Capítulo 9: ¿Exactamente qué podría haber hecho que estas doncellas celebraran tal reunión?
En el cuarto de Reiko, una reunión entre chicas estaba a punto de tener lugar.
Los miembros participantes eran demasiado inusuales para llamar a esta una fiesta de té.
Como ya era habitual, Reiko sonrió un poco mientras levantaba elegantemente su taza de té.
Karen sostenía su katana mientras seguía sentándose como una ejecutora.
Y ahí estaba Aika quien tenía una apariencia confundida en su cara.
Solo ellas tres estaban presentes.
En el cuarto en dónde a las maids se les había ordenado que se marcharan, al igual que una reunión normal de chicas, una atmósfera extremadamente depresiva y caótica llenó el cuarto.
¿Exactamente qué podría haber hecho que estas doncellas celebraran tal reunión?
Reiko en silencio bajó su taza.
«Recientemente…parece que Kimito-sama y Haqua-sama se están llevando bastante bien juntos.»
Desde su respetuosa sonrisa, un majestuoso sentimiento podía sentirse.
Era exactamente igual al aura emitida por los gobernantes de la antigua Europa. A decir verdad, en lugar de ser Reiko, ella era más como Madame de Pompadour[1].
«¿Por qué no lo dices directamente, Arisugawa?»
Karen era igual que Okada el asesino en serie, sentada en una esquina del cuarto mientras emitía un aura oscura.
«Eso ya es un crimen.»
Aika tenía una cara nerviosa puesto que desde un comienzo se veía incómoda.
«¿Qué sucede, Aika-sama?»
«¡…! ¡N-Nada! ¡Es solo que estaba excepcionalmente nerviosa debido a que ha pasado mucho tiempo desde que asistí a una fiesta de té en el cuarto de una compañera!»
La Tsunpura-san reveló su estado de soledad al público.
«La primera vez desde el cuarto grado, ¿correcto?»
«¡¿Cómo lo sabes?! De lo que recuerdo, nunca estuvimos antes en la misma clase.»
«Lo escuché de las otras.»
«¿Por qué querrías escuchar eso?»
«P-Por favor no lo malentienda. Considerando la situación aquí, incluso si no quisiera saberlo, de todas formas lo descubriría.»
La Academia Seika prácticamente tenía solo 2 clases por grado. De haber cualquier rumor, este se extendería con rapidez.
«Por otro lado, ¿qué piensa de esta situación, Aika-sama?»
«¡Obviamente, no puede ser perdonada!»
Aika explotó.
«Me ha estado molestando por un tiempo ¡Pero se está volviendo más extraño últimamente! Cada vez que intento hablar con Kimito ¡Ella se le pega con firmeza para que su atención se dirija al final a ella!»
«Desearía que se pegara a mí.» Dijo Karen.
«Y luego hubo una vez cuando estábamos en medio de un videojuego para dos jugadores. Yo había pensado que incluso si ella se aferraba a él con firmeza, simplemente la ignoraría. Pero, ¡¿quién habría pensado que ella comenzaría a quitarse la ropa?! ¡Obligándonos a volver a detenernos!»
«No creo que necesites vestirla a la fuerza.» Dijo Karen.
«¡¿Qué fue eso?! ¡¿Acaso lo hizo a propósito?!»
«¡Es cierto lo que dices!»
Reiko también estaba emocionada debido al entusiasmo de Aika.
«¡Cada vez que ella come galletas, Kimito-sama se las da con sus manos! ¡¿Cómo puedo tolerar eso?! ¡Es injusto! ¡Me molesta al solo mirarlo!»
«¡Correcto!»
«¡Lo sé! ¡¿Cierto?!»
Justo cuando las dos conversaban de forma entusiasta, se dieron cuenta de lo que estaban haciendo y giraron sus cabezas alejándose de la otra al unísono.
*Golpe* Karen golpeó la cabeza de la vaina de su katana con la alfombra.
«¡Cuan envidiable! ¡Lo quiero muerto!»
«T-Tú no deberías matarlo…»
«¡Pero él claramente está mal!»
Aika volvió a explotar.
«Cuando él le da una galleta, ¡él sonríe llenó de lujuria! ¡Pareciera que encuentra la felicidad al servir a otros! ¡Lo sabía! ¡Él es un mayordomo de nacimiento! ¡Un Sebastián[2]!»
«¿Quizás él solo es muy considerado con los demás?»
«¡No, no! ¡Él solo ama ser persuadido por una molestosa niña como ella!»
«… ¿Yo también debería quitarme la ropa?»
«¿Ah?»
«¡N-No, nada!»
«…Debo recuperar a Haqua de las garras de ese hombre malvado.»
Karen miraba la empuñadura de la katana.
«Si esto sigue, ese hombre seguramente le hará esto y eso a Haqua… ¡Im-imperdonable!»
Karen parecía un perro molesto que le ladraba a su propio reflejo en la superficie de un río.
«¡Cierto! ¡Este es un crimen, así que debemos detenerlo!»
«¡E-eso es cierto! ¡Debemos prevenir un crimen antes de que ocurra!»
Las chicas hablaron como si ellas fueran alguna clase de héroes de la justicia mientras terminaban su discusión.
«…Sent…sentémonos con Haqua-sama y conversémoslo.»
Reiko, quien era como Madame de Pompadour, habló.
Con eso, la reunión de las chicas finalizó.
[1] Madame de Pompadour (1721-1764) Fue una cortesana francesa, la más celebre amante del Rey Luis XV y una de las principales promotoras de la cultura durante el reinado de este último.
[2] Es un nombre estereotipo para los mayordomos en Japón.
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