Meiyaku no Leviathan Vol. 08 – Capítulo 2

Capítulo 2: La Runa de la Madre Dragón

Parte 1

El alojamiento temporal para Hal y compañía—Un sitio histórico en la Luna.

La «cara visible» desde la perspectiva de la Tierra.

El periodo de rotación de la Luna y el periodo orbital eran ambos aproximadamente de veintisiete días. Como resultado, la Luna siempre presentaba la misma cara a La Tierra.

La cara posterior, normalmente inadvertida, estaba cubierta de cicatrices y era bastante fea.

La cara visible, siempre mirando a La Tierra, brillaba de color blanco con una tranquila sensación de belleza.

Un periodo de rotación de aproximadamente veintisiete días significaba que las horas de luz persistían por catorce días y por lo mismo, las horas de oscuridad duraban catorce días.

Aproximadamente habían transcurrido veinte horas desde que Hal había sido llevado al sitio histórico lunar.

Durante todo este tiempo había estado de día.

Hal y sus compañeras habían pasado la noche en la torre que habían elegido al azar. Hal estaba totalmente solo en el piso superior mientras las otras dos chicas usaron el área de abajo.

En este momento, Hal estaba dando un paseo solo en el sitio histórico.

Él estaba caminando como siempre, sin verse afectado por la falta de peso en el espacio o que la gravedad de la Luna fuera un sexto de la que había en la Tierra. Qué lugar más alejado del sentido común.

«Una runa que da a luz a todos los dragones de sangre pura, huh…» Hal murmuró para consigo mismo.

El ritual de nacimiento dragón llevado a cabo en el cráter Platón de la Luna. Viéndolo tomar lugar con un ojo mágico, Hal a su vez había enviado a Akurō-Ō a investigar.

Por lo que había informado, era un símbolo mágico con la forma de un signo del infinito que había dado a luz a incontables Raptores.

«Cierto, le había preguntado la otra vez a Hinokagutsuchi el cómo los dragones nacían. En ese entonces, ella se rio de mí y evitó darme una respuesta directa.»

Hal había preguntado lo que sería fundamental para cualquier especie, pero Hinokagutsuchi había tratado por encima el tema, tratándolo de «muy complicado» y que él lo entendería eventualmente, así que el asunto terminó todo este tiempo inconcluso.

En ese entonces, él había acabado recién de conocer a la supuesta demonio.

Pero esta vez, Hinokagutsuchi había mencionado un término.

La Runa de la Madre Dragón—

«Ella finalmente está haciendo cosas diferentes de su estilo usual.»

La ex-Reina Dragón había estado entregando información, un raro acto efectivamente.

Hal estaba bastante intrigado por sus intenciones. Es más, él también deseaba investigar esa «Runa de la Madre Dragón»…

«¿Hmm?»

Él de pronto salió de sus pensamientos.

La Runa del Arco en el centro de su palma derecha le estaba diciendo que su runa complementaria se estaba acercando.

«¡Haruomi, préstame un poco de tu tiempo!»

«¡Tú! Lo sabía.»

La Princesa Yukikaze había llegado flotando desde por arriba en el cielo.

Montando su varita mágica, la tabla de surfear, ella llegó tan rápido como si fuera viento.

Para el tiempo que Hal lo notó, ella ya lo había agarrado por la parte trasera del cuello, arrastrándolo a la fuerza hacia su tabla de surfear.

La Princesa Yukikaze, usando un vestido de una sola pieza, estaba a su lado. En otras palabras, se podría considerar que la estaban montando juntos.

«¡Woah!»

Hal inmediatamente se cayó sobre su traste golpeando la tabla de surfear.

Él no pensaba que su sentido del equilibrio fuera lo suficientemente bueno para mantenerse de pie apropiadamente sobre este inestable medio de locomoción.

«¡Jajajaja, que poco agraciado!»

«¡¿Qué otra opción tengo?! ¡Esto obviamente no fue diseñado para dos personas!»

La risa de la princesa era tan animada que Hal no pudo sentir intención alguna de burla de su parte. Hal gruñó en respuesta.

La tabla de surf mágica rápidamente ascendió verticalmente, sobreponiéndose fácilmente a la gravedad de la Luna—excediendo el Mach 8 en velocidad.

Por debajo de sus pies, la blanca luna gradualmente retrocedió.

Alejado del peligro gracias a la protección imperecedera, la princesa y Hal no sintieron carga alguna, pero…

«¡¿Dónde rayos me estás llevando?!»

«Tengo algo que discutir, así que acompáñame por un rato. ¡Te mostraré mi residencia!»

«¡¿Ehhh?!»

Su altitud probablemente estaba por sobre los cientos de kilómetros.

Hal y la princesa se estaban dirigiendo hacia un asteroide. Orbitando la Luna, se asemejaba a un disco ovalado, lo suficientemente grande para ubicar la totalidad del Domo de Viejo Tokio.

La Princesa Yukikaze parecía ser su destinada rival.

Contando hoy, solo dos días quedaban para su recuperación antes del duelo con esta chica—

 

Una vez que pudo recuperar su aliento, las primeras palabras de Hal fueron una queja.

«No hay necesidad de venir hasta esta clase de lugar, si todo lo que querías era hablar conmigo.»

«Es más tranquilo aquí y la vista es más hermosa que la de abajo. Me gusta aquí.»

También había ruinas en este asteroide, lleno de torres de pura piedra.

Pero a diferencia de la Luna, aquí había a su vez un elegante edificio.

Era un castillo construido con un material transparente de un tinte ligeramente azul—hielo. Su techo era igual de afilado que un pilar de hielo, estrechándose como un cono.

La silueta de la «torre de hielo» evocaba una delicada escultura helada.

El castillo presentaba un gran salón que parecía servir para celebrar audiencias. En este lugar donde el piso, las murallas y los pilares eran todos trasparentes como el hielo, Hal miró a la Princesa Yukikaze.

«¿Entonces por qué no nos trajiste aquí desde el principio?»

«Ridículo. Como dice el adagio, chicos y chicas no deben sentarse juntos luego de los siete años. Incluso si eres tú, Haruomi, dado que eres un hombre, ¿cómo podría ser posible vivir bajo el mismo techo que yo?»

«Pero claramente me dejaste junto con Juujōji y Asya…»

«¿…?»

La Princesa Yukikaze pestañeó.

Ella aparentemente no podía comprender el significado detrás de las palabras de Hal.

Parecía que la Princesa Yukikaze consideraba a la chica japonesa y a la bruja de clase maestra, quien también era una Tyrannos como él, como «gatos mantenidos por Haruga Haruomi.» Ella probablemente no veía a esas dos como personas.

Justo a medida que Hal se sentía conmocionado, pensando «como se esperaría de un Rey Dragón»—

«Permíteme darle una mirada a tu rostro.»

La princesa de pronto se puso cara a cara.

La altura de Hal era cercana a los ciento sesenta centímetros, definitivamente no era considerado alto. Aun así, él seguía siendo más alto que la princesa, quien aproximadamente medía ciento cincuenta centímetros. La Reina Dragón Blanca incluso se puso de puntillas.

«El color de tu tez ha mejorado. Parece que me has estado escuchando y has descansado obedientemente.»

«Todo gracias a ti.»

«Loable, Haruomi. Mantente así en preparación al día del duelo.»

La Princesa Yukikaze asintió feliz.

Su rostro estaba justo en frente de sus ojos. Aunque su edad se estimaba que había superado los mil, sus rasgos faciales seguían siendo infantiles.

Hal sintió como saltaba vigorosamente su corazón.

Demasiado cerca. Sus narices estaban a punto de tocarse. Esta distancia era como aquella vez con Juujōji Orihime.

*badump* *badump* Su corazón saltó frenéticamente. A propósito, la Princesa Yukikaze era realmente adorable.

(Tal como su nombre decía, ella realmente era como un hada de las nieves.)

Un comentario inusitadamente romántico surgió en la mente de Hal.

Él no albergaba el más mínimo pensamiento impuro acerca de la hermosa doncella de los reyes dragones. Sin embargo, este miembro excesivamente linda del sexo opuesto se le había acercado repentinamente, a pesar de ser un miembro de la raza dragón.

Esta era la razón por la que su corazón se aceleró.

(Mierda. ¿Cómo podría ponerlo…? Yo ya tengo a Juujōji. No puedo estar sintiendo algo por otra persona—)

Hal tensó su rostro y deliberadamente fingió una actitud impávida.

«¿Oh?»

«¿Qué sucede?»

«Nada. Haruomi, No sabía que podías poner una expresión tan varonil.»

«Por supuesto, soy un hombre después de todo.»

«Bien dicho. Fufufufu. Pensar que un Tyrannos anómalo como tú posea una templanza masculina, estoy bastante sorprendida—y complacida.»

«Maravilloso. De hecho, el orgullo de un caballero es una de las cosas de las que presumo.»

Juujōji Orihime había visto a través de eso en un instante.

El hecho que la expresión facial de Haruga Haruomi se pudiera tensar particularmente siempre que estuviera pensando cosas lascivas.

Sin embargo, de cierta forma la Princesa Yukikaze era aún más inocente que la bruja japonesa.

Al escuchar la respuesta de Hal, la princesa parcialmente cerró sus ojos satisfecha.

«¿Ya veo? Entonces mantén tus esfuerzos, debido a que es tu deber mantener la imagen que prefiero.»

«¿Eh? ¿Por qué es eso?»

«¡¿Acaso olvidaste la promesa?!»

Hal abrió sus ojos. La Princesa Yukikaze hizo puchero.

A pesar que solo estaba haciendo puchero de manera infantil, simplemente se sintió como otro rasgo encantador suyo.

Las hermosas doncellas realmente estaban en una liga propia.

«¿Acaso hice alguna clase de promesa sobre obedecerte?»

«Efectivamente. Fue la noche cuando tuvimos nuestro primer enfrentamiento como los sucesores del Arco y la Flecha, debo de haberte dicho—»

«Oh, esa vez antes de las vacaciones de verano. Genbu-Ō fue parte de ello también.»

Su primera batalla contra la Princesa Yukikaze había sido hace casi tres meses atrás.

Esa vez, Hal había derrotado a Genbu-Ō, un gigantesco esbirro con una altura que excedía los cien metros. El verdadero Genbu-Ō, portando el poder de una diosa, había emergido de la gigantesca tortuga, arrastrando a Hal hacia una difícil batalla…

Hal de pronto recordó.

Esa noche, la Princesa Yukikaze se había abalanzado sobre él a decirle:

‘Haruomi, la nuestra es una relación donde un duelo decisivo entre nosotros es inevitable. Si te derroto y tienes la fortuna de sobrevivir—’

‘Te podrás convertir en mi subordinado.’

‘Si resultas ser un guerrero capaz de sobrevivir un encuentro contra mí en el campo de batalla…una recompensa de este nivel sería más que merecida. ¡Da tu mejor esfuerzo, Haruomi!’

Efectivamente. Tal como un Rey Demonio le diría al protagonista que se «uniera a su lado» antes de la batalla final, la Princesa Yukikaze había lanzado una declaración unilateral hacia él.

«¿Te acuerdas ahora?»

La Princesa Yukikaze sonrió.

«Naturalmente, la condición necesaria es que sobrevivas en lugar de fallecer tras el duelo…tú eres el hombre que carga con el destino de convertirse en mi sirviente. En ese caso, el convertirse en el tipo que la maestra prefiera—»

«Es mi obligación— ¿Es eso lo que quieres decir?»

«Precisamente.»

«Eso realmente no cuenta como una promesa para mí.»

«¡¿Qué es lo que has dicho?!»

«Es que te fuiste sin esperar mi respuesta.»

«Grr.»

«Bueno, es cierto que es un muy buen trato, el ofrecerme mi vida a cambio de mi lealtad, pero yo también tengo mi orgullo. El mover mi cola y el aceptar la oferta unilateral de alguien, eso está mal para un hombre, ¿no?»

En cuanto a sus verdaderos pensamientos…

Por supuesto, el convertirse en el esclavo de la hermosa Reina Dragón sería mil veces mejor que terminar asesinado. Él definitivamente esperaba que la princesa lo contratara. Hal valoraba su propia vida más que el morir por su orgullo, pero si él fuera a confesarlo abiertamente—

La Princesa Yukikaze probablemente lo amonestaría: «¡Que poca hombría!»

También sería alarmante si la Princesa Yukikaze dijera: «Cambié de opinión» cuando él perdiera, de ahí que Hal intencionalmente difiriera con ella. Al crear la mejor impresión posible para la princesa en preparación de su momento de la derrota—este era el meollo de sus cálculos.

(Bueno, no creo que ella sea del tipo que se enoje simplemente porque le responda.)

Dado que él entendió la personalidad de la princesa, él audazmente dijo: «Además, es un poco excesivo hacer una promesa antes de que batallemos con la presunción que perderé. ¿Qué pasaría si perdieras…? ¿Qué obtendría de ti?»

«¿Yo, la Princesa Yukikaze, perder contra tí, un simple Tyrannos?»

«Sí.»

La Princesa Yukikaze lo fulminó con la mirada, causando que Hal comenzara a sudar secretamente en frio.

Ella no estaba realmente enojada. Los ojos ligeramente disgustados de la princesa hicieron que Hal se asustara un poco, pero él decidió fingir tanto coraje como fuera posible y elegir con cuidado sus palabras.

«Debido a que es un combate, ¿verdad? Una situación inesperada podría surgir, no—»

Hal declaró de manera afirmativa.

«Definitivamente haré que suceda.»

El Haruga Haruomi de siempre no habría sido capaz de hablar de esta forma.

Quizás debido a que estas líneas eran completamente opuestas a su yo usual. Las asertivas palabras fácilmente salieron de su lengua. Dado que él simplemente estaba llevando su actuar usual en la dirección opuesta, él fue capaz de pensar al instante en lo que necesitaba decir.

(Supongo que esto es lo que los actores deben sentir cuando están improvisando en el escenario.)

En cuanto a la respuesta de la Princesa Yukikaze, quien pertenecía a una raza de guerreros innatos—

«¡Bueno entonces, Haruomi, el día que yo, Yukikaze, pierda contra ti será el día cuando me convierta en tu subordinada!»

Al igual que una noble guerrera, ella declaró galantemente.

Como era de esperarse, la princesa seguía siendo demasiado joven. Su ingenuidad era un tanto adorable.

«Entendido. Pero personalmente, me descoloca la idea de acepar subordinados, así que no cobraré el trato si es que gano.»

Hal no tenía deseos de forzar a una niña pequeña a convertirse en su sirvienta o esclava.

Estimulado por la moral y su consciencia, Hal le ofreció a la princesa una respuesta ligeramente hipócrita…aunque la principal razón se debía a que él no podía imaginarse la situación posterior a su duelo con la princesa.

Sin embargo, la veterana guerrera que había vivido por más de mil años no parecía estar muy impresionada con la conservadora respuesta de Hal.

«Qué condiciones más permisivas. ¿Estás intentando ofrecerme caridad, a mí, Yukikaze?»

Hal rápidamente se explicó a la Princesa Yukikaze, quien había tensado su expresión.

«E-Eso no es lo que quiero decir.»

«Hmph. El aceptar la generosidad de un mero Tyrannos solamente me humillaría. En el evento que yo, Yukikaze, fuera a perder—Tienes autorizado tratarme como a tu posesión, ¡no te contengas!»

«¡¿Huh—?!»

«¡Naturalmente, no hay razón alguna para que yo pierda contra un mocoso como tú!»

La molesta doncella dragón respondió con firmeza.

Hal se preguntó con ansiedad «¿Fui demasiado lejos?» pero inmediatamente cambió de opinión.

Hubiera tenido lugar o no esta conversación, la Princesa Yukikaze no iría suave con él. El hacer esto no iba a empeorar las cosas para Hal.

La personalidad de la Princesa Yukikaze era recta.

Mejor dicho, el problema era—

(Aunque recién hice un discurso genial, mis posibilidades de ganar son minúsculas sin importar como piense en ellas.)

Habiendo dicho eso, eso no era excusa para ser descuidado con los preparativos de batalla. Era hora de discutir eso con ella—Hal cambió de tema.

«Dime… ¿No hay cierto cráter en la Luna con una gigantesca runa de Ruruk Soun grabada en su interior?»

«¿Oh?»

La Princesa Yukikaze, quien hasta hace unos momentos parecía una niña enojada en medio de un puchero, cambió al instante su expresión.

Con una profunda y astuta sonrisa, ella contempló a Hal.

«Que ojos tan perspicaces tienes, pensar que ya lo notaste.»

«No soy tan asombroso. Esa cosa emite una presencia bastante rara y ocasionalmente crea una gran cantidad de Raptores.»

«Fufufu. Ese símbolo aparentemente se llama la Runa de la Madre Dragón.»

La Princesa Yukikaze respondió de forma bastante directa.

«El polo opuesto de las runas matadragones que nosotros usamos, es un sello para dar a luz a los dragones.»

«Que sorprendente. Pareces poco interesada en eso. Viendo lo cerca que está de este palacio, yo habría pensado que de seguro era tuyo.»

«Si uno fuera a declararlo propiedad de alguien, le pertenecería a toda la raza dragón.»

La princesa habló en un tono de solemnidad, adecuado para una Reina Dragón.

«Yo simplemente establecí una base cerca de la Luna. Solo después de haberme instalado en este castillo es que descubrí que la Runa de la Madre Dragón se había manifestado en esa ubicación.»

«Ya veo…»

Tras aprender el término «Runa de la Madre Dragón,» Hal ahora era capaz de encontrar información acerca del nacimiento de la raza dragón a través de su varita mágica, la pistola mágica. En el universo, aparentemente había varios cuerpos celestiales como la Luna, grabados con runas para dar luz a los dragones.

Luego de operar por varios siglos, las Runas de la Madre Dragón agotarían su energía y entrarían en un periodo de latencia por cientos o cientos de miles de años.

Una vez que el poder de la concepción se recuperara, la runa reaparecería en la superficie del cuerpo celestial—

El signo de infinito sobre la Luna había atravesado un largo periodo de inactividad antes de reactivarse en Julio del año 1999 de la era actual. Efectivamente, ese fue el año cuando los dragones regresaron a la Tierra. Reyes Dragones y elites, quienes habían dejado el planeta o se habían vuelto inactivos, regresaron al unísono con el renacimiento de la runa…

Que gigantesca historia conocida de primera mano. Sin embargo, esto no era asunto de Hal en este instante.

Él se encogió de hombros y dijo: «Entonces estará si voy a investigar la runa, ¿cierto?»

«¿De qué estás hablando?»

«Ya que no es tuya, ¿correcto?»

La Princesa lo miró fijamente, causando que el corazón de Hal se parara por un segundo. Había una intimidante furia en los ojos de la chica.

«Haruomi, no olvides que yo, Yukikaze, te ordené descansar apropiadamente. No servirá si retrasas tu recuperación debido a asuntos innecesarios. Los días antes de nuestro duelo se están acabando, ¿lo tienes claro?»

«Eso es exactamente porque necesito ir a investigar. Puede que termine encontrando algo—que podría ser de utilidad cuando esté luchando contigo.»

«¿Qué?»

«El descansar es la prioridad pero de todas formas quiero hacer un esfuerzo final por el duelo.»

Por el bien del inminente duelo—Hal puso estas palabras mágicas en acción.

«Hmm.»

Abrazándose los hombros, la Princesa Yukikaze se sumió en sus pensamientos.

«Después de todo, la Runa de la Madre Dragón es simplemente un símbolo para crear dragones y no puede ser empleado en una batalla entre un Rey Dragón y un Tyrannos.»

La Princesa sonaba como si estuviera criticando a Hal, pero no persistió en cuanto a detenerlo.

Ella respetaba la opinión de Hal. Dado que la princesa había hablado así, la runa probablemente no podría ser usada como la carta de triunfo en el campo de batalla, pero—

Hal tenía muchas de sus propias ideas.

(Un Rey Dragón…seguramente no pensaría en esto.)

Él decidió intentarlo primero. La adorable Princesa Dragón de pronto emitió sus órdenes.

«Ve si debes, pero tienes que regresar a mi luego de finalizar tus asuntos. ¡De ver algún retraso en tu recuperación, te obligaré a descansar obedientemente incluso si debo atarte a una cama!»

Ella claramente pensaba que Haruga Haruomi era una mascota o un juguete.

 

Parte 2

«Ara, ¿pero si no estás disfrutando tu conversación con la Princesa Yukikaze?»

«Asya, ¿por qué estás de pronto diciendo esto?»

«Haruga-kun y la princesa sonaban tan felices cuando estaban conversando. El tono era bastante jocoso.»

«¡¿Tú también, Juujōji?!»

«Incluso llevó a que la princesa declarara que ‘se volvería suya’ a Haruomi… Orihime-san, él es imperdonable, ¿no lo crees?»

«En serio, me da la sensación de ‘¿Quién se cree que es Haruga-san, dejándose llevar?’ »

«Estabas totalmente enamorado cuando estuviste hablando con la princesa.»

«¡Y-Yo desesperadamente me encargué de la princesa por el bien de la misión ¿está bien?! ¡Además, ¿cómo sabrían que estaba totalmente enamorado si solo lo que escucharon fue mi voz?!»

«Lo supe cuando escuché un tono diferente de voz, a diferencia de tus excusas de siempre.»

«Asya-san está en lo correcto. Justo ahora, estabas actuando distinto a tu yo usual.»

«¿Q-Qué otra opción tenía? Estaba dando mi mejor esfuerzo para conversar con ella, intentando desviar la atención de la princesa.»

Luego de conversar con la princesa durante un largo rato…

Hal se despidió y regresó donde sus compañeras. Él sacó el celular que había estado llevando en secreto y usó el software de grabado de audio para reproducir su conversación con la princesa a las dos chicas.

Luego de escuchar, tanto su amiga de la infancia como Juujōji Orihime comenzaron a regañarlo.

«No puedo creer que usé mi preciosa batería para grabar la conversación. No hay forma de recargar los celulares aquí, saben…»

Él originalmente había esperado ahorrar tiempo explicándolo al hacer una grabación, pero resultó tener el efecto inverso.

De cualquier forma, Hal puso sus ideas en orden y dijo: «Sin importar que, la princesa aceptó, así que podemos pavonearnos y movernos dentro de la Luna. Sería un problema si ella me llevara lejos en medio de la investigación.»

«Yendo hacia la princesa luego de investigar, ¿verdad…?»

«Después de todo, la princesa te ordenó regresar a ella…»

«¡Esta conversación se terminó! No tenemos mucho tiempo. Continuemos con nuestro trabajo.»

El seguir discutiendo afectaría la misión que se vendría a continuación.

Hal les había dicho a las dos chicas que finalmente se habían calmado.

«Diríjanse directamente al cráter a investigar la runa de la Madre Dragón.»

 

La tarea de escalar el Cráter de Plutón requeriría que los Terrícolas preparan una nave espacial que estuviera en órbita, pero Hal era capaz de saltarse tal paso. Él usó la runa de teletransportación de Ruruk Soun.

«Llegamos al instante…»

«Eso se debe a que es teletransportación.»

«N-No puedo creer que vendría a un lugar como este al depender de la magia de Haruomi…hace medio año atrás, jamás habría pensado en esto,» señaló emocionada Asya.

Justo hace poco, Hal y su amiga de la infancia seguían en un cuarto al interior de la torre de piedra.

Pero ahora, ellos estaban de pie en una vasta tierra de blanco. Blanca—arena seca hasta donde se podía ver. Ellos finalmente habían llegado a la superficie de la Luna.

«La Puerta Hacia Cualquier Lugar de Doraemon definitivamente sería conveniente si realmente existiera, pero la dicha de viajar instantáneamente se vería reducida a cero. La velocidad y la diversión son mutuamente excluyentes.»

«Esta vez, vamos a estar tomando la ruta práctica.»

Los dos estaban vistiendo ropa casual de la Tierra.

Ellos no tenían acceso a canales por donde comprar trajes espaciales que costaban por sobre el billón de yenes cada uno. Ni tampoco necesitaban comprarlos. Usando el poder de los Tyrannoi, ellos invocaron la protección imperecedera—una barrera incolora y transparente que cubría el cuerpo.

Esta protección normalmente se manifestaba en la forma de un brillo perlado, pero debido a que Asya comentó «durante las batallas no me importa, pero…el color de nuestra protección se interpone cuando estamos investigando,» así que eliminaron el color.

Aunque hacer que el ambiente decayera al priorizar la practicidad era el punto aquí. Hal asintió y casualmente dio un paso hacia adelante.

«¡Uwah!»

Él se sobresaltó. Con un pequeño pazo, su cuerpo flotó hacia arriba ligeramente.

«Incluso con la protección imperecedera, todavía no estamos completamente libres de los efectos de la baja gravedad.»

«En primer lugar esta es una habilidad defensiva. Sigue siendo mejor que estar saltando como astronautas. Simplemente flotamos un poco.»

«No hay problema siempre y cuando prestes atención. Pero delante de nosotros…»

Luego de examinar cuidadosamente por un rato el lugar, Hal y Asya invocaron dos runas de Ruruk Soun.

Este simple arreglo significaba «Vuelo.»

Hal levitó en el aire. Él jamás se había sometido a un entrenamiento para moverse alrededor de la Luna, pero con esto, él podría volver a donde quisiera. La gravedad, un sexto de lo que había en La Tierra, ya no le afectaba.

«Ya veo, así que la usas de esta forma, ¿huh?»

Murmurando, Asya miró a su mano derecha.

En su palma estaba la Runa de la Cadena, un símbolo similar al kanji «巳» La bruja de clase maestra y terrícola movió su mano derecha—

Ella invocó las mismas runas de «vuelo» que Hal.

*zumbido* Asya asimismo flotó en el aire, volando sin esfuerzo junto a Hal.

«Impresionante como siempre, Asya. Eres capaz de usar magia de Ruruk Soun ahora.»

«Solo puedo usar aquellas que involucren pocas runas. A menos que me familiarice más, probablemente no seré capaz de usar magia que sea útil en el campo de batalla.»

Una vez más presenciando lo prodigio que era su amiga de la infancia, Hal se sintió bastante impresionado. Sin embargo, la misma Asya simplemente se encogió de hombros despreocupadamente.

«A diferencia tuya, no poseo todavía una varita mágica.»

«Por otro lado, yo creo que eres más asombrosa al usar magia sin una varita.»

Los dos comenzaron a moverse hacia su destino usando magia de vuelo.

El vuelo era bastante estable. Incluso si hubieran estado sosteniendo copas en sus manos, el agua al interior probablemente solo hubiera temblado ligeramente.

Sin embargo, ellos estaban realmente volando a una velocidad que llegaba a los cuatro o quinientos kilómetros por hora.

Después de todo, una velocidad muy baja no serviría de nada al volar al interior de un cráter con un diámetro de cientos de kilómetros. Para estándares humanos, este era un nivel de magia extremadamente alto. Sin la asistencia de un leviatán incluso brujas de clase maestra no podrían lograr esto.

Sin embargo, Hal dijo: «Desde la perspectiva de la raza dragón, esta magia es incluso más sencilla que la radio calistenia…probablemente como ‘encender un fósforo.’ Por lo tanto, no creo que esto vaya a acelerar mi transformación en dragón.»

Por el contrario, uno también podría decir—

Haruga Haruomi ya estaba así de cerca de ser un dragón.

Hal deliberadamente se guardó este último comentario consigo mismo. Asya tampoco siguió con el tema, probablemente producto de la consideración. Era justo igual como en el pasado cuando Hal evitaba tocar el tema sobre la esperanza de vida de Rushalka acabándose.

«A propósito…tu anterior pérdida de apetito parece haberse recuperado. ¿Cuál fue la razón después de todo? Estuviste actuando extraña últimamente.»

Hal no había tenido oportunidad de pasar tiempo a solas con su amiga de la infancia desde hace un buen rato. El duelo contra la Princesa Yukikaze también se estaba acercando. Quizás él debía aclarar esto primero.

Preocupado que esto pudiera afectar su coordinación con Asya, él tomó la decisión de preguntar sobre eso.

«¿Te acuerdas? Toma por ejemplo el tiempo que estuvimos a solas en ese hotel en New York…»

«¡¿…?!»

Previo a la batalla contra el Rey Dragón Hannibal en New York, su amiga de la infancia lo había besado. Además, ella le había dicho algo profundo. Esta escena, la cual había causado tanta agitación últimamente en Hal, era como un hueso de pescado en su garganta.

Había causado que él pensara «¿Huh? ¿Acaso Asya realmente se siente de esa forma conmigo…?»

Hal pensó que podría ser la tendencia de un chico a considerarse a sí mismo más atractivo de lo que realmente era, algo común durante la pubertad, ¿pero qué tal si esta vez no era el caso?

Cuando preguntó cautelosamente, su amiga de la infancia reaccionó emocionalmente.

«¡¿D-De qué estás hablando, Haruomi?! Recientemente, mi poder mágico ha estado en mal estado. Ha habido veces cuando ni siquiera recuerdo lo que he hecho. ¡¿Acaso hice algo en frente tuyo?!»

«¿Eh? ¿Eso es lo que ha estado pasando?»

«¡Eso es! ¡Así que sería muy feliz si pudieras ser generoso y perdonarme por mis errores!»

«Ya veo…»

Quien había estado actuando sospechosamente ahora estaba muy nerviosa, presa del pánico.

Hal sintió que sería malo si seguía tocando el tema, así que se detuvo.

Asya de inmediato hizo otra pregunta. «Dejando eso a un lado, hay algo que me molesta acerca de tu dragonificación. Mientras estuve lejos, ¿no te estuviste fusionando con la Reina Carmesí?»

«No preocupes, las chicas ayudaron a curarme.»

«Eso es precisamente el punto. ¿Cómo curaron un cuerpo que se dragonificó por completo?»

«¡¿…?!»

El corazón de Hal se congeló al instante.

«¿E-Ellas no te dijeron?»

«No lo hicieron. No hubo suficiente tiempo la última vez así que no sé nada acerca de los detalles. Orihime-san eso sí mencionó que Luna y Hazumi-san ayudaron y que aparentemente tomó mucho trabajo.»

Aparentemente, su amiga de la infancia no estaba al tanto de lo que Orihime, Luna y Hazumi, las tres jóvenes doncellas en un estado de desnudez, habían hecho por Hal cuando este se había transformado en un dragón rojo.

«Habiéndome convertido yo misma en una Tyrannos, estoy bastante curiosa.»

«Relájate. Ya sé cómo curarte si es que fueras a convertirte en un dragón a futuro.»

«¡¿A-A que te refieres con eso?!»

Lo que gatilló aparentemente la recuperación de Haruga Haruomi estaba arraigado en la lujuria.

En ese caso, Asya era por supuesto la «gula.» El satisfacer por completo los deseos humanos era la clave para evitar la dragonificación.

Pensando que debería explicarle esto más tarde, le dijo a Asya: «Te lo explicaré en detalle más tarde…ahora, tenemos que priorizar la misión.»

Usando magia de vuelo, Hal y Asya llegaron cerca del centro del Cráter de Platón cuyo diámetro era de cien kilómetros.

En la superficie de la Luna, un par de cientos de metros por debajo de ellos estaba un símbolo del infinito, de aproximadamente unos cinco o seis kilómetros de ancho y la mitad de eso de largo.

Esta era aparentemente la Runa de la Madre Dragón.

Su color era negro. Sobre la blanca superficie de la Luna, era particularmente llamativa.

Sin embargo, humanos sin visión mágica no podrían verla. Si hubiera sido visible, los centros de observación en la Tierra la habrían descubierto hace mucho ya.

De cualquier modo, ellos habían estado volando en total durante diez minutos en total.

Los dos finalmente llegaron justo por sobre el borde del signo del infinito.

«Este comentario es como un chiste viejo ya, pero me recuerda a las Líneas de Nazca.»

«Efectivamente. ¿No teníamos como siete años cuando fuimos a ver las Líneas de Nazca juntos—Hmm?»

Justo a medida que descendían rápidamente y estaban a punto de aterrizar sobre la superficie de la Luna…

Los ojos de Hal se ensancharon. El encontrarse con un conocido aquí de entre todos los lugares. Dada esa particular manera de vestir, era imposible que Hal se equivocara de persona.

«Uh, está bien,» Hal murmuró con una voz quejumbrosa. «No debería estar sorprendido de que este tipo viniera hasta acá a la Luna.»

¿Él no lo había dicho antes?

‘Siempre y cuando sea para verlo, Tyrannos y Rey Dragón, estoy dispuesto a aventurarme a cualquier lugar, no solo en la Tierra sino que incluso en los rincones del mar de estrellas.’

El hombre que había mantenido su palabra se llamaba Sófocles.

De una complexión demasiado oscura para ser caucásico. Rasgos faciales demasiados profundos como para ser oriental. De raza indeterminada pero aun así, sin lugar a dudas, un hombre atractivo. Al igual que Hal y Asya, el misterioso hombre estaba vestido de una manera que ignoraba por completo su ambiente en el espacio, él estaba vistiendo un traje negro con un abrigo del mismo color.

Solo, él estaba de pie en la blanca luna.

 

Parte 3

«Tanto tiempo sin vernos, joven.»

En el instante que Hal y Asya aterrizaron, Sófocles les saludó.

Su voz evocaba el sonido del metal oxidado.

De todas formas, era una voz hermosa, profunda y magnética. Combinada con su atractivo y genial rostro cuya expresión apenas cambiaba, quizás él podría mostrarse popular con las dueñas de casa si es que fuera a actuar en dramas de televisión.

Sin embargo, este hombre se había aliado con la raza dragón a pesar de su identidad humana.

Bajando su voz, Hal le dijo a su amiga de la infancia: «Aunque no estoy en posición alguna para criticar, esto realmente es una extraña situación el que nosotros tengamos una conversación normal a pesar de estar en la Luna.»

«Eso se debe a que está usando magia, igual que nosotros. Mira.»

Asya estaba mirando por detrás de la espalda de Sófocles.

Tres runas de Ruruk Soun estaban cerniéndose en el aire, con el significado de «trasmite mi voz hacia allá.»

Esta magia le permitía a uno el comunicarse en cualquier condición.

De hecho, las mismas runas estaban también presentes detrás de Asya y Hal.

Luego de dejar las ruinas para visitar la verdadera superficie de la Luna, ellos habían usado esta magia con el fin de comunicarse entre sí a través del vacío del espacio donde el sonido no podía viajar.

Hal se encogió de hombros y le respondió al extraño hombre de negro.

«Te sigues apareciendo directamente después de cada incidente. Realmente no se siente para mí como si hubiera pasado mucho tiempo.»

«Maravilloso. Me gustaría mantener una larga relación contigo, de ser posible.»

«Difícil de decir. A pesar de cómo me veo, soy alguien que podría terminar muerto en cualquier momento.»

Sófocles le habló con calma a Hal, quien estaba albergando pesimismo acerca de su propio futuro. «No pongas las cosas de esa forma. Incluso si te has encontrado con algunos problemas, has tenido un asombroso crecimiento en unos pocos y cortos meses, el lanzarse hacia adelante en el camino de la realeza dragón. Dada tu habilidad, el ascender al trono justo de esa forma sería también—»

«Hmm—»

Sonriendo irónicamente, Hal miró más allá de Sófocles quien estaba incitándolo seriamente.

¿Por qué? A pesar de verse claramente como un hombre ascético con una auto-regulación estricta, Hal siempre quiso dirigírsele como «el diablo» desde el primer momento que lo conoció.

«Creo que acabas de ser hipócrita »

«¿Oh?»

«Vamos, has pasado miles, cientos de miles de años observando el Camino a la Realeza. Estoy seguro que lo notaste hace mucho tiempo, ¿verdad? Yo en verdad no soy apropiado después de todo para convertirme en Rey Dragón.»

«Fufufufu, ¿de qué estás hablando?»

Sófocles parecía estar sonriendo.

Pero sus mejillas simplemente se crisparon un poco, así que era difícil estar seguro si en realidad estaba sonriendo.

«Sin la guía de alguien, tú has escalado la escalera del Rey Dragón paso a paso, dependiendo de tus propios métodos exclusivos que nadie puede imitar. ¿Cómo alguien como tú podría ‘no ser adecuado’?»

«Pero ya no tengo ningún método para hacer trampa disponible conmigo.»

Con una sensación de impotencia al haber agotado todo a su disposición, Hal declaró esto a la ligera.

«Mi cuerpo probablemente se estará transformando pronto en un dragón. Pero quizás debido a que carezco del instinto salvaje o algo así…una vez que me transforme por completo en un dragón—transformado en una bestia inteligente—puede que no sea capaz de seguir usando trucos baratos como antes.»

Ayer, Hal se había transformado en un dragón en medio de su batalla con Galad.

Tomando la forma de un feroz monstruo, él había luchado contra el dragón plateado—y fue fácilmente rechazado. Hal carecía por completo de la salvaje cualidad que habría hecho la diferencia en esa situación.

«La naturaleza de un dragón…las características de una feroz bestia salvaje son completamente incompatibles con los trucos baratos de un mero plebeyo como yo. Soy civilizado hasta lo más profundo de mí. En este sentido, Asya aquí presente podría bien tener más potencial de convertirse en una Reina Dragón…»

«Hmm. ¿Esa chica, no?»

«Te conocí solo ayer. Gracias por tu ayuda.»

Asya dijo que había conocido a este extraño hombre al interior de la barrera de Pavel Galad.

Fue tan pronto había descubierto el pedernal. Aparentemente, bajo la guía de Sófocles, su amiga de la infancia se había convertido en un Tyrannos «algo parecido a un Rey Dragón.»

Hal preguntó «¿Cómo es que él te ayudó?»

«Cuando estuve atrapada al interior de la barrera de Galad, Sófocles abrió un camino hacia la superficie. Es por eso que fui capaz de regresar a Tokio con tanta rapidez.»

Fue el momento justo anterior a cuando Pavel Galad había sobrevivido, transformándose en un monstruo para causar destrucción.

Asya y Rushalka habían usado la Runa de la Cadena para dar el golpe final contra el dragón de plata que estaba al borde de la muerte. De no haber llegado Asya, Hal no sabía si hubiera tenido la oportunidad de visitar la Luna.

«A su vez, usé un truco cuando heredé la Cadena.»

«¿Un truco?»

«¿Lo sabes, cierto? Cuando se intenta robar la runa matadragones de alguien, incluso si el dueño está muerto, la tasa de éxito sigue siendo bastante baja.»

«Sí. Hinokagutsuchi había dicho que probablemente era menor al 40%.»

«Bueno, este tipo lanzó un hechizo para elevar las posibilidades a cerca del 70%.»

«¡¿Así que de esa forma lograste heredar la runa?!»

«Aunque se reduce a la suerte al final, el elevar las probabilidades desde menos de un 40% a más del 70% es bastante. Fue un gran favor.»

«Ya veo.»

Pavel Galad se había revivido a sí mismo, yendo hasta el extremo de remodelar su cuerpo que se suponía había fenecido.

La fría cadena de la amiga de la infancia de Hal había cercenado la obsesión de Galad. Habiéndose resuelto una pregunta, Hal trajo a colación su siguiente duda más grande:

«¿Acaso él te propuso alguna clase de condición a cambio de hacerte un favor tan grande?»

«Umm…Nada en lo absoluto.»

Asya miró a Sófocles desde el costado, sospechando totalmente de él.

«Él dijo ‘Con cada nuevo Tyrannos en esta era, me veo un paso más cerca de mi deseo.’ Pero no podemos tenerme a mí también transformándome en dragón, así que realmente no quiero que mi poder matadragones crezca en fuerza.»

«Ya había dicho esto ayer. Eso no me interesa.»

El tono de voz de Sófocles era bastante sincero.

«Poseedores de las runas matadragones no siempre progresan incluso si es que ansían poder. A la inversa, también existen aquellos quienes se vuelven inmensamente poderosos y se acercan al trono de Rey Dragón sin ninguna intención de volverse Reyes. Este joven es un excelente ejemplo. Todo depende del destino y el talento de la persona.»

«»…»»

«Con respecto al nacimiento de Tyrannois, todo lo que alguna vez he hecho es ofrecerles oportunidades.»

Hal y Asya contemplaron en silencio a Sófocles.

Ellos se sentían como si casi pudieran ver una «cola de demonio» detrás suyo, pero este extraño hombre permaneció igual que siempre, viéndose sumamente honesto, emitiendo hasta la última palabra desde el corazón.

A pesar de que sus acciones siempre se sentían como si tuvieran un motivo oculto detrás de él.

«Sin embargo,» Hal cambió el tema y le habló a Sófocles.

Él quería entender más sobre la verdadera naturaleza del hombre que servía a la raza dragón a pesar de su identidad humana.

«Yo no puedo creer que incluso eligieras a una bruja como Asya…la enemiga jurada de la raza dragón, para que se convirtiera en una Tyrannos. ¿Acaso no tienes ningún principio? ¿Cuál es tu intención?»

«Estás malentendiendo algo.» Aseguró con calma Sófocles.

El hombre que parecía extraordinario a pesar de su corriente traje el cual estaba vistiendo, permaneció inexpresivo.

«Por el juego que gira alrededor de los Reyes Dragones y las runas matadragones…El Camino hacia la Realeza, sirvo como facilitador. Esto no implica que yo sea en lo más mínimo un sirviente de la raza dragón.»

«¿Qué estás intentando decir?»

«Permíteme reformular. Yo no soy un amigo de la raza dragón. Mejor dicho, es lo opuesto. Ya bien ahora o en el pasado, siempre he estado intentando ayudar al hermoso planeta que alberga a la humanidad—al igual que a los humanos que sobre ella.»

Sófocles señaló al brillante planeta azul que centelleaba a la distancia.

A pesar de estar en la Luna, cada una de sus acciones no se diferenciaba de como uno se comportaría en la Tierra, pero Hal y Asya no estaban en posición alguna para criticar a los demás en este aspecto.

Seguramente, este hombre a su vez poseía extraordinarios poderes mágicos.

«Haruga Haruomi. Yo creo que nuestras aspiraciones son las mismas a pesar de las diferencias en nuestros puntos de vista.»

«Oh vaya, eso no puede ser posible.»

«Por favor. ¿Sabes? Tú y yo—de cierta forma somos similares.»

«¿Cómo así?»

«Por ejemplo, tengo una idea general con respecto al por qué viniste a observar la Runa de la Madre Dragón. Por otro lado, la raza dragón—especialmente los Reyes Dragones—lo encontrarían imposible de comprender.»

«No te creo.» Hal le replicó a Sófocles. «¿O quizás usaste magia para leer mi mente?»

«No, simplemente intenté imaginar tus intenciones. Primero que nada, el investigar esta Runa de la Madre Dragón para ver si podría resultar útil en la batalla contra la Princesa Yukikaze.»

«Eso está demás decirlo, pero cualquiera podría adivinar esto—»

«Siguiente, me temo que planeas destruirla

«…»

«La Runa de la Madre Dragón claramente es una amenaza para la humanidad, probablemente produciendo crías de dragón sin fin. En ese caso, es necesario el descubrir si puede ser destruida…esto es lo que el Haruga Haruomi que conozco pensaría.»

«Uh—»

Viendo que sus pensamientos habían sido revelados, Hal se quedó sin habla. Él se relamió los labios.

Sófocles tenía razón. De ser posible, esto era algo que él debía destruir antes de la batalla contra la Princesa Yukikaze.

Antes de que Haruga Haruomi muriera o se transformara por completo en un dragón.

«Siempre que te encuentras con problemas, más que idear soluciones para sobreponerte al dilema en apuro, estás más predispuesto a poner en marcha grandes reformas estructurales a gran escala, para así eliminar el problema mismo. ¿Estoy en lo correcto?»

«Yo solo soy…flojo.»

Hal interrumpió el prolijo discurso de Sófocles.

«Inicialmente es un montón de trabajo, pero al final, esta forma de hacer las cosas significa menos engorro luego del hecho. De cualquier forma, menos esfuerzo es mejor, esa es la clase de persona que soy.»

«Efectivamente. De hecho, yo soy igual.»

Sófocles asintió inexpresivamente.

«Permíteme ofrecerte un consejo como un espíritu afín. El poder matadragones no puede destruir la Runa de la Madre Dragón. No puede ser destruida a menos que seas lo suficientemente poderoso para borrar a todos los dragones del universo entero—un poder equiparable al del dios de la creación. No hay ningún lugar en el universo donde podrías encontrar a un ser tan excepcional.»

«¿C-Como es que la escala de las cosas de pronto subió tanto…?»

A pesar de esta advertencia impresionantemente excesiva, Hal de todas formas invocó su pistola mágica en su mano derecha.

Palabras por si solas podían ser exageradas sin fin. Podría ser un engaño. Él no podía estar seguro de la verdad a menos que lo probara por su cuenta…

Dándose cuenta de la intención de Hal, Asya exclamó alarmada: «¡¿Haruomi?!»

«¡Ve!»

Él apuntó la boca del arma hacia el piso y tiró del gatillo.

El objetivo era el cráter directamente debajo, con el símbolo del infinito tallado en este. Con magia de investigación añadida a las balas, Hal disparó tres balas de magia roja en rápida sucesión—

¡Bam, bam, bam!

Los tres brillantes proyectiles golpearon definitivamente la blanca arena, pero él no sintió como si le hubiera disparado a algo.

El poder de fuego y el poder mágico fueron completamente nulificados. Fue como el disparar balas a un abismo cósmico, inútil.

«Entonces que tal una técnica de aniquilación asegurada…»

Si él invocaba a la Reina Carmesí y disparaba el arco divino disparador solar con el máximo de poder—

Pensando eso, Hal dejó caer sus hombros. Intentarlo no tendría sentido. La magia de investigación que había añadido a las balas recién ya le había mostrado que Sófocles estaba diciendo la verdad…

Este signo del infinito era un símbolo mágico equivalente al dios que había creado a la raza dragón.

Hal hizo desaparecer su arma mágica y murmuró: «Imposible de destruir, ¿huh? Parece que estabas en lo cierto.»

«Me complace que entiendas.»

«Pero en nombre de la humanidad, me gustaría llamarte la atención sobre ese comentario de ‘Yo soy el amigo de La Tierra y la Humanidad.’ ¿Por qué alguien con tales sentimientos iría por el lugar haciendo cosas para ayudar a los Reyes Dragones y a los candidatos de reyes dragones?»

«Permíteme en su lugar hacerte una pregunta—»

El tono de Sófocles era tan sincero como siempre.

«¿Realmente crees que nosotros los humanos podemos ganar contra los reyes dragones?»

«¿Huh?»

«Por supuesto que no. De hecho, tal como tú, yo…soy un hombre que se volvió un Tyrannos por casualidad. Un día, de pronto me di cuenta: A este ritmo, nuestro planeta y toda la humanidad se verían involucrados en un conflicto con la raza dragón—sin otro camino más que el morir.»

«…»

«El Camino hacia Realeza es donde los elites, Tyrannoi y Reyes Dragón luchan entre sí. Este juego no puede quedar sin supervisión. Cuando su conflicto y competencia se intensifique, el mundo algún día colapsará. Tal es el sorprendente instinto competitivo y el impulso destructivo de los dragones.»

La voz del misterioso hombre permaneció siendo sincera.

«Así que siempre y cuando los dragones existan, el Camino hacia la Realeza necesita de un administrador que controle el juego para que así se desarrolle en favor de la humanidad. Esa persona necesita servir a los reyes dragones y a los Tyrannoi mientras que secretamente se asegura que competidores del lado humano continúen uniéndose.»

«Ahora que mencionas eso…»

Hal entendió y murmuró.

«Los Reyes Dragones que conozco…Hannibal, la Princesa Yukikaze y la Reina Carmesí—todos son híbridos que solían ser humanos, ¿verdad?»

«Correcto. Y de los actuales Reyes Dragones, tanto el Emperador del Relámpago Negro y el Rey del Mar Azul son de sangre pura.»

«El número de híbridos…es ligeramente mayor.»

«Sí. ¿Me creerías si te dijera que esto se debe a que traje runas matadragones a la Tierra?»

Sófocles serenamente reveló la verdad.

«Los humanos no tienen medios para luchar contra los dragones, pero es un asunto diferente para los humanos que han heredado las runas matadragones como parte del Camino Hacia La Realeza. El ahuyentar a la raza de los dragones a manos de estos héroes, así prolongando la esperanza de vida del mundo humano y la Tierra que alberga a estos—ese es mi deseo.»

«N-No, no. Pero—»

Había una falla clave en lo que Sófocles había dicho.

¿Acaso él no la había notado? ¿O acaso no le importaba en lo absoluto? Sintiendo que tenía que asegurarse, Hal le preguntó con voz trémula: «Incluso si compartieras las runas matadragones con los humanos de esta forma, estos humanos terminarían muriendo en el proceso o perdiendo sus recuerdos como humanos, ¿lo sabes? Al final, ¿no es todo lo que estás haciendo solo el instigar ‘una guerra entre competidores de clase rey dragón con La Tierra como arena’? En ese caso, la muerte de la Tierra sucederá tarde o temprano…»

«Efectivamente, esa una forma de verlo. Te concedo eso.»

El extraño hombre de traje negro asintió sin perturbarse.

No había equivocación. Hal estaba seguro de ello. Este hombre estaba loco.

«Sin importar que, en esta era donde la raza de los dragones ha comenzado a volverse sumamente activa, no hay más destino que esperar que la humanidad muera. Sin embargo, siempre y cuando sigan naciendo ‘humanos capaces de matar dragones’ a partir de las semillas que he sembrado, la esperanza de vida de la humanidad se podrá extender un poco.»

«Extensión de la esperanza de vida…»

«Haruga Haruomi. Eso es precisamente lo que estás haciendo ahora.»

Hal se quedó sin aliento.

Él se dio cuenta del por qué pensaba que este hombre—Sófocles— era el demonio.

Sus acciones definitivamente no eran irracionales. Su visión tenía un piso que lo respaldara. Con esto como punto de partida, mejorando continuamente, quizás algún día, los humanos realmente podrían obtener los medios para resistir a la raza dragón. Sin embargo—

Sófocles ya no podía hacerlo.

Él se había convertido en un ser similar a una máquina que ejecutaba el plan que había desarrollado, miles, decenas de miles de años atrás. Es por eso que se asemejaba al diablo.

Su mente probablemente había muerto hace mucho.

Los Reyes Dragones híbridos mantenían la vitalidad de sus mentes al entregarse a los sentimientos humanos y placeres.

Pero Sófocles no lo había hecho. Él había vivido todo este tiempo, probablemente solo para ejecutar su misión.

Este era el resultado.

(Quizás….)

Hal sintió un escalofrió.

(Si uno sella el poder matadragones mientras se está en el estado de aparente inmortalidad de un Tyrannos, previniendo así que uno se transforme en un dragón…quizás este es el resultado.)

Como una cosa viviente, los humanos vivían a lo sumo cerca de cien años antes de morir a causa de la edad.

Lo que le esperaba a Hal varios miles, decenas de miles de años en el futuro, era quizás un estado similar a la locura que tenía este hombre. Es más…

Si Haruga Haruomi fuera a continuar este estado actual, ni humano o dragón…

¿Podría eventualmente quedarse atrapado en un callejón sin salida como Sófocles? Dándose cuenta de esta posibilidad, Hal tembló desde lo profundo de su corazón.

 

Parte 4

«¡¿Sófocles-san…él dijo eso?!»

«Sí. Está más loco de lo que pensábamos.»

En las ruinas ubicadas en el Mar de Lluvias en el hemisferio norte de La Luna.

Docenas de torres de piedra habían sido construidas aquí. Juujōji Orihime estaba en el piso superior de una de estas, hablando con su amiga, la bruja mayor Asya quien acababa recién de regresar desde la superficie lunar.

Además, Haruga Haruomi no estaba presente.

Asegurando que tenía una cosa que hacer, él se había separado de ellas.

«Aunque no puedo concordar por completo con su forma de ver las cosas, tengo que admitir que tiene un poco de sentido.»

«¿En serio? ¿No está el mundo más a salvo con menos Tyrannoi y reyes dragones?»

«Piénsalo desde otro ángulo. Aquellos que poseen runas matadragones son esencialmente enemigos de todos los dragones.»

Con una astuta mirada en su rostro, Asya era la viva imagen de una bruja conocedora.

«Imagínate esto. ¿Qué sucedería si una manada de ciervos fuera a reproducirse en una isla sin depredadores naturales? Los ciervos eventualmente se comerían toda la vegetación de la isla, causando un desequilibrio ecológico severo. Si los dragones hicieran lo mismo en la Tierra—»

«…Llevaría a la destrucción de la civilización en la Tierra.»

«Sí, y actualmente las únicas bestias capaces de cazar a los dragones son los reyes dragones y los Tyrannoi con su habilidad de usar las runas matadragones.»

«…»

«En ese caso, ¿por qué no dejar solos a los reyes dragón y a las imitaciones de estos, dándoles a los humanos el poder matadragones? De ese modo encargándose del riesgo. Esta es la metodología de Sófocles-san.»

«¿Oh vaya? Ahora que te escucho decir esto ¿Por qué él…?»

Orihime se dio cuenta de algo e inclinó de lado su cabeza intrigada.

«El objetivo que Haruga-kun y Luna-san dijeron que conseguirían a través de GREMIO—»

«Son bastante similares, ¿verdad? En este sentido, él es bastante similar a Haruomi.»

«¿Acaso ese hombre…quiere hacerle algo a Haruga-kun?»

«A él probablemente no le importa lo que le suceda a Haruomi, si te soy honesta.»

«¿Eh?»

«Está bien si Haruomi se transforma en un Rey Dragón. Si termina muerto en una zanja en lugar de transformarse en un dragón, entonces no habrá cabos sueltos de los que encargarse, muy conveniente. Creo que lo que él realmente quiere es ver a Haruomi haciendo nada, viviendo como un ermitaño sin lograr nada. Debido a que ese extraño poder perdería todo sentido.»

«Tienes toda la razón.»

Como se esperaría de la bruja genio y experta en combate.

El análisis de Asya fue impresionante. Exhibiendo excelentes poderes de observación, la bruja y amiga lanzó una oscura mirada hacia Orihime.

«Dejando eso a un lado, Orihime-san.»

«¿Q-Qué sucede? ¿Asya-san?»

Orihime estaba algo alterada.

De hecho, ella había estado sintiéndose «culpable» con su amiga desde el verano.

Anastasya Rubashvili, la bruja genio.

Ella albergaba sentimientos hacia su amigo de la infancia Haruga Haruomi y Juujōji Orihime había notado débiles rastros de esto. Sin embargo, tanto había pasado entre él y Orihime este verano, admitiendo que el otro era lo más querido en sus respectivos corazones—

Y se habían besado muchas veces.

Y también estaba (Haruga-kun, santo cielo, siempre interesado en mis pechos…) y ayer, incluso Luna François y su prima Shirasaka Hazumi se habían unido, todas involucradas en algo absurdo juntas.

Hablando lógicamente, la nacida en Europa, Asya, no debería saber nada sobre lo que había sucedido, sin embargo.

(¡¿Acaso Asya-san finalmente lo descubrió?!)

Incapaz de hablar sobre ello, Orihime había mantenido a Asya en la oscuridad.

¿Acaso ella iba a exponer ese secreto? ¡Con ojos sombríos, Asya abrió su boca mientras gritaba y se sacudía!

«Fuimos invitados por un Rey Dragón a la Luna ¿No crees que es extraño que no haya siquiera un banquete? ¡F-Finalmente recuperé mi apetito y debo saciar mi hambre con comida tan vulgar…!»

«Oh…»

Escuchando el triste grito de Asya, Orihime asintió.

En este instante, las dos estaban sentadas en una humilde mesa de madera con un gran plato de porcelana entre ellas.

Este plato era un asombroso artefacto mágico. Todo lo que uno necesitaba hacer era concentrarse y comida similar al pan blanco aparecería sobre el plato.

El consumir esto sería suficiente para obtener una comida completa con todos los nutrientes requeridos—

Eso es lo que Haruga Haruomi había dicho. Él aparentemente había experimentado esto al interior de la base secreta del Rey Salomón. También estaba la olla mágica que producía una cantidad ilimitada de agua destilada.

Sin embargo, este pan mágico no tenía sabor.

Incluso si uno fuera a concentrar su sentido del gusto al máximo, uno a lo más podría sentir un débil dulzor.

La textura a su vez era seca. Para un gourmet que buscaba el placer en la comida, esto era una profanación de los alimentos, absolutamente imposible de aceptar.

Y como uno se esperaría, Asya comenzó a rugir.

«¡Las comidas son más que solo reponer nutrientes! ¡El verdadero placer de comer es acerca de alimentar el alma además del cuerpo! ¡Carbohidratos deberían ser obtenidos del trigo, arroz, tubérculos, legumbres que no sean granos de soya, maíz, mientras que la proteína viene de las carnes rojas y el pescado, eso está claro! ¡Como sea, carne! ¡Jugosos filetes! ¡Grasosas costillas Premium! ¡Sukiyaki estilo Kansai hecho con carne de wagyu negra A5! ¡Chuletas de carne molida del tamaño de una sandalia! ¡Estofado de vientre de cerdo! ¡Asado Gengis Khan! ¡Hamburguesas con papas fritas y malteada!»

«¡V-Vayamos todos a cenar una vez que regresemos a salvo!»

La compañera de la bruja recitó una larga lista de comidas altamente calóricas.

Silenciosamente encontrando bastante adorable a Asya, Orihime procedió a tranquilizarla.

«Podría pedirle a mi abuelo que nos llevara a comer a un delicioso restaurante de sushi.»

«¡Hablando de bacalao, hay sillago, besugo, pajaritos y sargo negro envueltos en alga de kombu también que es bueno! ¡En cuanto al pez azul, hay jurel, verdel marinado y sábalo moteado! ¡Almejas de surf, cárdidos, almejas anaranjadas, abalones y conchas! ¡Langostinos, mantis marinas, erizos de mar, huevas, calamar y los cortes chutoro y otoro del atún! Además del sushi nigiri, está el kakiage y los brotes de bambú con su propio atractivo los cuales son bastante buenos. ¡Para concluir la comida, rollos de sushi kanpyo hechos con huevo y anguila son un sí o sí!»

«Impresionante como siempre, Asya-san, también eres bastante conocedora acerca del sushi…»

«S-Solo es un hobbie personal…Oh, una cosa más, Orihime-san.»

Asya parecía haberse calmado.

Ella bajó el tono de su voz y de pronto preguntó: «¿Cómo es que ayudaste a Haruomi a recuperarse cuando se unió con la Reina Carmesí? Por alguna razón, Haruomi no lo explica con claridad. Cuando le pregunté hace poco, parecía un tanto nervioso.»

«¡¿T-Tú estás preguntando sobre eso?!»

«¿Por qué también estás entrando en pánico?»

«No es nada realmente especial. Nada que valga la pena prestarle mucha atención—»

«Por supuesto que estoy curiosa ya que bien podría sucederme a mí el día de mañana. ¿O es que hay alguna razón por la que no me puedes decir?»

«Uh, umm, ¿cómo debería decir esto—?»

De hecho, Orihime jamás había estado así de nerviosa mientras conversaba con sus amigas.

(¡F-Fui demasiado descuidada…!)

La genio del cabello plateado miró de manera sospechosa a la nerviosa Orihime.

El recientemente emergido encanto femenino de Asya se había desvanecido tan pronto su apetito se vio recuperado.

De ahí que, Orihime realmente no esperaba que ella hiciera esta pregunta.

A este ritmo, ella quizás no sería capaz de seguir manteniendo el secreto—

(¡Haruga-kun, apresúrate y sálvame!)

Al final del día, Orihime simplemente estaba igual de mal equipada para lidiar con una rivalidad romántica.

Ella realmente deseaba que el ausente regresara pronto. Con los dos juntos, podría haber todavía alguna forma de mantener a Asya a oscuras…

Orihime desesperadamente gritó por ayuda en su mente.

 

Parte 5

«Quizás hasta cierto punto ya te has dado cuenta.»

«…»

«La hora se acerca. Medio año ha pasado desde la primavera este año. Has pasado tus días tranquilo, sin embargo—pronto alcanzarás tu limite.»

«Sí.»

Luego de regresar de investigar la Luna y la conversación con Sófocles…

Hal salió a dar una vuelta solo.

Dejando las ruinas bajo la protección imperecedera que estaba llena de torres de roca, él caminó lánguidamente sobre la superficie lunar.

Protegiendo a Hal también estaba la protección imperecedera, ajustada para no mostrar color alguno.

La única acompañándole estaba muerta y no necesitaba protección. La joven vestida en un kimono rojo, Hinokagutsuchi quien no se había manifestado por un largo tiempo, estaba a su lado.

«Mocoso, a pesar de que apenas escapaste la crisis de ayer…puede que no seas tan afortunado la próxima vez. Si fueras a transformarte nuevamente en dragón, puede que sea el final para ti a pesar de tener la suerte del propio demonio.»

Las palabras de Hinokagutsuchi eran tan mordaces como siempre.

«De cierta forma, la venganza es una perra.»

«Creo que lo mismo va para ti.»

«¿Oh?»

«Tú, la supuesta demonio, tampoco duraras mucho más, ¿correcto? Claramente has estado apareciendo menos recientemente.»

«…Hmph.»

Los dos eligieron lugares al azar para detenerse.

Esta ex-Reina Dragón y el muchacho de preparatoria se habían conocido en un callejón de la ciudad de Nuevo Tokio. Luego de eso, turbulentos días habían persistido por varios meses, finalmente aterrizando incluso en la Luna.

Justo ahora, ellos estaban conversando casualmente—

«En ese entonces cuando obtuve a la Reina Carmesí, dijiste ‘Bien puede que desaparezca si es que no encuentro algo para poseer’.»

Precisamente debido a eso, Hinokagutsuchi había poseído la pistola mágica de Hal.

«Incluso con un reemplazo, pronto alcanzarás tu limite, ¿correcto?»

«Bueno, este cuerpo mío debería haber agotado toda su energía hace mil años atrás, y terminé usando demasiado poder durante los últimos seis meses.»

De ahí que, su límite estaba cerca—

Hinokagutsuchi preferiría morir antes de decirlo.

A causa del orgullo, ella simplemente se estaba negando a confírmalo o negarlo. Sin embargo, luego de llegar a las ruinas lunares, Hinokagutsuchi se había vuelto ligeramente más honesta, dispuesta a entregar información.

¿Se debía a que su fin estaba cerca? —Hal no pensó en eso.

Él se dio cuenta de esta posibilidad pero deliberadamente la ignoró.

Esta clase de comportamiento en búsqueda de una confirmación mutua para lograr una conexión de mentes, era completamente innecesaria para estos dos. Haruga Haruomi y la auto declarada demonio eran prácticos hasta lo más profundo de su ser. Todo lo que necesitaban era cooperar cuando sus intereses estuvieran alineados.

Eso era suficiente.

De ahí que, Hal trajo a colación este tema.

«Aproximadamente hace ochocientos años atrás, cuando todavía eras Reina, la Princesa Yukikaze fue quien te derrotó, ¿correcto?»

«Sí.»

«Luego tú me pediste, alguien que vive en el siglo XXI, que me batiera a duelo con esa princesa. En ese caso, ella podría ser considerada como nuestro enemigo en común, ¿verdad?»

«¿Realmente crees que una tan grande como yo guardaría resentimiento contra Yukikaze luego de todo este tiempo?»

«Es debido a que tu personalidad no es lo suficientemente grande como para soltar un rencor de solo ochocientos años.»

«Hmph.»

«Como sea, pronto necesitaré enfrentarme a esta enemigo en común. Yo esperaba que la gran ex-Reina Dragón hiciera buen uso de su resentimiento, uno que la llevara hasta el punto de aprovecharme.»

«Tu insolencia no conoce límites, mocoso.»

«Necesito información y consejo. Esperando que tus aportes en este asunto no llamen al castigo divino—eso es lo que estoy pensando.»

«Eso depende si acaso eres lo suficientemente ingenioso o no.»

Hinokagutsuchi se burló.

«Ni yo estoy segura si tienes la entereza para vencer a Yukikaze en batalla…»

«Todo lo que puedo hacer es usar trucos baratos para cerrar la brecha como hice antes. Al contarme acerca de la existencia de la Runa de la Madre Dragón, ¿no me estás pidiendo que haga uso de ella?»

«¿Crees que soy tan considerada?»

«No, pero incluso un demonio del infierno podría mostrar algo de misericordia por capricho. No es como si fuera a perder algo al ser optimista.»

A pesar del frívolo tono de voz de Hal, su expresión era bastante tensa.

De todos los trucos baratos que podrían serle útiles durante la batalla contra la Princesa Yukikaze, él podía pensar solo en uno más fuera de la Runa de la Madre Dragón.

Sin embargo, usarlo requeriría de la guía de una experimentada predecesora…

Esta era su apuesta más grande. Todo dependería de la suerte, no solo del talento y el esfuerzo suyo y de sus compañeras. ¿Cuán profundo era el vínculo que existía entre él y la autoproclamada demonio con la perversa personalidad—? Eso era lo más importante de todo.

Hal se preparó a sí mismo y dijo: «A decir verdad, tengo una idea. Puede que sea capaz de derrotar a la Princesa Yukikaze siempre y cuando yo me convierta en el sucesor—de la autoproclamada demonio.»

 

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