Even Though I’m a Former Noble and a Single Mother, My Daughters Are Too Cute and Working as an Adventurer Isn’t Too Much of a Hassle (WN) Vol.4 – Capítulo 6

Siegfried del Norte

A partir de las nubes que habían llegado para cubrir el azulado cielo del verano, la lluvia comenzó a caer ligeramente antes de intensificarse y tomar la forma de un aguacero.

“Lluvia…”

Shirley, quien había decidido pasar lo que era un buen día de verano hasta ese punto comprando en el mercado, miró hacia arriba en dirección al súbito cielo cubierto mientras se quedaba de pie bajo un toldo, con su ropa mojada a causa del agua.

A ella siempre le había desagradado la lluvia. Desde que era una niña, atormentada bajo el pie de su familia de regreso en el Imperio, se había sentido de esa forma.

Débil como era en ese entonces, ella no poseía ni la habilidad o la fuerza de voluntad para ponerse de pie ante las dificultades que se le presentaban. Muchas veces, Shirley se vio dejada afuera de la mansión a causa de algún cruel capricho de su hermana o sus hermanos.

En ese entonces, tendría que haber tenido la misma edad que Sophie y Tio, pero ella sería lanzada a la nieve en medio del invierno o al abrasador sol en lo más alto del verano por aquellas personas que se suponía que eran su familia. No hubo nadie que la pudo ayudar.

Pero, incluso los niños tienen su propia forma de adaptarse al ambiente. Los veranos no eran tan malos a cómo eran aquí, mientras que durante el invierno ella solía encontrar refugio para así protegerse del penetrante frio. Si ella intentaba encontrar algún refugio cerca de la mansión, era golpeada, así que usualmente buscaba un techo un tanto más lejos.

 

Afortunadamente, la nieve solo era fría, no la empapaba hasta los huesos. Así que siempre y cuando ella tuviera suficiente ropa o sabanas en las que envolverse, entonces no sentiría tanto frio. Así que siempre y cuando no la tocara demasiado en su piel desnuda, entonces no había problema.

(…Mi pelo y piel se han mojado.)

Pero, la lluvia era lo que realmente despreciaba. La lluvia cayendo en ese pueblo fronterizo le recordaba al periodo previo a su inmunidad cuando, sin importar el clima o si era verano o invierno, la lluvia caía ella terminaba absolutamente empapada y propensa a enfermarse sin que nadie la cuidara.

En ese entonces, cuando hacía calor, lo peor que sentiría era estar sudada e incómoda, pero cuando estaba empapada a causa de la lluvia, el frio se le metía hasta los huesos. Cuando la lluvia se detenía, la actual Emperatriz, en ese entonces simplemente su hermana Alice, junto con sus hermanos a veces la empujarían despiadadamente contra los charcos de lodo manteniéndola ahí, luego recibiendo ella de parte de sus padres la culpa por ensuciar su ropa.

Por mucho que ella odiara pensar en eso ahora, quizás Shirley nunca podría haber escapado de ese infierno si no hubiera sido por el actual Emperador Albert luego de que este la eligiera como su prometida.

Ella deseaba tomar un baño. En este instante, deseaba quitarse la tibia agua de lluvia que se pegaba a su piel y agobiaba su cabello. Ella no podía evitar pensar que la Diosa del Cielo la estaba acosando directamente cuando la lluvia estaba cayendo solo en este pueblo, no afuera en las tierras de cultivo o en donde bien podría ser bienvenida.

(¡Sin embargo…de ninguna manera puedo dejar que mis hijas se mojen de esta forma también…!)

Shirley fulminó estruendosamente al cielo con sus ojos de distintos colores.

Ella recordó cuando dejó esa choza en el bosque a las afueras de la Capital Imperial, abriéndose camino hacia el Reino con Sophie y Tio en sus brazos.

En medio del viaje que ya había sido lo suficientemente difícil con dos bebés a cuestas, ella se vio atacada constantemente por monstruos. Aunque Shirley los alejó o asesinó siempre que atacaran, en una pelea ellos lograron romper el paraguas que traía consigo. Esa era la única protección que tenía contra la lluvia en aquel tiempo y la suerte quiso, que el clima se echó a perder antes de que pudiera encontrar un reemplazo.

Inevitablemente, aquellas gotas de agua que descendieron de los cielos abiertos cayeron sobre Sophie y Tio. Presa del pánico, ella intentó protegerlas con su cuerpo, pero no había manera de que Shirley pudiera cubrir a dos bebés con esa delgada figura suya, así que eventualmente…

“Achoo.”

Cuando escuchó que las dos estornudaron adorablemente al mismo tiempo, Shirley pensó seriamente en jurar asesinar a la Diosa, o quien fuera que estuviera controlando la lluvia.

Si las dos realmente hubieran cogido un resfriado, ella realmente habría seguido con ello, dado que un simple resfrío para un bebé recién nacido era lo mismo que una seria enfermedad para un adulto.

Ese fue el momento en que ella comenzó a odiar la lluvia con cada fibra de su ser. Hubo momentos cuando la lluvia caería en el peor de los momentos para Shirley aun en estos días, incurriendo en su ira.

Como cuando ella quiso ir a ver con sus hijas el florecimiento de cerezos a las afueras del pueblo.

Como durante la mañana del viaje que sus hijas habían estado esperando con ansias por semanas.

Eso había llevado al límite a Shirley.  Y por lo tanto, con el fin de conseguir su venganza contra la lluvia que atormentaba a sus hijas, ella blandió esa espada una y otra vez. Hasta que eventualmente produjera olas de puro poder que pudieran cortar árboles, pulverizar rocas, partir los mares e incluso a un dragón.

“Despierta, Shul-Sagana: Fortaleza Roja de la Fe.

Shirley desenvainó una de sus espadas características, una roja espada con la inscripción del Rey de las Aves, directamente de la nada desde su Caja de Herramientas del Héroe.

“¡¿Woah?! ¡¿Q-Qué estás haciendo?!”

“Aah…no te preocupe´por eso. Ella siempre es de esa forma.”

Al mismo tiempo que de pronto Shirley sacaba esa espada de la nada, la joven asistente de la tienda de pie bajo el toldo gritó de miedo antes de ser calmada por su superiora. Esa anciana dependiente de la tienda había estado manejando su negocio por un largo tiempo en este pueblo fronterizo.

“…”

Luego de escuchar las palabras de la anciana dependiente que había visto muchas veces en el pasado, Shirley agachó su cuerpo y tomó una posición.

A esta altura, Sophie y Tio tenían que haber terminado con su tarea y salido a jugar. Anteriormente no hubo ni una sola nube en el cielo así que no tenían que haber pensado en llevar un paraguas con ella.

(Se van a empapar de esta forma ¡No puedo dejar que se enfermen…!)

Los ojos de esa consentidora madre se encendieron producto de la pasión. Vertiendo su profundo amor en esa espada, Shirley la blandió hacia el cielo.

Con un rugido que sonaba como el bramido de un animal enfurecido, ella cortó innumerables veces, aquellas infinitas olas de energía volaron como si fueran un tornado hacia las nubes y no mucho después el sol del ardiente verano reapareció.

“…Excelente. Ahora las cosas que compré para mis niñas tampoco se mojaran.”

Volviendo a guardar a Shul-Sagana en ese espacio mágico, Shirley resopló satisfecha consigo mismo mientras levantaba sus compras y comenzaba a regresar trotando felizmente hacia la Casa Déficit sobre esas húmedas calles.

Nunca llovía en este pueblo fronterizo ¿Tenían que haber sido a lo menos siete años atrás que las historias como esas comenzaron a esparcirse? Por alguna razón, las nubes habían estado desapareciendo sin rastro alguno cerca de la frontera del Reino, así que con el objetivo de investigar este fenómeno meteorológico, hechiceros reales de todas las partes del país fueron convocados.

En su informe, los magos concluyeron que efectivamente había alguna clase de magia en juego, pero sin importar cuanto investigaran ellos no pudieron encontrar la causa.

Luego de algún tiempo, el asunto fue dejado de lado ya que no emergieron nuevas pistas y se hacía claro que nadie estaba en peligro a causa de ello, pero cuando la verdad finalmente surgió, que se debía a una tonta madre consentidora demoliendo las nubes con la técnica de una espada, que los hechiceros reales se sumieron en un absoluto desaliento.

(Ahora bien… ¿Dónde están esas niñas?)

Cuando ella estaba en el pueblo fronterizo, Shirley intentaba mantener un rastro de Sophie y Tio tanto como le fuera posible.

Con ellas, estas niñas llevaban sus alarmas de seguridad para que pudieran invocar inmediatamente a Shirley a la vez de esas dos aves espíritu que servían como familiares. Pero aun así a pesar de que ella se había asegurado de que no estuvieran indefensas, eso no era suficiente para tranquilizar por completo su mente.

Después de todo, la única cosa en la que Shirley podía confiar por completo eran sus propios ojos.

(¿Hmm…pareciera que las dos están en el orfanato de Chelsea?)

Primero, ella escanearía el pueblo buscando energías mágicas, a partir de eso ella entonces reduciría la búsqueda. Con aquellos ojos de color rojo y azul que poseía, Shirley podía ver tanto a través de las paredes como también captar lo intangible.

Parecía que era el usual grupo de amigas. Junto con aquellas tres amigas, también había una niña cercana a sus edades y que parecía ser la hija de un noble. Dado que estaban jugando felizmente juntas, tenía que haber sido que se conocieron por casualidad con esa chica mientras ella estaba visitando el pueblo.

Era algo extraño, pero no inaudito. Pensando que probablemente no sería bueno seguir espiándolas cuando no había peligro, Shirley decidió dejar de mirar, pero fue ahí cuando, junto a su intuición, sintió una extraña sensación de incomodidad.

“¡¿Qué?!”

Esa vaga inquietud pronto se transformó en campanas de advertencia repicando en su cabeza. Ella observó al joven en el uniforme de mayordomo de pie detrás de la niña de apariencia aristócrata.

A primera vista, él parecía ser un sirviente común y corriente al cuidado de la joven, sin causar ninguna alarma. Pero, como si fuera para esconder su verdadera identidad, él se había cubierto por pesadas capas de magia de ilusión y ocultamiento por las que Shirley solo pudo penetrar al usar sus ojos.

(¡¿Ese es un dragón transformado en humano…?! ¡¿Él también es un dragón de alto nivel…pero qué está haciendo en este pueblo?!)

Shirley despegó de inmediato del piso como si estuviera volando, manteniendo un ojo en ese dragón todo el tiempo que iba saltando de un techo al otro.

En su mente, era la mayor metedura de pata de la vida el permitir que de alguna forma un dragón como ese se acercara a sus hijas. Ella ni siquiera intentó ocultar su sed de sangre o el de exudar energía mágica a medida que se lanzaba hacia adelante a una velocidad divina, generando que el joven se pusiera esperarla afuera de la entrada del orfanato, sin lugar a dudas sintiendo su acercamiento.

“Esa fue una presentación muy interesante, el disipar esas nubes ¿Por qué apareces ante mi ahora, mujer?”

“Esa es mi línea ¿Por qué has venido a este pueblo, Rey Dragón?”

La raza de los dragones estaba dividida en siete rangos. El joven ante ella solo era superado por el Dios Dragón y usando sus ojos, Shirley pudo ver que el Rey Dragón en frente suyo, de los cuales solo podían existir ocho al mismo tiempo, era superior en fuerza mágica al Rey Dragón del Oeste que ella se había enfrentado anteriormente, Beowulf.

Un Rey Dragón siempre portaría en su título la dirección de su territorio. Ella no sabía de donde venía originalmente este Rey Dragón que estaba en frente suyo, pero en este instante el hecho era que estaba en este pueblo y todo en este era una desventaja para ella.

(Está tan cerca de mis hijas y sus amigas…ellas definitivamente se verán atrapadas si luchamos aquí.)

Ella ganaría. Pero, si sus hijas eran heridas de cualquier forma, eso significaría lo mismo que una aplastante derrota para Shirley. Ella ya había tomado una postura para pelear, pero como si estuviera intentando calmarla, el Rey Dragón no tomó postura alguna, levantando una palma hacia Shirley con el propósito de calmarla dado que ya estaba lista para saltar a la acción.

“Yo no vine aquí a luchar, vine a escoltar a la hija de mi amigo, bajo la invitación de la Bruja.”

“… ¿Bruja?”

Justo cuando una sensación de mal agüero comenzaba a esparcirse a través de su espalda, una distorsión dorada apareció en el espacio y una pequeña niña rubia con cuernos negros salió de sus profundidades…Canario.

“Oh ho ¿Qué es esto? ¿Veo que ustedes dos ya se han hecho conocidos?”

“¿…Qué significa esto, Canario?”

La voz de Shirley retumbó mientras miraba a la bruja.

“¿Hm? ¿A qué te podrías estar refiriendo?”

“¿Fuiste tú? ¿Tú invitaste a este Rey Dragón al pueblo?”

Aunque nadie no movería ni un pelo por los dragones menores que los aventureros usaban como montura, si un dragón de un nivel más alto que ese entrara al pueblo, no sería sorpresa que el lugar terminara reducido a cenizas.

Eso sin mencionar a un verdadero Rey Dragón. Si un incidente surgía, el pueblo sería consumido por el caos ¿Acaso ella tenía pensado destruir la paz de este pueblo? Más importante aún para Shirley ¿Acaso ella estaba planeando perturbar su pacifica vida junto a sus hijas…?

Ella no podía dejarlo pasar. A medida que Shirley le lanzaba dagas con la mirada a Canario, intentando descifrar sus intenciones al observarla, Canario agitó su mano como si lo estuviera descartando.

“No es nada de lo que hay que estar tan molesta. Te lo puedo prometer yo misma ¿No es cierto, Siegfried?”

Los ojos de Shirley se crisparon cuando escuchó ese nombre.

Su título real era “Del Norte.” Este era Siegfried, el Rey Dragón cuyo territorio se superponía con la Tierra de los Demonios al norte del continente.

Debido a que su abrumador poder tendía a hacer sus personalidades igual de abrumadoras, él era una rara existencia entre los dragones de alto nivel que tendían a mirar en menos a las otras razas, un dragón más amigable que compartía su tierra y usualmente intercambiaba palabras con las otras razas.

(Es más…se dice que él es un aliado del gobernante de esas tierras, el Rey Demonio.)

La hija de mi amigo, ella recordó que él dijo eso. Eso solo podría referirse a la joven demonio que estaba jugando con Sophie y Tio al interior de ese orfanato.

¿Pero por qué el diplomático pero aun así orgulloso Siegfried del Norte se había disfrazado de humano para venir aquí? A medida que Shirley intentaba reunir sus pensamientos y ordenar las miles de preguntas que flotaban por sobre su cabeza, Canario sonrió burlescamente.

“Esa de ahí es otra de mis descendientes…y él está aquí como un guardián. Así que solo está aquí producto de mi invitación, Shirley.”

Shirley sacó de inmediato las espadas gemelas de la Caja de Herramientas del Héroe, preparándose para pelear.

“¿Tú no esperas que en verdad te vaya a comprar eso, verdad? ¿Qué es lo que realmente estás planeando?”

“…Bruja ¿Qué es lo que exactamente le has hecho a esta mujer en el pasado?”

“¿Hmm? Realmente no tengo idea~”

Mientras Canario pestañeaba inocentemente, Shirley se veía como si fuera un gato amenazado, listo para atacar en cualquier momento.

Aunque siempre que Canario se veía involucrada con ella solo podía significar problemas, estas eran las vacaciones de verano. Se suponía que sería un momento de dicha donde ella podría pasar la mayor cantidad de tiempo posible con Sophie y Tio al estar estas últimas fuera de la escuela ¿Acaso Canario estaba consciente de eso y aun así seguía conspirando para arruinarlo?

“No me mires como un gato arrinconado. Esto también podría resultar rentable para ti, hmm~?”

“No me mientas. Yo no quiero escucharlo. No escucharé ni una sola palabra que tengas que decir. No intentes siquiera acertarte. Preferiría que te quedarás en el interior, idealmente lo más lejos posible llegando hasta el País Mercante, para que así no interrumpas mis vacaciones de verano.”

“Kukukuku… ¿Acaso seguirás hablando con esa lengua tan impertinente, incluso luego de escuchar mi pequeña historia?”

A medida que la Bruja Dorada sonreía traviesamente, la Demoníaca Espada Blanca se preparó para negarse con cada fibra de su ser.

No te veas tentada por las dulces palabras de la Bruja. Estas eran sus atesoradas vacaciones de verano, así que ella tenía que pasarlas creando maravillosos recuerdos con sus hijas. Ella no tenía tiempo que perder en los caprichos de Canario.

Como si fuera para darle más peso a su honesta determinación, sus espadas comenzaron a brillar. Ella se negaría con un solo golpe de aquellas espadas. Si ella seguía intentando forzarla, entonces le separaría la cabeza de sus hombros. Pero, a medida que ella se preparaba para rechazar por completo a la Bruja…

“¿Acaso no posees interés alguno en crear preciosos recuerdos con tus hijas, los cuales atesoraras por siempre?”

(Bueno, supongo que al menos no hará daño escucharla.)

La voluntad de hierro de Shirley se torció ligeramente.

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