Mysterious Job Called Oda Nobunaga (WN) – Capítulo 41

Capítulo 41 – Dama Enana

Ailes Curtis había venido al castillo de Maust, por lo que aprovechamos la oportunidad para hablar.

Él se veía como cualquier tipo de anciano cuando cargaba a su nieto, pero cuando estábamos solos, emanaba el aura de un villano consumado solo por sentarse allí.

«Incluso yo no habría pensado en destruir la Casa Rentland tan temprano. Tus talentos son los más impresionantes.»

«Miré la geografía y decidí que si podíamos atravesar rápidamente el paso de montaña, la situación se movería a nuestro favor. Definitivamente hay un riesgo sobre si podremos o no tomar el fuerte, pero el enemigo seguramente tendrá la guardia baja, así que decidí que era un riesgo que valía la pena correr.»

«Sí, eso es lo más impresionante de ti.»

Ailes rió con ironía. Tenía más cabellos blancos en la cabeza que la última vez que nos vimos.

«Yo también puedo tomar decisiones difíciles. Puede que sea un estadista mayor, pero purgaré a cualquiera que sea sospechoso, y detendré los levantamientos antes de que tengan la oportunidad de comenzar. Tengo confianza en mis habilidades. Sin embargo, eres tan adepto a la guerra en sí misma…»

Él se estaba riendo, pero alrededor de un tercio de su rostro expresaba miedo genuino.

«Fue lo mismo cuando defendías el Fuerte de Nagrad. Mostraste cierta habilidad de genio en términos de lucha. Sin eso, habría tomado por lo menos cinco años de intrigas en la prefectura de Naguri. Y sin embargo, usaste esta arma conocida como ‘guerra’ para terminarla en poco tiempo…»

«Yo, me digo a mí mismo que recibí una bendición divina de parte de Dios. Porque–»

Bebí un poco de vino de la mesa.

«Un héroe que sea lo suficientemente grande como para hacer su propio país debe de estar protegido por Dios. Necesitas mucha suerte, o morirás en el camino.»

«Hacer un país, eh… Eso no es del todo absurdo…»

Hahh… Ailes suspiró profundamente.

«Por favor, no despojes a mis hijos e hijas de sus tierras. Mis hijos, aparte de Serafina, también son queridos para mí.»

«Padre, deberías extenderte con tus fuerzas hacia el oeste. Te lo prometo, no enviaré tropas en esa dirección. No maltrataré al padre de mi esposa. Lo digo en serio.»

«Gracias,» dijo Ailes.

Fue en ese momento, que estuve por encima de él.

El hecho de que Hasse se declaró a sí mismo el príncipe heredero también causó un gran revuelo en la capital real.

La dinastía decretó que cualquier lord que visitara a Hasse sería despojado de sus títulos y tierras. Pero, por supuesto, no tenían poder para ponerlo en práctica.

Perdí el pretexto de mantener la paz ahora, pero eso solo tenía sentido cuando las fuerzas de tu oponente te estaban antagonizando. Y actualmente, no había lords que pudieran luchar contra mí de frente. Ninguno podría suponer una amenaza.

En primer lugar, cuando el actual Paffus VI había estado del lado de los insurgentes, Grandra III le había quitado su estatus. En otras palabras, las órdenes del rey ya no eran absolutas.

La razón era simple.

«–Un grado imperial no significa nada si la línea real se divide en dos.»

Mi concubina, Fleur dijo eso. Ella estaba leyendo la carta que había llegado que exigía que entregara al príncipe heredero.

Ahora estaba acostado en su regazo.

Era después de la enorme tarea de nominar a Hasse y reunir a todos los lords, así que necesitaba un breve descanso.

«Es verdad. Un lord que ha enfurecido a un rey puede nominar al otro y mejorar su posición. Pero si tal cosa continuara, la autoridad de la realeza caería. Podrías llamarlo, cosechas lo que siembras.»

«Los templos también parece estar en la corriente. Especialmente los templos que han tenido garantizada su autoridad a través de la oración por la casa del rey. Deben estar bastante preocupados por de qué lado estar.»

«Hemos hecho grandes avances en términos de asignar territorios a templos. Gracias a ti, Fleur.»

Las habilidades de Fleur con los negocios eran ciertamente muy altas. Ella se había reunido con varios sacerdotes de templos y me dio una explicación detallada de la situación actual. Que templos eran aliados, cuales eran enemigos. Eso me permitió saber cuál debería proteger o no.

«Estoy feliz de poder servirle, Conde.»

Me levanté y envolví mis brazos alrededor de ella.

«No me hables tan formalmente. Tú también eres una de mis esposas. Puedes llamarme ‘cariño’ cuando estemos solos.»

«Gracias, ca-cariño…»

Serafina y Raviara seguían cansadas después de dar a luz. Y mientras me reunía con ellas, terminaba pasando más tiempo con Fleur en estos días.

Además, no era que estuviera obsesionado con su cuerpo. Fleur tenía una mente aguda para la política. Había mucho que podía aprender de ella.

«Por cierto, había una persona muy brillante entre los vasallos de Hasse. Parece que esta persona ha trabajado muy duro para que Hasse y su familia puedan vivir cómodamente. Al parecer, la persona es un enano.»

«¿Enano? ¿Él lo es realmente?»

Fleur veía a los humanos con diferentes ojos que yo.

Sin embargo, cuando pienso en enanos, no en todos, pienso en guerreros barbudos. También conocí a algunos que eran especialistas en jardinería y eran bastante famosos.

«Oh, la persona no es un hombre, sino una mujer. Pero tampoco una dama de la corte. Ella sirve como un caballero. Creo que su nombre era Kelara Helara.»

«Los enanos tienen los nombres más divertidos. Pero, lo entiendo. Me reuniré con ella cuando pueda.»

Pero a decir verdad, tenía muchas dudas.

La cosa era que, no podía creer que alguien que sirviera bajo Hasse pudiera ser tan brillante. Una persona con algún talento habría ido y servido a otra persona. ¿Era esta caballero altamente favorecida?

Pero cuando finalmente llamé a esta mujer, mi impresión fue bastante inesperada.

«He llegado. Soy Kelara Helera, la guardaespaldas del Príncipe Hasse. Soy de un pueblo pobre al oeste, mi familia eran recaudadores de impuestos. A partir de la cuarta generación, también fuimos entrenados como guerreros. Y así me criaron junto al Príncipe Hasse.»

Esperaba una mujer pequeña cuando supe que era una enana, pero no era muy diferente a mí en altura. Tenía la piel marrón, como era común en los enanos, y su voz no se habría destacado entre los descendientes de ningún noble.

«He oído que incluso cuando el Príncipe Hasse era un vagabundo, lograste varias ceremonias para él, como sería apropiado para la realeza. ¿Me puedes contar sobre eso?»

«Muy bien. Fue una ceremonia a principios de enero…»

Sin dudarlo, Kelara comenzó a explicar los diferentes ritos que ocurrieron durante el año. Sorprendentemente, no era solo una memorización de ceremonias, ella también conocía los orígenes y los ejemplos pasados. Ella ofreció información sobre lo que podría cambiarse y con qué reemplazarlo.

«–Y así, a los vasallos se les conceden espadas en esta ceremonia. Pero su historia solo se remonta a cien años, por lo que puede recurrir a una costumbre aún más antigua. La siguiente-»

«No, eso es suficiente. Lo entiendo bien.»

Entendí que ella era inteligente.

Kelara, huh. Yo quería que ella me sirviera. Ella sería muy diferente en comparación con cualquiera de mis súbditos actuales.

 

 


Nota del Traductor:

El término “Dama” usado en el título del capítulo es un título honorífico para mujeres que forman parte de una Orden de Caballería (Sir sería su equivalente masculino). En japo el título dice ‘onna kishi’ que sería ‘mujer caballero’.

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