Meiyaku no Leviathan Vol. 05 – Epílogo

Epílogo

Hal y Hazumi habían estado viendo la conclusión de la batalla desde el observatorio en el techo de un edificio.

Para bajar al suelo tomaron prestado nuevamente el poder de Minadzuki. Cargándolos en su palma izquierda, Minadzuki los transportó al suelo desde el techo a trescientos metros de alto.

El lugar en el que aterrizaron era un importante distrito conocido en el pasado como Broadway.

Además, esta era la intersección con Times Square, rodeada por altos edificios, masivas pantallas y anuncios gigantescos. En el pasado, este era el principal distrito comercial donde un gran número de neoyorquinos y turistas se reunían, una famosa atracción hasta el final del siglo veinte.

Bajando de la palma de su compañera, los pasos de Hazumi parecían un poco inestables.

―¿Estás bien, Shirasaka? Lo siento, resiste un poco más.

―S-Sí. Lamento causarte problemas…

―Claro que no. Habríamos perdido si tú y Minadzuki no hubieran estado aquí. Es mi culpa por forzarte a hacer más aún cuando ya ganaste el Premio al Mejor Esfuerzo.

―En absoluto… Nada me hace más feliz que ayudarte, Senpai… ―Apoyándose con el brazo de Hal, Hazumi caminó inestablemente.

Su expresión parecía un poco cansada. Quizá era un efecto de la transferencia de poder mágico a Minadzuki por medio de su corazón. Sin embargo, las runas de sanación presenciadas antes habían desaparecido de la retaguardia de Minadzuki.

¿Realmente había sucedido eso? Hal todavía no podía creerlo con certeza. No obstante, sin tal habilidad no habría sido posible acorralar a Hannibal hasta ese punto.

El Rey Dragón Rojo había regresado a su forma humana. Estaba sentado en el suelo con las piernas cruzadas y descansando su cuerpo herido en una calle de Times Square donde Hal y Hazumi habían aterrizado.

―Viniste a dar el golpe final, huh. Un enemigo debilitado quedará arrinconado como un perro ahogándose para ser decapitado… Hmm. Esto es común en el campo de batalla. ―Sorprendentemente, Hannibal estaba riendo con alegría e invocó en su mano derecha a la lanza matadragones.

Aún sentado en el suelo, apuntó la lanza hacia Hal. La orgullosa sonrisa en su rostro mostraba deseo de luchar.

Aunque no podía transformarse en dragón debido al daño a su corazón de metal, aunque ni siquiera podía levantarse, nada de eso importaba para el aguerrido Rey Dragón.

Parte de su cuerpo aún podía moverse y tenía poder mágico restante…

En ese caso, él iba a seguir luchando e interceptando los ataques del enemigo. Además, le mostraría su sincera sonrisa sin reserva.

―En lugar de una raza guerrera, los dragones se parecen más a criaturas de una dimensión diferente a la nuestra en términos de valor puro. En serio…

Sujetando la pistola mágica en su mano derecha, Hal realmente se sentía impresionado.

La Reina Carmesí ya se había desvanecido, incapaz de mantener su forma física debido al daño infligido.

Sin embargo, Hal todavía tenía su pistola mágica y Minadzuki estaba en buen estado.

En general, la ventaja debería estar de su lado. Pero en un enfrentamiento entre una rata y un dragón arrinconado, Hal tenía una ligera sensación de que era bastante riesgoso. Había un molesto sentimiento de premonición.

Increíble. Y pensar que Hal experimentaría algo que sonaba como algo que Asya diría.

¿No era esto precisamente lo que se llamaría «instinto salvaje»? Sin embargo, Hal sentía firmemente que debería seguir este instinto, por lo que dijo:

―Y bien, ¿podemos hablar de una tregua por ahora?

―¿Oh? ¿Una tregua?

―Sí. A decir verdad, no creo que haya algún beneficio en continuar una pelea a muerte con nuestros cuerpos exhaustos. Hannibal Rojo, ese Rey Dragón en Europa solía ser tu mayor rival, ¿cierto?

―Hmm.

Para Hannibal, el Emperador del Relámpago Negro era un enemigo potencial con mayor poder que Hal.

Justo cuando Hal mencionó eso para disuadirlo, Hazumi jaló su manga.

―¡Senpai! ¡Mira eso! ―La obediente kouhai estaba inusualmente alterada y su tono de voz era bastante urgente.

Hal miró inmediatamente en la dirección indicada: el cielo. Hal no pudo evitar quedarse sin aliento. Un enorme número de criaturas voladoras había aparecido arriba de Times Square sin que él se diera cuenta.

Luces fantasmales de color azul-blanco con formas humanoides… Setenta y dos almas de serpientes. Además, estaban volando por todo el lugar, rodeando el anillo dorado que estaba flotando en el aire.

El diámetro del anillo era de aproximadamente siete metros. Previamente había sido usado por la Reina Carmesí.

Era la materialización de la Runa del Anillo. Seguramente se había separado de la reina justo antes de que ella desapareciera, por lo que se quedó en el mundo presente.

Hal miró su dedo índice con sorpresa.

El anillo de Salomón estaba vibrando ligeramente en su dedo.

El anillo dorado en el aire también empezó a vibrar como si estuviera resonando con el anillo original.

Después, las almas de serpientes que estaban volando comenzaron cantar una canción.

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh…

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh…

Ahhhhhhhhhhhhhhhhhhh…

Sonaban como las canciones de las sirenas, las cuales llamaban a los pasajeros de los barcos, los hechizaban y los arrastraban al fondo del océano. Hermoso con un poco de melancolía.

Hal recordó lo que Orihime le dijo hace poco.

El Rey Salomón y Haruga Haruomi estaban en niveles similares. En un enfrentamiento directo, nadie podría predecir el resultado…

Aprovechando el momento en que Hal y Hannibal estaban exhaustos por el la intensa lucha, el anillo de Salomón había iniciado su contraataque.

 

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