal pensó que estaba imaginando cosas.

El hermoso cuerpo de plata blanquecino ahora era una vista trágica.

El brazo, ala y pierna derecha por debajo de la rodilla—todas estas partes del cuerpo anteriormente plateadas se habían transformado en una asquerosa mezcla de colores negro, gris y acero.

Irregular en la superficie, sus formas también estaban distorsionadas y feas.

La textura parecía como una aleación sin sentido creada al tirar fragmentos de concreto y asfalto en acero fundido.

«¡¿Q-Que le pasó a tus miembros?!»

«Nada de mayor importancia. Simplemente peleé con la princesa mientras tú estuviste lejos. Nada menos podría esperarse de un Rey Dragón. De no haberme curado a mí mismo usando magia alquímica, ya habría perdido.» Informó despreocupadamente Pavel Galad.

En la superficie, parecía que la Princesa Yukikaze no había sufrido muchas heridas. Comparando a los dos gigantescos cuerpos de los dragones, Hal suspiró. A menos que la magia curativa de Minadzuki fuera usada, los miembros perdidos del cuerpo de Pavel Galad no podrían ser restaurados.

«Remodelarse a sí mismo como un cyborg huh…»

Hal no sabía cómo reaccionar fuera de suspirar. Como era de esperarse, las mentes de la raza guerrera que eran los dragones eran anormales.

Reacio a seguir el juego de su farsa y queriendo «conversar energía» tanto como fuera posible, Hal dio una sugerencia: «Siéntanse libres de continuar su pelea. Yo estoy básicamente derrotado, así que ustedes dos pueden seguir y decidir al ganador entre ustedes mismos.»

«¿Qué tonterías estás sugiriendo? De acuerdo a la costumbre, los dos debemos luchar a muerte primero como Tyrannoi.»

«Precisamente. Derrotar al enemigo de tu propio nivel antes de retar a la Reina quien soy yo, Yukikaze. Haruomi, esta es la prueba que debes enfrentar.»

Habría sido más sencillo si los dos dragones se hubieran eliminado entre sí.

A pesar de que el Tyrannos y la Reina Dragón no les era posible entender las calculativas intenciones de Hal, ellos derechamente rechazaron el plan para ahorrar energía de Hal. Este último no tenía intención alguna de seguirle el juego a esta cultura extranjera extremadamente peligrosa de los dragones.

Además, la Princesa Yukikaze incluso dijo casualmente mientras seguía en su forma dragón, «Como sea, Pavel Galad fue severamente herido durante su pelea conmigo. En aras de la imparcialidad quizás debería amputarle un brazo y una pierna a Haruomi antes de que los dos comiencen a pelear nuevamente…»

«Ya veo, eso suena lógico.»

«¡E-Esperen un segundo! ¡Eso definitivamente es injusto! ¡Me escucharon, ¿bien?!» Hal rápidamente señaló a algo.

Cerca de la cima de la muralla exterior del edificio de esta escuela secundaria, había un gran reloj redondo. Era uno viejo de tipo mecánico, que usaba una manecilla larga y otra corta para representar el tiempo.

La hora resultaba ser las 4pm en punto. Ya era de tarde.

«Terminaré nuestro encuentro antes de que la manecilla larga vaya de ‘0’ a ‘5.’ Si nuestra pelea sigue sin haber terminado para entonces, la princesa podrá darle a Galad una mano… ¡¿Qué tal eso?!»

«¿Oh? ¿Planeas resolver nuestro marcador en solo 5 minutos?» Pavel Galad asintió. «Ya veo. Entre más se alargue la pelea, peor será el drenado de resistencia para mi cuerpo herido, lo cual inclinaría la balanza en tu favor.  ¿Deseas renunciar a esta ventaja por ti mismo?»

«Sí, esa es la idea.»

La actitud de Galad era sorpresivamente franca, dejando a Hal un tanto desconcertado.

Los dragones de elite y los reyes dragones eran capaces de entender todos los lenguajes de la Tierra. Naturalmente, él podía leer numerales arábicos. Sin embargo, el dragón plateado había asentido concordando sin necesitar que Hal le explicara los «cinco minutos,» una unidad humana para medir el tiempo—Hal estaba muy sorprendido.

¿Así que este tipo incluso practicó como leer los relojes?

Contra alguien tan estudioso, ¿acaso esa movida funcionaría? Sin embargo, despreocupado con respecto a Hal, Pavel Galad habló por su cuenta con la Reina Dragón.

«No tengo objeciones ante la propuesta de Haruga Haruomi.»

«Muy bien. Si no te opones a ella, yo, Yukikaze, carezco a su vez de opinión. Ustedes dos pueden manejarlo como deseen.»

La Princesa Yukikaze asintió generosamente, decidiendo de inmediato.

«El ganador obtendrá el derecho de tener una revancha conmigo, Yukikaze. Comiencen.»

La Reina Dragón Blanca declaró esto altaneramente y se transformó.

Su majestuoso cuerpo al instante se encogió, rápidamente regresando a ser la hermosa chica en el vestido de una pieza. Sentada sobre su tabla de surf voladora para aumentar su altitud, ella se acercó al reloj que mostraba el límite de tiempo.

«Da tu mejor esfuerzo, Haruomi. Yo ya he sido testigo del temple del dragón plateado, es tu tuno para exhibir tu potencial.»

Todo el cuerpo de la princesa exudaba una autoridad real.

Pavel Galad extendió sus alas y voló hacia el cielo por sobre el patio de la escuela para tomar una posición de combate.

Dejado atrás en el piso, Haruga Haruomi suspiró y dio media vuelta hacia sus compañeras brujas.

«…Pues ahí lo tienen. Estoy contando con ustedes, en todas.»

«Está bien, Harry. Seguiré persiguiendo los detalles más tarde.»

«N-Nee-sama, no me digas que tú y Senpai…»

«¡Olvídate de eso por el momento! ¡Necesitamos concentrarnos, Hazumi!»

Luna François guiñó un ojo a Hal, Hazumi todavía parecía perturbada, mientras Orihime permaneció nerviosa. Además, la ausencia de Asya era un gigantesco golpe a su potencial de combate. Ella aparentemente se quedó atrás sola en la barrera de Pavel Galad para ayudar a sus compañeras a escapar…

De cualquier forma, las tres brujas materializaron a sus compañeras.

El zorro-lobo de nueve colas, Akurō-Ō. El león de tres cabezas, Glinda. El dragón serpentino de color esmeralda, Minadzuki.

Las tres gigantescas bestias, de diez metros de envergadura aproximadamente, aparecieron.

«Como sea, este debería ser el encuentro final, Harry.»

«En todo caso, esto es más como la última ronda luego estar jugando mahjong toda la noche.» Hal se encogió de hombros y le respondió a Luna: «Después de todo, esto más como apostar que pelear…»

¿Acaso funcionaría la trampa que había dispuesto a raíz de un destello de inspiración?

Ahora que había llegado a esto, todo lo que podía hacer era creer en el caballo en el que había puesto sus cartas.

Además, el incidente esta vez había hecho que Hal una vez más se diera cuenta, Haruga Haruomi no estaba hecho para combatir. A menos que fuera absolutamente necesario, sería lo mejor evitar actuar cool, tanto como fuera posible…

La Reina Carmesí estaba detrás de él hecha una bola enroscada.

Decidiendo ignorar la feroz y violenta naturaleza que descansaba al interior de la Reina, Hal miró al reloj.

«Quedan cuatro minutos y un poco más…estoy contando con Glinda y Akurō-Ō para que manejen primero a Pavel Galad. Durante este tiempo, le diré a la Reina Carmesí que prepare su arco y flecha. Shirasaka, ¿puede el poder de curación de Minadzuki seguir siendo—»

«¡No hay problema! ¡Sigue pudiendo ser usado, aunque solo una vez más!»

«¡Excelente! ¡Entonces por favor ayuda a la Reina a recuperarse!»

Mientras Hal estaba emitiendo órdenes, el precioso tiempo estaba transcurriendo.

Las brujas reaccionaron rápidamente, Orihime extrayendo el poder de la Runa de las Katanas Gemelas desde Hal mientras que Luna usaba la Runa del Arco, para luego aplicarlas sobre sus compañeras.

De las nueve colas de Akurō-Ō—Hojas asemejándose a espadas japonesas aparecieron en las puntas de sus colas.

De las tres cabezas de Glinda—un cañón se asomó de cada una de sus bocas; del león, del dragón y de la cabra.

«¡Akurō-Ō, tenemos la ventaja en cuanto a cantidad de espadas!»

Orihime fue la primera en motivar a su compañera.

Obteniendo nueve espadas en lugar de dos, el lobo-zorro se lanzó al aire para atacar a Pavel Galad quien estaba esperando en el cielo.

*cortando**cortando**cortando**cortando**cortando**cortando*

Las nueve colas de Akurō-Ō se movían libremente como si estuvieran hechas de goma, incluso más hábilmente que brazos humanos, blandiendo las nueve espadas para atacar continuamente a Pavel Galad.

Sin embargo, las nueve espadas fueron todas bloqueadas por la espada mata dragones.

Una sola espada larga. La sagrada inscripción de Ruruk Soun: «Yo soy el portador de la espada de la divina celeridad,» apareció a lo largo de la hoja.

«¡Hohohoho! ¡¿Cómo unas simples nueve espadas podrían prevalecer contra mi espada de velocidad divina?!»

El rugido del dragón resonó a lo largo del cielo.

Luna gritó: «¡En ese caso, ¿qué tal esto?!»

Akurō-Ō rápidamente se retiró fuera de alcance.

Al mismo tiempo, Glinda comenzó a disparar sus cañones al cielo. Desde la boca del león, del dragón y de la cabra, los tres cañones dispararon brillantes proyectiles uno tras otro.

Usando la protección imperecedera—la barrera personal con un brillo perlado—Pavel Galad desvió los proyectiles de luz.

Hal observó el reloj. Quedaban tres minutos y cinco segundos.

Las runas de Ruruk Soun de «mano curadora» aparecieron sobre la cabeza de Minadzuki.

El dragón serpentino de color esmeralda desató la magia de curación, inyectando vitalidad en el dragón rojo que seguía acurrucado en el piso.

La Reina Carmesí con su dañado corazón de metal finalmente se levantó.

Ella lentamente se puso de pie y gradualmente extendió el par de alas rojas a sus lados.

Sus movimientos definitivamente no eran rápidos. Sin embargo, los ojos de la Reina gradualmente recuperaron su vigor. El gigantesco cuerpo, de veinte metros de largo, comenzó a liberar un potente poder mágico.

El corazón de metal, cuya producción de poder mágico había caído aproximadamente al 30%, gradualmente incrementó dicho porcentaje.

Del 40 al 50%, luego al 55%, 60%…

Sin embargo, esto no era suficiente para usar técnicas de aniquilación asegurada. Derrotar a este formidable enemigo requeriría el ataque más fuerte del arco divino disparador solar.

«¡Senpai! ¡Parece que tomará algo de tiempo!»

«No te preocupes… Akurō-Ō y Glinda ayudarán a hacer un poco más de tiempo… »

En lugar de aliviar las preocupaciones de Hazumi, las palabras de Hal parecían más dirigidas a sí mismo.

Dos minutos y cuarenta segundos. Orihime finalmente le ordenó a Akurō-Ō que ejecutara una técnica de aniquilación asegurada utilizando sus nueve colas.

«¡Akurō-Ō, usa magia de fue…no, usa magia solar!»

Las nueve espadas brotaron de las nueve colas del zorro-lobo mientras brillaban de color dorado—el fulgor del sol—todas transformándose en «espadas de luz.»

Sin embargo, la espada mata dragones a su vez estaba ardiendo con llamas blanquiazules.

«¡Oh fragmentos del pedernal de la estrella, concédanme poder!»

Pavel Galad recitó un encantamiento mientras blandía nueve veces su espada llameante.

Los ataques de la espada mata dragones estaban dirigidos hacia las nueve colas y nueve espadas de Akurō-Ō. Cada vez que cortaba de forma audible el aire, un sonido metálico podía ser oído de la espada de luz, quebrándose con un impacto estridente.

A continuación, un golpe crítico cortó el cuerpo del zorro-lobo blanco.

«¡A-Akurō-Ō, apresúrate y desaparece!»

Mayor daño podría significar la perdida de la vida de su compañera.

Dándose cuenta de esto, Orihime dio la orden y Akurō-Ō desapareció al instante. Ella se había desmaterializado. Quedaban dos minutos y diez segundos. Pero con este acontecimiento, significaba que no había que preocuparse por el fuego amigo—Una disparada lluvia de fuego comenzó.

«¡Glinda, dispara todo!»

Luna François ordenó al instante.

Las cabezas de león, dragón y cabra finalmente se lanzaron a disparar rápidamente a un ritmo de treinta disparos por segundo.

Los proyectiles de luz formaron una cortina de fuego anti-aéreo, con cada bala imbuida con el poder mata dragones. Enfrentándose ante esta ola de ataques, Pavel Galad dependió en más que solo su defensa de la protección imperecedera.

Mientras usaba el brillo perlado para bloquear los proyectiles de luz, él incluso usó una técnica de aniquilación asegurada.

«¡Oh Dios de la Espada, llena los cielos azules con la sabiduría de Ruruk Soun!»

Nubes de tormentas gradualmente taparon el cielo azul. Diecinueve runas de Ruruk Soun a su vez aparecieron en el aire. «Invoco la espada del dios del trueno para desenvainarla rápidamente.»

La técnica de aniquilación asegurada, la espada del dios del trueno. Era la técnica mística más poderosa de la que se jactaba la espada mata dragones.

Reunidas en el cielo, las nubes de tormenta siguieron golpeando a la espada mata dragones con relámpagos, cargando con éxito la espada mata dragones con el poder del dios del trueno. No solo eso, pero la ráfaga de brillantes proyectiles de Glinda fue barrida a su vez por los relámpagos.

Pavel Galad lentamente dirigió su espada mata dragones hacia el león de tres cabezas. Un relámpago surgió de la punta de la espada, golpeando el hombro izquierdo de Glinda—la cabeza de cabra.

Este relámpago a su vez fue un ataque imbuido con el poder mata dragón. Mayor herida sería malas noticias. Luna chasqueó su lengua.

«¡Retírate, Glinda!»

El león leviatán a su vez se desmaterializó y dejó el mundo mundano.

Quedaba un minuto y treinta segundos. La Reina Carmesí finalmente estaba lista para pelear.

De pie imponente, ella miró al cielo—a Pavel Galad en el cielo.

¡El arco mata dragones apareció en su mano izquierda carmesí!

«Cuento contigo, Reina. Usa todo tu poder.»

Hal le pidió a la Reina. Actualmente, la producción de poder mágico del corazón de metal estaba cercana al 85%

Todavía no completamente revivida, pero debería ser capaz de extraer suficiente poder mágico—una flecha de luz apareció al fin en la mano derecha de la Reina.

Encucando la flecha en el arco mata dragones, ella tensó y soltó.

«¡Viniendo, el arco divino de la Reina, ¿huh?!»

«¡Por mucho que vaya contrario a mi personalidad, voy a resolver las cosas contigo con todas las de la ley!»

La flecha disparada por la Reina produjo un vórtice de llamas turbulentas, atacando el cuerpo del dragón plateado que ya no era parejo.

El objetivo aéreo levantó en lo alto su espada mata dragones y la blandió hacia abajo. La espada larga actualmente estaba en un estado excesivamente decorado con tanto el fuego azul como los cuantiosos relámpagos.

La mística espada de relámpagos y fuego se columpió hacia abajo en dirección al vórtice de la conflagración de fuego solar.

El vórtice de fuego era como un tsunami.

Era lo suficientemente grande como para tragarse fácilmente al Pavel Galad de diez metros de largo. Una gigantesca y amenazante ola parecía como si estuviera a punto de quemar toda la creación y reducirla a cenizas. Actualmente, las sagradas palabras de «Dispararé el arco divino solar al cielo, para exterminar al sol» estaba brillando radiantemente por sobre la cabeza de la Reina Carmesí.

Sin embargo, este gran incendio falló en quemar los relámpagos blancos liberados por la espada mata dragones.

Galad estaba apuntando hacia adelante la espada larga. El cuerpo de la hoja y el relámpago actuaron como la oración de Moisés para partir en dos el mar, generando una apertura en el vórtice de fuego. Sosteniendo la espada mata dragones, Pavel Galad se mantuvo indemne en dicha apertura.

«¡Mi corazón de metal, vierte todo el poder en la espada mata dragones—!»

«¡Aguanta ahí! ¡Shirasaka ya se esforzó por sanarnos!»

Galad le habló a la fuente de poder en su interior mientras que Hal le gritó a la Reina Carmesí.

En teoría, el ofrecerle ánimo a un corazón de metal y a la Reina no tenía sentido prácticamente. Sin embargo, esta era una batalla de límites donde cada lado intentaba abrumar al otro con su más poderosa técnica de aniquilación asegurada.

Este era un combate de fuerza de voluntad y resistencia en adición al poder mágico y a la fuerza marcial.

Cada vez que el vórtice de fuego se movía hacia adelante lentamente, el relámpago de la espada lo volvía a empujar hacia atrás. Ambos lados se mantuvieron empujándose mutuamente sin parar.

Esta simple pero a la vez intensa batalla era como dos luchadores de sumo empujándose entre sí en un combate de pura fuerza. Quizás debido a la simpleza en la forma del encuentro, que el tiempo estaba lentamente acabándose inmisericordemente.

Quedaba un minuto y cinco segundos. Cincuenta y cinco segundos. Cuarenta, treinta, veinticinco segundos…

Compitiendo por la supremacía hace solo un momento atrás, la conflagración y el relámpago agotaron simultáneamente su poder mágico y se desvanecieron.

«¡Demonios! ¿Ese es el límite…?»

«¡Lo que viene a continuación es una batalla de puro poder sin depender de mi espada o tu arco!»

Hal chasqueó su lengua mientras Galad gritó encantado.

Quedaban veinte segundos. Akurō-Ō y Glinda habían abandonado el escenario. Los combatientes que quedaban—Hal instantáneamente le hizo señas con sus ojos. La kōhai asintió y dijo: «¡Minadzuki, protégenos!»

Raaaaah—¡Aaaaaaaaaaah!

Minadzuki había estado manteniendo algo de distancia de Galad que blandía su espada en el aire.

El gentil dragón serpentino mostró sus colmillos ferozmente y voló hacia Pavel Galad.

El mortal enemigo de plata tranquilamente apuntó su espada elegida al rostro del dragón serpentino.

Un destello de luz amarilla salió de la punta de la espada mata dragones. Minadzuki desplegó la protección imperecedera para bloquear el ataque, pero solo quedaban quince segundos antes del tiempo límite…

Hal tragó saliva con nerviosismo. Estaba finalmente a punto de terminar.

De hecho, él había estado usando cierto hechizo todo el tiempo, el Ojo que le había ayudado tanto hace varias horas atrás. Esta magia le ofrecía una vista general del área circundante, proveyéndole con «los ojos de dios.»

El campo de batalla era el patio de la escuela secundaria en Kiyosumi-Shirakawa.

Dos chicas de preparatoria llegaron por casualidad al portón de la escuela en ese momento. Sus uniformes no pertenecían a esta escuela secundaria sino que a la Academia Privada Kogetsu—la preparatoria donde Hal y sus amigas asistían.

Quizás el héroe dragón estaba usando magia bajo el mismo sistema y vio a estas dos chicas.

Pero Hal estaba bastante confiado debido a que su instinto le informó que la atención y concentración de Galad estaban sobre la Reina Carmesí y el obstáculo en frente suyo—el leviatán Minadzuki.

(Galad solo atacó a las brujas debido a que eran mis compañeras—las de Haruga Haruomi. Meras «chicas de preparatoria que uno podría encontrar en cualquier lugar» no deberían ser suficiente como para atraer su atención…)

A continuación, hubo un sonido de disparo. No uno, sino toda una ráfaga automática.

¡Bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang bang!

Una de las chicas de preparatoria—la que usaba su cabello en coletas—lentamente había sacado una pistola semiautomática de su mochila, para luego tirar del gatillo. Esta arma era principalmente del color del acero con decoraciones doradas por todos lados. Magnifica y resistente en cuanto a su construcción.

El resto fue el trabajo de Hal. Él imbuyó las treinta balas de luz, disparadas del revólver, con poder mágico.

Poder matar dragones—para perforar el corazón de Pavel Galad.

Las dos chicas de preparatoria eran sus compañeras Mutō-san y Funaki-san. La pistola era la conocida arma de Hal quien se la había prestado personalmente hace poco. Como resultado, esta tarea fue bastante sencilla.

Las treinta balas mata dragones alcanzaron el pecho del dragón plateado, rotando y luego perforándole.

Normalmente, las balas deberían haber sido bloqueadas por la protección imperecedera, pero el dragón plateado había agotado su poder mágico recién en esta competencia de técnicas de aniquilación asegurada con Hal. Vertiendo todo el poder mágico en la técnica de aniquilación asegurada había causado que su defensa disminuyera enormemente.

«¿Qué…?»

Galad estaba conmocionado. El dolor en su pecho le decía que había sido baleado, herido.

Él quedó estupefacto por solo un momento, pero esto creó una abertura irremediable, una perfecta oportunidad para que Hal y Hazumi atacaran.

«¡Shirasaka, estoy contando contigo!»

«¡S-Si! ¡Minadzuki, usa la Runa del Arco, por favor!»

Sus gritos causaron que el dragón serpentino esmeralda volviera a rugir.

Minadzuki descargó su «aliento laser» contra Pavel Galad. Por si fuera poco, debido al poder de la Runa del Arco, este disparo estaba imbuido con el poder mata dragón.

«¡¿A-Ahhhhhhhhhhhhhh?!»

Golpeado directamente por el láser mata dragones, Pavel Galad gritó.

Bajo la luz, la cabeza y el cuerpo de color plata blanquecino se volvieron polvo y gradualmente se desmoronó. El brazo, ala y pata derecha con los colores negro, gris y acero también fueron destruidos.

Tiempo restante: cinco segundos.

Habiendo agotado todo su poder, el sucesor de la Runa de la Espada se desvaneció de la vista de Hal.

 


[1] Constelación del Cisne.

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