Even Though I’m a Former Noble and a Single Mother, My Daughters Are Too Cute and Working as an Adventurer Isn’t Too Much of a Hassle (WN) Vol.3 – Capítulo 4

Dos Valiosas Espadas, Una Sostenida por un Demonio

“Ahora bien, Conde Maynard, aquí está la carta del Duque Lucius.”

“Ohh, estoy profundamente agradecido porque Su Alteza Imperial pudiera venir hasta aquí pero lamento a su vez que tuviera que hacer el viaje.”

“No, no se preocupe, después de todo no sé dónde mis enemigos yacen.”

La chica con un suelto cabello rubio y ojos color azul como el cielo, la Princesa Philia, entregó una carta que había sido dirigida directamente al conde que gobernaba el área más al suroeste del territorio del Imperio.

En la nación conocida como el Ducado que yacía al suroeste del Imperio, no había un jefe unificado de estado entre los 23 principados confederados que componían su territorio. Era un país altamente inusual sobre este continente, un gobierno descentralizado donde los asuntos de política nacional eran acordados por un concilio de nobles representantes de cada principado. Mientras él leía la carta del Duque Lucius, quien poseía el territorio más grande en el país y por lo tanto lo hacía profundamente influyente, el Conde Maynard asintió satisfecho.

“…Efectivamente, he confirmado el contenido de la carta ¿Podría pedirle que esperara un poco mientras preparo mi respuesta, Su Alteza Imperial? Mi respuesta unirá nuestro territorio al del Duque.”

Si uno socavaba su autoridad, la Familia Imperial caería. En otras palabras, si el Imperio era socavado pedazo a pedazo, el cambio podría surgir evitando que la sangre de las personas fuera derramada. Era la venganza por lo que le habían hecho a Shirley, a quien ella admiraba como una amada hermana mayor, una batalla para vengar a sus padres asesinados por los aristócratas quienes pusieron a su hermano en el trono y su solemne deber como miembro de la Familia Imperial de proteger a las personas de los crueles excesos de aquellos quienes sostenían las riendas del poder.

El plan de Philia no estaba limitado solo al Imperio y el Reino, un país quienes muchos en su propia nación veían como el enemigo, sino que también al Ducado e incluso la Teocracia.

Su solución ideal era el empujar insignificantes piezas de territorio poco a poco a estados más pequeños, debilitando al Imperio sin derramar sangre.

“Puede que sea descarado de mi parte decirlo, pero está claro que desde la coronación de su Majestad Imperial, el Imperio ha estado en un deterioro terminal. Con otra alza de impuestos acechando desde el gobierno central, esta oferta de unirse al Ducado realmente llegó en el momento apropiado.”

“…Ciertamente, desearía tener la habilidad de gobernar este país.”

Philia seguía manteniendo un cariño por su patria. A pesar de que ella estaba yendo tan lejos como socavar tanto a su propio país como hermano, el Emperador, la idea de convertirse ella misma en Emperatriz y transformar el país desde una posición de poder había efectivamente cruzado su mente.

Sin embargo, la costumbre Imperial dictaba que a menos de que no hubiera un miembro masculino de la Familia Imperial, era ilegal que una mujer se convirtiera en Emperatriz. Con el fin de cambiar tal ley en una nación donde el conservadurismo tradicional corría profundamente, ella necesitaría del apoyo de los aristócratas más influyentes en la tierra, pero dado que un montón de estos estaban apoyando a su hermano, ellos se opondrían a la idea de apostar en una idealista jovencita que ni siquiera había llegado a su vigésimo cumpleaños

Incluso si Philia de alguna forma lograba coronarse a sí misma como Emperatriz, ella todavía no poseía los suficientes aliados como para usurpar a Albert quien todavía seguía disfrutando de un fuerte apoyo de ciertos rincones, así que sabiendo que sus posibilidades en una confrontación directa estaban en su contra, Philia se retractó y recurrió a cambiar el territorio del Imperio como si fuera el suyo propio.

Yo soy una traidora…Philia se maldijo a sí misma en el interior. Pero, los dados ya habían sido lanzados hace mucho tiempo, mientras la elegante sonrisa que mostraba en su rostro no dejaba ver ni una pizca de la culpa que albergaba en su corazón.

“¿Por qué no toma el té en el cuarto de huéspedes mientras me espera a que yo termine esta carta? Debo disculparme dado que mi mujer salió así que no tengo a nadie para que hable con usted.”

“Muchas gracias por su amable preocupación. Si no es mucho problema, aceptaré su oferta.”

Philia dijo eso mientras la caballero de pelo rojo abría la puerta detrás de ella, a continuación luego de haber dejado el cuarto con Lumiliana, Philia estiró su espalda bajo el vacío corredor.

“Siempre y cuando el Conde Maynard no sea una rata, entonces las cosas están listas. No tomará mucho tiempo antes de que puedas regresar a tu casa, Lumiliana y pasar algo de relajante tiempo atendiendo todo ese papeleo.”

“Su Alteza, la gente usualmente no se relaja haciendo papeleo.”

“¿En serio? Yo encuentro que pasar un relajante tiempo con los documentos mucho más disfrutable en comparación a viajar por todo el mundo, esquivando asesinos y espías durante todo el día.”

Lumiliana suspiró ante la trabajólica Princesa.

“En los últimos años, usted no se ha tomado ni un solo día libre ¿Verdad? ¿Usted sabe que yo no soy la única preocupada de que algún día pueda colapsar?”

“Uuu…si dices algo como eso…”

Philia no había tenido tiempo para descansos dado que ella viajaba por todos lados en busca de sus objetivos, ella no quería admitirlo, pero la fatiga en su cuerpo definitivamente se había estado acumulando.

El manejar la propia condición física debería ser absolutamente básico. Ciertamente, ella se había estado descuidando a sí misma, así que las palabras de Lumiliana habían perforado profundamente.

“¡Eso es! Dado que sería lo mejor si se tomara un descanso ¿Por qué no viajamos nuevamente a través del territorio del Conde Vaude y visitamos a Shirley-sama?”

“¡¿Fueeee?!”

Una extraña voz salió. A pesar de que ella no lo había dicho en voz alta, el hablar tan súbitamente acerca de usar su secreta ruta clandestina hacia el Reino y es más ¿El hablar sobre ir a visitar a Shirley?

“¡E-Eso es imposible! ¡Yo no puedo interrumpir los asuntos de Onee-sama, es más, tomaría varios días llegar desde aquí al Reino, no puedo simplemente ir por ninguna razón!”

“¿No me diga? Yo creía que si era por Shirley-sama, Su Alteza no se opondría a tomarse algunos días libres.”

¿Acaso tenía razón? Philia se preguntó a sí misma. Es debido a que ella podía imaginarse a sí misma realmente haciendo eso que se ponía más ansiosa sobre ello.

“A decir verdad ¿Esto no es solo debido a que quieras la revancha con Onee-sama, Lumiliana?”

“B-Bueno…quiero decir…si surgiera la oportunidad…”

Philia miró a su ayudante quien ahora estaba tomando su turno para verse nerviosa.

Luego de que ella fuera derrotada por Shirley en el duelo, las críticas de los aristócratas cayeron sobre Lumiliana desde todos lados. Como una caballero cuyo solemne deber era proteger a su ama, ella misma cargaba con el peso de esa derrota y no ponía excusa alguna.

Aunque palabras autocomplacientes como “La carrera de esa impertinente mocosa está acabada,” “Ven, es por eso que nunca deberíamos haber dejado que las mujeres se convirtieran en caballeros,” y del Emperador mismo; “¡Tú, inútil escoria servil!,” todas se detuvieron cuando Philia levantó la voz.

“¿Acaso alguno de ustedes podría haber peleado contra Shirley-sama y ganado? Ninguno en este cuarto ha estado siquiera cerca de derrotar a Lumiliana.”

El cuarto se sumió en el silencio a causa de ello. Hubo muchas pedidos para reemplazar la escolta de Philia luego del duelo, pero cuando se trataba de la confianza de un guardia personal que era más importante que la fuerza o la posición ¿Cuántas personas en el Imperio realmente podían jurar a sí mismas ser el escudo de Philia?

Y así, Lumiliana siguió sirviendo como la escolta personal de Philia. La más grande caballero del Imperio había llevado su derrota al corazón y se había visto absorta por un entrenamiento aún más intenso, con el inconsciente objetivo de algún día sacarle sangre a la nariz de ese demonio de la espada que parecía estar en una torre por sobre ella.

“Pero, en ese entonces, parecía que el comportamiento del Gran Maestro Wolff estaba más extraño que de costumbre.”

Desde su derrota en el torneo del año pasado, el líder de los Caballeros del Imperio, Gran, había estado actuando hostilmente hacia Lumiliana.

Dado que ella había perdido el duelo, este se había visto increíblemente feliz mientras maldecía a la chica muchos años más joven que él――――

“¡¿Así que, esta es la niña prodigio de la Casa de Regnard?! ¡Después de todo ella es solo una mocosa! ¡En verdad, la única razón por la que me venció en el anterior torneo fue debido a algún truco barato! ¡Nosotros no podemos mantener a semejante básica y vil granuja en nuestra honorable orden de caballeros! ¡Bajo mi autoridad como el Gran Maestro, por la presente te remuevo de la orden caballeresca! ¡Nunca vuelvas a llamarte a ti misma una caballero!”

Gran había dicho tal cosa con una maliciosa sonrisa en su rostro, pero titubeó cuando Philia respondió apasionadamente.

“La única calificación para un caballero es el jugar lealtad a su amo. Fuera de eso, no existen tales reglas. Los Caballeros Imperiales no son nada más que un remanente de una era pasada ¿Acaso la verdadera protección del Imperio no descansa sobre los hombros del ejercito? Además, Lumiliana es una miembro de una unidad formada directamente bajo mis órdenes. En otras palabras, separada de tus Caballeros Imperiales, y por lo tanto fuera de tu autoridad…Como un líder de hombres ¿Cómo es que ni siquiera sabes quién está bajo tu comando?”

Mientras Gran fulminaba a Philia con una cara tan roja que parecía como si estuviera a punto de explotar, este dio media vuelta y dejó el salón a una velocidad impresionante.

“Recordándolo, fue casi como si alguien hubiera insultado a Onee-sama la forma en que me enojé por ti, Lumiliana…realmente desearía no haber dicho esas cosas tan precipitadamente.”

En tiempos antiguos, la Familia Imperial otorgó dos espadas a dos caballeros que habían contribuido con meritorias hazañas al Imperio.

Una fue dada al ancestro de la familia Regnard, la espada conocida como Clarent que poseía la habilidad de manipular los cinco elementos. La familia Wolff también recibió un arma mágica, la cual era poseída por Gran, el cabeza de familia.

Ahora bien, tú robaste comida de la Capital Imperial… ¿Me equivoco?”

En el cuarto de interrogación de las barracas, Gran estaba sentado en frente de un hombre cuyas manos estaban atadas con una soga.

Caballeros o soldados, sin importar que país, su principal deber consistía en mantener el orden. Para un sucio vagabundo quien había robado comida en la capital, usualmente habría algún estricto castigo luego de una rigurosa investigación…Pero, era raro ver que el Gran Maestro en persona estuviera realizando una investigación.

“P-Por favor perdónenme, mi señor. Los impuestos son demasiado altos, la vida es tan dura…fue solo un súbito impulso…”

Él era un hombre que dirigió un bar en la Capital Imperial hasta hace solo tres meses atrás. Pero debido al alza de impuestos, su negocio había quebrado y luego de perder todo su dinero él no tuvo ningún lugar a donde ir más que vagar por las calles, siendo atrapado por una patrulla cercana tras ser descubierto robando fruta.

Aunque las personas que quebraban la ley no deberían ser tan fácilmente perdonadas, tales hechos de la vida se estaban volviendo algo común con el actual estado del Imperio. Usualmente, los jueces tendrían cierto grado de indulgencia debido a las circunstancias, pero Gran golpeó el piso del cuarto con la funda de su espada y respondió duramente.

“¡No me importa! ¡El robar en una tierra gobernada por un sabio Emperador es un crimen inconmensurable! ¡Deberé castigarte como corresponde!”

Si uno lo juzgaba exclusivamente en base a este intercambio, uno pensaría que él era un hombre que valoraba las reglas por sobre todo lo demás. Pero, la acción que Gran tomó a continuación se alejó demasiado de los deberes de un caballero.

“¡¿H-Hieeee?! ¡¿Por qué está d-desenvainando su espada?!”

La espada que Gran sostenía en su mano tenía un diseño bastante simple comparado a la decorada Clarent, su espada hermana.

La empuñadura estaba envuelta en tela, sobre la cual varios sellos mágicos habían sido dibujados, la espada de doble filo era plana y fuerte, sin decoraciones ni curvatura de las que hablar. Era difícil creer que esta era una espada adecuada para la nobleza, pero ella realmente era la atesorada espada pasada de generación en generación a través de la familia Wolff.

“¡Aquellos que cometen crímenes en esta tierra son una afrenta al Emperador y merecen mil muertes…!”

“¡¿N-No puede ser?! ¡¿Yo admito que cometí un crimen, pero seguramente la muerte es un tanto excesivo?!”

La lógica del hombre era sólida. Un castigo ciertamente debería ser otorgado por su crimen, pero solamente al nivel que uno tan pequeño como este merecía.

Pero sin siquiera llevarlo a juicio, Gran decidió convertirse por sí solo en juez, jurado y verdugo…y dado que el súbito deseo de Gran de ejecutar voluntariamente a un hombre era un crimen mucho más grande que un insignificante robo, era fácil de entender lo irracional que todo esto parecía.

“¡Desperdicio de piel…! ¡Patético plebeyo…! Deberías verlo como una piedad el que te envíe a la Diosa.”

Los ojos de Gran brillaron mortalmente mientras el frio acero de su espada resplandecía. Dándose cuenta que el hombre frente a él no era nada más que una bestia sedienta de sangre, el vagabundo corrió gritando hacia la puerta cerrada a pesar de que ambas manos estaban atadas.

“¡¿U…UWAAAAAAAAAAAAAA?!”

Él iba a morir. El hombre se lanzó desesperadamente contra la puerta usando su cuerpo mientras gritaba por ayuda, pero esta no llegó, mientras la figura de Gran, un hombre forjado en muchos años de entrenamiento como el Gran Maestro de los Caballeros Imperiales, se cernía sobre él.

“El intentar escapar o gritar por ayuda no servirá. El oro ha llegado a las manos correctas y ya he lanzado Silencio.

“¡¿Muuuuu?! ¡¿MUUUUUUUU?!”

“Y además, nadie hará un alboroto debido a que un vagabundo como tú desaparezca.”

Mientras el agarraba los puños amarrados del hombre que solo podía agitar su cabeza de atrás para adelante en protesta, Gran embistió la espada a través de su garganta.

“¡Gah…Maaa…Aghhh…!”

Mientras sangre comenzaba a burbujear desde la boca del hombre, el Gran Maestro giró la hoja dentro de la garganta extinguiendo su vida. Luego, fue como si una arteria de sangre comenzara a pulsar a lo largo de la espada dando la impresión de que hubiera estado absorbiendo la sangre de la herida.

Mientras él observaba a la espada hacer su espeluznante trabajo, Gran esperó hasta que el cadáver del hombre hubiera sido drenado de todos los fluidos llegando a parecerse a una momia antes de sacar la hoja.

“Fufufu…esplendido. Con esto ¡Podré volverme aún más fuerte…!”

Un repentino aumento de energía y poder mágico atravesó sus venas. Efectivamente, Gran ahora era más fuerte que antes de matar al hombre.

“Por favor mírame ahora, Alice…me volveré más fuerte que todos. Lo suficientemente fuerte para protegerte de todos los peligros del mundo…Con el poder suficiente para abrumar a todos, incluso Shirley.”

Él se sonrojó ligeramente mientras hablaba como si hubiera estado componiendo poesía para su amada. El barbárico acto que Gran recién había cometido era indigno de un caballero, pero no era la primera vez que había sucedido.

Pero, dado que él solo cazaba a aquellos quienes nadie extrañarían, ninguna queja había surgido acerca de sus asesinatos, de esta forma muchos inocentes ya habían caído producto de su espada.

“Mis ancestros realmente me confiaron un maravilloso regalo…con esto, me volveré inigualablemente fuerte…muy pronto, Alice solo tendrá ojos para mí…”

Sus lealtades olvidadas y su entrenamiento menospreciado, los labios del Gran Maestro inconscientemente se curvaron en una maligna sonrisa.

Ese joven muchacho que alguna vez practicó a diario tan seria y diligentemente para alcanzar su ideal había sido barrido y reemplazado solamente por un demonio que drenaba la vida de los demás para así saciar su propia codicia.

“…Sí, por el momento, tendré que reunir más poder. Si destruyo a Shirley con una fuerza abrumadora, Alice de seguro me deseará, aún más si le traigo a las princesas.”

Él solo podía retar a esa espadachín que sobrepasaba la razón humana una vez que hubiera acumulado suficiente poder para derrotarla cómodamente. Y dado que Alice no había sido bendecida con hijos, si el regresaba junto a las hijas biológicas de Albert, Gran no dudaba ni por un momento que ella se volvería a enamorar de él.

Las condiciones impuestas sobre el Imperio prohibían cualquier acto de agresión contra el Reino. Pero siempre y cuando esa ex-noble que había caído al estatus de plebeya fuera asesinada primero, entonces los detalles se podrían arreglar más tarde.

Por una vez él estuvo realmente agradecido de ser la cabeza de la familia Wolff mientras ese hombre transformado en demonio ordenaba a sus subordinados que localizaran a su siguiente presa, para finalmente reclinarse arrogantemente en su silla.

…En su mente, él ya había derrotado a Shirley, todo lo que debía hacer era adquirir más poder.

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