Even Though I’m a Former Noble and a Single Mother, My Daughters Are Too Cute and Working as an Adventurer Isn’t Too Much of a Hassle (WN) Vol.3 – Capítulo 21

El Gran Maestro en el Patio de Juegos de las Mellizas

En una mina abundante en vetas de plata y oro, Shirley giraba sus talones mientras el gigantesco cuerpo caía al piso detrás suyo…y, con su espalda dando hacia aquel dragón enjoyado de deslumbrantes escamas, escuchó una historia de parte de esa niña.

“…”

Cuando la historia terminó, ella no dijo ni una sola palabra. Pero, su rostro se había puesto tan duro como el de una piedra. En contraste a su ojo azul que parecía mantenerse frio como el hielo, su ojo de color rojo ardía con las llamas de un intenso odio que traicionaba el tranquilo exterior que intentaba mantener.

Como si eso hubiera sentido una oportunidad, el dragón enjoyado se levantó nuevamente y se lanzó hacia Shirley, con sus fauces abiertas buscando tragarla por completo. Pero sin siquiera darse vuelta, Shirley solo blandió la funda de su espada hacia atrás, golpeando todos los colmillos ubicados en la boca de ese dragón y sacudiendo el cerebro de este al interior de su cráneo.

Ese dragón finalmente perdió la consciencia mientras volvía a hundirse en el piso. El polvo que levantó su caída se vio atrapado por la palpable energía mágica de Shirley, convirtiéndose en un vórtice alrededor de su cuerpo.

En ese mismo instante, un enigmático destello de energía mágica brilló en frente de sus ojos.

“¡¿Gaaagh?! ¡¿KOFF…Argh?! ¡U-Ustedes…Mocoooosaaas de Mierda…!”

Luego de un estresante proceso de tener que regenerar constantemente las llagas y ampollas causadas por esa sofocante pasta roja de ajíes y habaneros, Gran finalmente logró cortar la enredadera que lo mantenía en el lugar, liberándose.

Los rasgos de su rostro seguían picando, pero él se había recuperado lo suficiente como para que no siguieran entorpeciéndole. En ese caso, él no sentía en lo más mínimo el dolor, todo lo que había en su mente era una ardiente ira contra Sophie y Tio.

“P-Pensar que de alguna forma lograrían no solo huir del caballero más grande del mundo, sino que humillarme dos veces… ¡Imperdonable! ¡Absolutamente imperdonable!”

Gran se había olvidado por completo de todo el propósito por el que estaba aquí mientras juraba en su corazón matar a aquellas dos niñas, puramente para satisfacer su orgullo. Él había perdido su dignidad tanto como caballero y como un adulto.

…A decir verdad. Incluso si su consciencia y voluntad estaban siendo afectadas por el rencor de las almas torturadas al interior de esa espada mágica, quizás en primer lugar él nunca había tenido tales dignidades. Su petulante ira era así de grande.

“¡¿Dónde se han idoooooooooo?! ¡Salgan, salgan a JUGAAAAAAAAAAR!”

Mientras el golpeaba los alrededores con sus gigantescos brazos, rompiendo y arrancando los árboles a su alrededor, su nariz aun en recuperación comenzó a intentar localizar el aroma de las mellizas. Sin importar lo grande que pudiera ser el bosque, los niños solo podían correr hasta cierto punto. Él ya casi podía escuchar sus pequeñas pisadas. Con sus sentidos aumentados, era solo cuestión de tiempo antes de que él las encontrara, y en efecto…

“¡¿Wawawa?! ¡¿Él está aquí?!”

“Muu… ¿Ya nos encontró?”

Tan pronto como Sophie y Tio vieron aquellos ojos inyectados en sangre observándolas, se dieron vuelta y huyeron con sus aves pegadas firmemente a sus cabellos. Para chicas de diez años, corrían rápido, pero no era nada comparado a la nueva forma de Gran.

Y lo que era aún peor, parecía que la suerte estaba del lado de Gran. Las niñas corrieron hacia donde las gruesas ramas y raíces crecían en mayor tamaño, pero estas solo se encontraron con un callejón sin salida en la forma de un desfiladero, con la tierra continuando a lo lejos en el otro lado.

Ese probablemente sería el fin de ellas, no había forma de que pudieran escapar de él ahora…Excepto que Sophie y Tio siguieron corriendo, dejando que el impulso que habían acumulado las hiciera saltar desde el borde de aquel precipicio. No era una distancia que un niño podría aspirar a cruzar, pero en el momento que sus pies dejaron el piso, Rubí y Berilio quienes habían recuperado algo de su energía, vertieron todo su poder mágico en las alas, llevando a las niñas a lo largo del profundo abismo mientras iban pegados a sus cabezas.

“¡Que novedoso! ¡Pero no crean que eso será suficiente como para escapar de miiiiii!”

Esta clase de brecha no era nada para Gran, él sería capaz de cruzarlo sin siquiera sudar. Pero en el momento que intentó patear la tierra para saltar en el precipicio de la zanja, los pies de Gran se resbalaron y lo hicieron golpearse contra el piso.

“¡¿UWAAAAAAAAAH?!”

Pero ese gigantesco cuerpo suyo siguió deslizándose, cayendo directamente desde el precipicio. Mientras Gran se preguntaba con qué diablos se había resbalado, la respuesta cayó tanto en su cabeza como la de Alice.

Era llamado mulmel, el fruto seco de un árbol que contenía un fluido tan viscoso que era casi como una mucosidad. El contenido de mucho de estos frutos había caído sobre Gran.

Esta era otra de las trampas de Sophie. Ella pensó en colocar una gran cantidad de frutos mulmel abiertos bajo un lecho de hojas justo en frente de la hondonada. Gran se dio cuenta que había caído en otro truco infantil.

“¡¿Guh…?! ¡¿D-De nuevo?! ¡MIERDAAAAAAA! ¡MOCOSAAAAAAAAS!”

Lo que era peor, es que ahora él estaba atascado en el fondo del barranco, sin manera de salir. Mientras el Gran Maestro de treinta años de edad escupía insultos ante el sonido de aquellas ligeras pisadas alejándose por la cima del lado opuesto del precipicio, su furia no pudo hacer nada para enfriar el espíritu de las dos niñas que estaban celebrando una nueva trampa exitosa.

Luego de algo de tiempo, Gran logró escalar el lado opuesto del acantilado, pero tras haber sido humillado ahora tres veces, había comenzado a perder cualquier raciocinio. La sangre se le había subido a la cabeza poniéndola totalmente roja y sus venas palpitaban tan violentamente que parecían estar a punto de reventarse en su cara, mientras gritaba furioso.

“¡ESTAS MOOOOOOOOOCOOOOSAAAAAAAAS DE MIEEEEEEERDA! ¡¿CÓMO SE ATREVEN A BURLARSE DEL CABALLERO MÁS GRANDE EN EL MUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUUNDO?!”

¿Acaso quien había llamado a esta abominación el caballero más grande del mundo? Desgraciadamente, no había nadie lo suficientemente cerca como para decirle lo contrario. Alice, mientras tanto seguía inconsciente, con su cuerpo apaleado y lleno de moretones.

“¡No crean que estaré satisfecho con solo atraparlas…! ¡Pensar que un par de escorias tan vulgares como ustedes se atreverían a hacerle esto al líder de la familia Wolff…! ¡Voy a arrancarles sus extremidades y luego las torturaré tanto que ni siquiera serán capaces de gritar…! ¡Luego le contaré a Su Majestad Imperial y Alice todo lo que me hicieron atravesar, para que así las conviertan en los juguetes de los más grandes depravados del Imperio, sus vidas serán infiernos vivientes…!”

Mientras él murmuraba aquellas asquerosas amenazas en voz baja, Gran comenzó a olfatear nuevamente a Sophie y Tio, los objetos de su ira. Un gato solo tenía cierto número de vidas y ellas no tendrían tanta suerte esta vez, Gran se dijo a sí mismo, fantaseando acerca de las cosas que les haría.

“¡Uno…Dos…Treeeeeees!”

De pronto, las voces de aquellas niñas sonaron justo al lado suyo. Reaccionando demasiado tarde, casi como un animal cazado, una enredadera amarrada a dos gruesos árboles era tirada justo en frente de sus pies mientras él corría a través del bosque a toda velocidad.

“¡¿Q-QU…?!”

Mientras Gran volaba por el aire luego de tropezar, alcanzó a vislumbrar a Sophie y Tio, saliendo de un salto del arbusto de donde se habían escondido.

(¡¿I-Imposible?! ¡¿Cómo no las olí?!)

La respuesta provino en la forma de una gigantesca hoja de palma que era lo suficientemente grande como para que un niño pudiera esconderse debajo. Estas eran el follaje de un tipo de árbol tropical que crecía en este bosque llamado El Búfalo, el cual emitía un fuerte aroma. Su aroma era tan fuerte que podía incluso despistar las narices de monstruos cazadores, siendo invaluable para los aventureros.

Tio se dio cuenta que la única forma en la que Gran podía seguir encontrándolas en este bosque era debido al sentido del olfato, así que Sophie usó lo que había aprendido de los aventureros para esconderse en las hojas del búfalo.

“¡Lo hicimos! ¡Funcionó bastante bien!”

“Mm.”

Mientras Gran rodaba a causa de una pendiente a la que había llegado, la fuerza lo mantuvo dando vueltas hacia un sinnúmero de rocas y pequeños peñascos. Gran chocó contra ellas, con su cuerpo rompiéndolas y su nuca golpeando un peñasco particularmente duro.

“¡¿GUWWWWWWWWWWAH?!”

Sin importar lo fuerte que su cuerpo pudiera haberse vuelto, el Gran Maestro de los Caballeros Imperiales, cuya única calificación para dicho título era el nombre de su familia, seguía sintiendo dolor tan vívidamente como en el pasado. Mientras luchaba desesperadamente por protegerse a sí mismo de las aserradas rocas y peñazos, un agujero de apariencia antinatural apareció de pronto en su camino.

“¡¡BUWWWWAGHHHH?!”

La cabeza de Gran fue lo primero que entró en ese hoyo. Dicho agujero había sido creado por el rayo mágico de Rubí. No le tomó mucho tiempo a Gran para notar el olor, una peste nauseabunda que nunca antes había sentido en su vida. Si uno fuera a describirlo, lo primero que pensaría sería pan quemado, luego añadiéndole la peste de leche cuajada y mariscos podridos. Y por si eso fuera poco, la horrible sensación de un trapo empapado de orina siendo empujado contra su nariz.

“¡¿GGGGGGGGGGGGGGAAAAAAAAAAAAAGH?! ¡¿Q-QUÉ ES ESTE OLOR?! ¡¿AAAAAAAAAAAAAAAAAGGGGH?!”

Gran se desmayó, pero no antes de vomitar sobre sí mismo. Ese olor provenía de la fruta llamada almomo, el cual a veces era usado para repeler monstruos, pero los aventureros usualmente los evitaban de poder hacerlo. Su jugo olía asquerosamente amargo y su carne llevaba consigo el aroma de la carne descompuesta…las mellizas habían lanzado tantos como pudieron encontrar al fondo de ese agujero.

“¿…Hm? ¿Qu…Dónde estoy…? ¡¿Qué es este…olor?! ¡A-Apesta! ¡¿GUUUAGHHHHHhhhh?!”

El aroma era tan malo que había logrado despertar a Alice, quien luego de realmente inhalar aquella peste, vomitó sobre sí misma para perder nuevamente la consciencia. El Gran Maestro Imperial y la Emperatriz, ambos quienes habían estado comprometidos en una aventura ilícita, estaban ahora atrapados en un agujero, inconscientes y cubiertos de vomito.

Habiendo dicho eso, seguía siendo solo peste. Gran, quien logró recuperar la consciencia rápidamente, logró salir del agujero con sus garras conteniendo las náuseas mientras se movía en dirección a Sophie y Tio, con la nariz sangrando a causa de la ardiente ira, pero su sufrimiento todavía no había terminado.

El hacerlo caer por un precipicio usando una cama de frutos secos mulmel como trampa, usar sus aves espirituales para arrancar uno de sus brazos, el ser lanzado a un afloramiento de rocas y de cabeza a una trampa…por todos los malvados planes de Gran, Sophie y Tio le habían pagado con la misma moneda.

En primer lugar, este bosque era popular con los aventureros novatos para practicar y usar toda clase de plantas y hierbas, así que había muchas diferentes clases de flora creciendo a través del lugar. El hecho que Sophie y Tio hubieran crecido entre tantos aventureros era la principal razón de que hubieran sido capaces de crear todas esas trampas de la manera tan buena como lo hicieron.

La completa falta de experiencia de Gran en el campo como Caballero Imperial también ayudó. Luego del conflicto que arrasó con el continente, los líderes de todas las naciones desde entonces se habían esforzado para mantener la paz entre sí, así que la única forma que las fuerzas armadas de dichos países, incluyendo los Caballeros Imperiales, se mantuvieran en forma era a través de la participación en simulacros de guerra. Por supuesto, eso también involucraba un duro entrenamiento en el campo, pero la doctrina de entrenamiento de los Caballeros Imperiales había declinado rápidamente en calidad desde que Gran se convirtió en el Gran Maestro.

Un caballero debería luchar galantemente uno contra uno, espada contra espada. A él no le importaba entender las realidades de los combates a muerte, insistiendo en este tipo de régimen de entrenamiento bajo la comodidad de las planicies para sus tropas.

(¡¿Cómo puede estar pasando esto?! ¡Se supone que tengo un poder supremo! ¡¿Pero aun así, no puedo atrapar a dos niñitas?!)

Pero, esta extraña situación podía ser explicada fácilmente por aquellos hechos. Las trampas de Sophie y Tio realmente solo estaban al nivel de trucos infantiles. Si hubieran estado en contra de un solo aventurero entonces todo habría sido contrarrestado al instante, pero ese no era exactamente el caso de Gran.

 

Pero habiendo dicho eso, las habilidades básicas entre Gran y aquellas dos no eran algo que podían ser tan fácilmente superadas. El hecho que los planes de Sophie y Tio habían resultado de manera tan perfecta contra un oponente monstruoso que podía aplastarlas con una sola mano, significaba que había algo más que la mera suerte trabajando.

Era casi como si ellas pudieran ver el futuro…esa era la única cosa que tenía sentido para él.

“¡Haaaa…! ¡Haaaa…! ¡Ya no hay donde huir, mocosas…!”

Aun así, Gran avanzó. Este persiguió a las mellizas hasta que llegaron a un verdadero callejón sin salida, la pared de un acantilado. Mientras él caminaba hacia ellas, con su cuerpo cubierto en suciedad, barro y pútridos jugos malolientes, Gran sonrió sádicamente.

Él finalmente las tenía donde quería. Hasta ahora él de alguna forma había estado a la merced de aquellas niñas, pero ahora ellas eran la que estaban a la suya.

“¡Ha…Hahahahah! Bueno, de alguna forma se resistieron por algún tiempo, pero después de todo solo son niñitas. Jamás fueron un oponente para mí.”

“Aunque te veías realmente tonto cada vez que te veías superado por nuestras trampas. Así que en verdad no sé porque estás diciendo eso.”

“¡S-Silencio! ¡E-Eso solo fue…! ¡Cierto, caí en ellas a propósito! ¡Para así poder demostrarles la verdadera diferencia de poder entre nosotros!”

Aunque él había dicho eso, su voz llena de pánico mostró que Tio había dado en el clavo, mientras Gran intentaba evitar desesperadamente la verdad de que había caído de manera accidental una y otra vez en sus bromas infantiles.

“Ehh…esa excusa es algo…”

“Mm ¿No te sientes algo avergonzado, diciendo cosas como esa?”

Mientras ellas miraban al Gran Maestro Imperial quien era la imagen misma de un adulto inútil, las dos niñas de la siguiente generación lo contemplaron con ojos que casi parecían aburridos.

“¿Qué están…? ¿Por qué me están mirando de esa forma…? No me miren…plebeyas… ¡¿Por qué las mujeres y niñas me miran de esta formaaaaaaaaaaa?!”

Gran quien había vivido en un mundo dominado hasta ahora por los hombres. Él se suponía que era un hombre poderoso, objeto de respeto y admiración ¿Así que como podía ser visto de esta manera por unas débiles niñitas? Para intentar proteger su ego herido, Gran levantó sus brazos hacia estas, con la intención de aplastarlas hasta hacerlas pedazos.

“¿Oh ho, pero que es esto? ¿No puedes darte cuenta que esos son los hijos de un niño que ha perdido el interés en un juguete tonto?”

Sucedió en un instante. Alguien apareció de la nada entre medio de Gran y las mellizas, una cautivadora y hermosa joven con un cabello rubio que llegaba hasta sus pies y con ojos de un brillante color rojo similar al de la sangre recién derramada, ella retorció su boca para formar una sonrisa mientras se burlaba del caballero en frente suyo.

“Ya sea aquellos que siguen las leyes de la tierra o aquellos que buscan la libertad para encontrar su propio camino, los niños admiran a aquellos que poseen determinación y fuerza de voluntad. Gran Wolff, ridículo y estúpido caballero… ¿Cómo alguien que emplea un poder tan ilícito y a medio dominar sobre simples niñas podría acaso ser digno de admiración?”

“¡T-Tú eres…!”

Antes de que él pudiera decir su nombre, aquella pequeña niña nuevamente usó esa magia que había convertido en su distintivo y Gran cayó en un círculo de luz dorada, desapareciendo por completo de aquel bosque en el pueblo fronterizo.

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