Chronicle Legion Vol. 02 – Capítulo 4

Capítulo 4 – Caballeros de Gran Bretaña

Parte 1

«Hohohoho, cuando oí que había señales de una movilización del ejército de Tōkaidō hacia Motosu, no creía que fuese necesario volver corriendo.»

Montando galantemente en un wyvern blanco, el joven hombre era el epítome de un aristócrata.

Un apuesto hombre de cabellos plateados. El uniforme oficial del ejército británico se veía pulcro y con estilo en él, mientras que su porte y comportamiento transmitían elegancia natural y sin esfuerzo.

«Afortunadamente, cambie de opinión. Pero valió la pena volver rápido mediante aeronaves de transporte y wyverns. Por fin tengo la oportunidad de conocerte.»

El aristócrata Inglés miró directamente a Masatsugu.

Su wyvern se movía en el aire, al igual que los dos wyverns y todas las Legiones del lado japonés. Sin embargo, su aguda mirada estaba fija sólo en Masatsugu.

«Me disculpo por mi anterior rudeza. Mi nombre es Edward y muchas personas me llaman el Príncipe Negro.»

Una sonrisa transmitiendo cierto tipo de certeza apareció en el hermoso rostro del resucitado aristocrática.

«Por favor, podría presentarse.»

«Tachibana Masatsugu.»

«Nunca he oído ese nombre antes. ¿Puedo preguntar cuando nació en este país?»

«Lo siento, no puedo responder a eso,» Masatsugu respondió con indiferencia. En lugar de darle un trato frío a propósito, la personalidad innata de Masatsugu era la de hacer las cosas a su propio ritmo. Naturalmente, esto dio lugar a una falta de entusiasmo en su tono.

En contraste, Edward sonrió alegremente.

«¡Ahora lo entiendo! Hasta hace unos días, tuve que vivir mis días bajo un alias también. ¿Supongo que es lo mismo para usted?»

Masatsugu miró a sus compañeros.

Hatsune, sentada en el hombro del Kurou Hougan, y los tres Chevaliers en un wyvern escucharon la pregunta del Príncipe Negro. Ellos no sabían que Masatsugu era un resucitado.

En cuanto a la reacción de la princesa Shiori…

Ella se encontraba en el mismo wyvern que Masatsugu, mirando fijamente al Príncipe Negro.

«Muy bien, lo que voy a decir a continuación proviene de la voluntad de un caballero por un duelo entre guerreros, en lugar de ser ‘frívolo’ como mi espíritu guardián Morrigan dice.»

Haciendo caso omiso de la mirada de la princesa, Edward habló abiertamente «Damas y caballeros, ¿serían tan amables de perdonar a mis caballeros por la rudeza de interponerse en su camino? »

«Así los perdonásemos o no, todavía van a bloquear nuestro camino, ¿verdad?»

«Hohohoho, eres sin duda rápido captando. Espléndido.»

(… Príncipe. La ciudad de Fuji y sus inmediaciones, no es su bastión. Su fuerza Chevalier se verá reducida a 10%. ¿Debo enviar a Sir Gary a reunirse con usted?)

Esto fue transmitido por las olas noéticas de Morgan le Fay.

El globo ocular gigante, «Ojo de Morgan», que Masatsugu y compañía habían visto sobre sus cabezas, ahora estaba mirando por encima de su sonriente comandante en jefe.

Edward rechazó su sugerencia, «¿No está mi tío actualmente en la fortaleza tutelar de Fuji? Asigna a Gary a la defensa. Dado que Tachibana-dono ha hecho una aparición personal, es posible que el ejército de Tōkaidō pueda intentar un ataque sorpresa.»

(Afirmativo.)

«Tachibana-dono… ¿Empezamos?»

Su aristocrática voz casi sonaba como una invitación a Masatsugu para una partida de ajedrez.

Edward tiró de las riendas del wyvern como lo haría de un caballo, distanciándose del grupo de Masatsugu. A pesar del tono casual de su voz, el Príncipe Negro estaba filtrando una poderosa noesis de su cuerpo y alma.

Después de haber retrocedido un centenar de metros, finalmente desató su creciente Noesis.

El cuerpo de Shiori brilló de un color dorado durante unos segundos.

«Hatsune, toma a los tres Chevaliers y aterriza. He pedido refuerzos en el suelo. Utiliza su ayuda para escapar de nuevo a Suruga lo más rápido posible.»

«E-Entendido. ¿Qué hay de usted Onii-sama, Princesa?»

«Vamos a seguirlos luego. No hay necesidad de preocuparse.»

Shiori ordenó solemnemente, previniendo que Hatsune haga más preguntas.

Hatsune dirigió a toda prisa a la Legión Kurou Hougan a descender, tomando consigo al wyvern que transportaba a los tres Chevaliers.

A continuación desaparecieron en el bosque de montaña de Tōkaidō.

Con solo Masatsugu a su lado, Shiori suspiró.

«Princesa, personalmente, espero que escape junto con ellos.»

«Si realmente crees que yo no soy de utilidad, lo aceptaré.»

Habiendo pedido a los espectadores no deseados retirarse, Shiori respondía ahora con indiferencia a Masatsugu.

Su respuesta generó una sonrisa en la cara de Masatsugu.

¿Debería estar impresionado o exasperado? Como una princesa, Shiori no tenía ningún deseo de permanecer en las filas traseras para ser protegida. Después de comparar la fuerza de combate de Masatsugu y la del enemigo, le pidió «luchar junto a él». Ella recurriría a todos sus talentos para encontrar una salida a la situación.

Ese temperamento no se ajustaba a una figura feudal decorativa, sino a la de un compañero que busca hacer realidad todas sus ambiciones, es bastante bueno.

«Entonces, por favor siga acompañándome por ahora.»

«¡Encantada!»

A diferencia de este par, señor feudal y sirviente, Edward estaba haciendo los preparativos de batalla por su propia cuenta.

En una voz sonora, comandó la noesis que había liberado.

«Que la vergüenza caiga sobre aquel que piense mal de esto. Reúnanse en mi nombre de Edward el Príncipe Negro para mantener el honor de caballería. Mi guardia personal, ¡La Orden de la Liga!»

Un ejército de color negro apareció de la nada junto a Edward.

El Príncipe Negro poseía legiones superiores en forma de Cruzadas negras mientras que las de Corazón de León eran de color carmesí. El ejército de Edward ascendía a aproximadamente a 100.

Los Chevaliers solo son capaces de convocar a un 10% de su límite cuando están fuera de su bastión. En otras palabras, llamando a un centenar de legiones aquí daba a entender que la verdadera fuerza Chevalier de Edward excedía las 1000.

Por el contrario, el ejército de Tachibana Masatsugu consistía meramente en treinta. No sólo estaba enfrentándose a una desventaja numérica de más de tres a uno, sino que también el enemigo era un genio militar famoso de la historia Inglesa. Esta batalla estaba en una liga completamente diferente a la de hace un momento.

Masatsugu pateó a su wyvern ligeramente.

Comprendiendo a Masatsugu, la bestia sirviente se retiró detrás de los Kanesadas.

Viajando en el mismo wyvern, la princesa estaba apoyada en el pecho de Masatsugu. Su cuerpo se encontraba rígido por el nerviosismo y el miedo.

Difícilmente podría ser culpada. Después de todo, esta era su primera batalla.

Sin embargo, la inteligente princesa dijo con valor, «Masatsugu-sama, por favor, no se preocupe por mí. ¡Tiene completa libertad!»

«Entendido. De cualquier forma, voy a ir con la corriente y hacer lo que es natural.»

Masatsugu miró de manera secreta a algún lugar.

Por encima de ellos había un globo ocular gigante, de siete u ocho metros de diámetro. El avatar de Morgan le Fay estaba mirando hacia el campo de batalla.

Masatsugu susurró en voz baja, «La realización del objetivo requerirá un gran esfuerzo.»

«… Entonces le informaré cuando se presente la oportunidad», Shiori respondió de forma natural, lo que provocó que Masatsugu mirara hacia ella.

Debido a la emergencia, Masatsugu no explicó su enfoque en detalle, pero la inteligente princesa había deducido sus pensamientos por su mirada y por las actuales circunstancias.

También es posible que fuese debido a un aumento en la intimidad de su relación de varias maneras.

Avergonzada por su mirada, Shiori se sonrojó y giro su cabeza.

«¡Masatsugu-sama, la batalla ha comenzado!»

«Disculpe.»

Masatsugu ordenó a sus treinta Kanesadas reunirse en una esfera compacta.

Una formación esférica no era particularmente interesante, pero ofrece una defensa en todas las direcciones. Por cierto, las katanas utilizadas en la ciudad de Fuji antes habían vuelto nuevamente a su forma de fusiles de bayoneta.

Los efectos de la Hazaña de Armas Izumi-no-Kami Kanesada habían desaparecido. Por el contrario, ¡Edward repentinamente activó la suya!

«La nostálgica batalla de Crécy… Es hora de revivir el triunfo de ese día. O Caballeros de la Liga, ¡Defiendan el orgullo de Inglaterra y conviértanse en arqueros!»

De los cien caballeros negros, se produjo un cambio en cuarenta de ellos.

Sus fusiles de bayoneta se convirtieron en arcos largos de acero, al igual que los Kanesadas, podían tornar sus armas en la renombrada espada, Izumi-no-Kami Kanesada.

«Los arqueros detrás. ¡Los caballeros restantes sirvan como vanguardia!»

Las Legiones del Príncipe Negro eran llamadas Caballeros de la Liga.

Siguiendo las órdenes de su señor, cambiaron su formación.

Frente a los cuarenta arqueros, los restantes sesenta caballeros de la liga formaron una formación rectangular compacta en una serie de diez filas por seis columnas.

Esta formación de orden cercana era como una «pared en el cielo.»

Los arqueros en la parte de atrás estaban protegidos por las sesenta legiones en la vanguardia.

«¡Fuego!»

«¡Fuego!»

Ambos resucitados dieron la orden al mismo tiempo.

Sin embargo, las acciones tomadas por sus respectivos soldados eran completamente diferentes.

En la esfera compacta de treinta Kanesadas, sólo las Legiones en el lado frontal dispararon sus fusiles de bayoneta.

La vanguardia de la «pared en el cielo» de los Caballeros de la Liga tomaron el bombardeo. Sin embargo, no responden al fuego, solo tuvieron que desplegar una barrera protectora para resistir los disparos de los Kanesadas—

La barrera británica neutralizó todos los disparos de la parte japonesa.

Los arqueros en la parte posterior atacaron en nombre de la inmóvil «pared».

Llamando flechas de luz sobre los arcos largos negros, apuntaron hacia arriba, en dirección al cielo. Las flechas disparadas trazaban trayectorias parabólicas para atacar la formación esférica de Kanesadas.

Ambos lados tanto británicos como japoneses seguían disparando.

Los fusiles de bayoneta utilizados por las treinta Kanesadas eran capaces de disparar diez proyectiles por segundo.

En comparación, los cuarenta arqueros de la parte británica disparaban mucho más lento. Todo el proceso tomaba al menos de cinco a diez segundos. Los arqueros eran muy hábiles, pero la velocidad de fuego moderna totalmente automática era abrumadora.

Sin embargo.

«¿¡N-Nuestro lado está perdiendo en el tiroteo!?»

«Como sospechaba, los proyectiles enemigos son más fuertes…»

Shiori estaba bastante sorprendida mientras que Masatsugu asintió. Ambos se encontraban viendo la batalla entre Legiones desde atrás. Los haces de luz perforaban las armaduras y los gigantes cuerpos de los treinta Kanesadas delante de ellos.

La barrera protectora del ejército de Kanesada fracasó por completo en defenderse de los disparos consecutivos de los arcos largos negros ingleses.

Por el contrario, los proyectiles disparados por los fusiles no podían golpear a los enemigos. La barrera protectora de las sesenta legiones del «muro en el cielo» se mantuvo segura e inexpugnable.

«Bueno, ya sabía que no eran arcos y flechas ordinarias.»

La última vez en Suruga, Masatsugu casi fue asesinado por el mismo tipo de arco y flecha.

Ahora, podía ser testigo de la potencia de fuego que había predicho en aquel entonces.

Después de un intercambio de disparos durante un minuto o dos, los Kanesadas protegían desesperadamente a su amo, haciendo uso de sus cascos y armaduras para bloquear las flechas o disminuir su poder.

Sin embargo, la lluvia de flechas seguía cayendo sin piedad sobre los Kanesadas.

Siete Kanesadas ya habían muerto, ya sea por tiros en sus puntos vitales a través de huecos en su armadura o sucumbiendo por el daño acumulado. Estos siete cayeron desde el cielo como si nada.

«¿Ves esto, Tachibana-dono? Este es la orgullosa formación en modo inglés de mi Casa de Plantagenet—Tácticas de arco largo Inglés ¿¡Cómo va a responder a eso!?»

«Ya veo.»

El Príncipe Negro sonaba como si estuviera exhibiendo un tesoro. Masatsugu respondió con indiferencia.

«Entonces el uso de arcos para ambos, ataque y defensa es este llamado estilo Inglés.»

Actualmente, Tachibana Masatsugu estaba a más de cien metros de Edward.

Aun así, Masatsugu sabía lo que el otro lado estaba pensando. Probablemente era lo mismo para Edward. En un encuentro entre jugadores de ajedrez de primer nivel, sólo con mirar la situación en el tablero sería suficiente para leer la mente del otro, sin necesidad de una gran conversación.

Como estrategas expertos, Masatsugu y Edward estaban en tal nivel.

«Masatsugu-sama…»

«Parece que tenemos que renunciar a disparar.»

Masatsugu abrazó suavemente a la preocupada Shiori.

Ambos estaban montando el mismo wyvern. El ligero peso de la espalda y cuerpo de la princesa estaban recostados sobre el pecho de Masatsugu mientras ella sostenía su mano izquierda firmemente entre sus manos.

Tocando a su caballero de confianza para aliviar el miedo y la incertidumbre en su corazón.

«Todos los hombres desenvainen sus espadas. Las hojas serán sus escudos

Sintiendo el delicado cuerpo de la princesa contra él, Masatsugu emitió una nueva orden.

Los fusiles de los restantes veintitrés Kanesadas se convirtieron en espadas japonesas nuevamente. Manteniendo sus espadas en posición vertical delante de sus rostros para proteger la línea central de sus cuerpos.

Es decir, la línea vertical que pasa por la frente, la nariz, la garganta, el esternón, y la entrepierna.

Usar las espadas para proteger el centro significa que un ligero movimiento de la muñeca sería suficiente para parar flechas dirigidas a la cara, el corazón u otros órganos vitales del cuerpo.

Las flechas que lograron penetrar la barrera fueron bloqueadas por la amada espada de Hijikata Toshizo.

«Hohohoho. No es una mala solución, pero no es suficiente.»

«Tienes razón.»

El Príncipe Negro sonreía mientras Tachibana Masatsugu permanecía inexpresivo.

La batalla entre las Legiones se intensificó gradualmente. Los arqueros negros continuaban disparando en repetidas ocasiones. Aunque los Kanesadas usaban espadas para proteger sus órganos vitales cerca de la línea central, sus cuerpos aún eran atravesados ​​por numerosas flechas.

Las heridas más graves fueron infligidas en las extremidades, causando una hemorragia de sangre azul.

El fluido ectoplásmico es la fuente de energía de las Legiones. La pérdida excesiva de líquido ectoplásmico, naturalmente, detenía su movimiento. Otros tres Kanesadas cayeron del cielo debido a las graves lesiones.

A este ritmo, la derrota era inevitable, incluso si la tasa de Legiones muriendo había disminuido.

«Carguen contra los caballeros negros que defienden. Háganlo rápido.»

Masatsugu ordenó a los Kanesadas cuyo número había disminuido drásticamente a solo veinte.

El ejército Kanesada ejecutó la orden diligentemente. Acelerando contra la «Pared en el cielo», formada por los sesenta Caballeros de la Liga, desatando el estilo de esgrima Tennen Rishin.

Incluso con la superioridad numérica de su lado, era posible que las Cruzadas se descuidaran y perdieran en este tipo de situación.

Sin embargo, los fusiles desaparecieron de las manos de los caballeros negros en el «muro» del frente.

Lo que tomó su lugar fueron escudos rectangulares tan altos como la Legión. Sosteniendo escudos con las dos manos, los Caballeros de la Liga resistieron las crueles espadas del Shinsengumi.

¡La esgrima que atravesaba la armadura de varias cruzadas no podía cortar a través de estos escudos!

«Que la vergüenza caiga sobre aquel que piense mal de esto… Mis caballeros, están protegidos por la insignia de la liga. ¡Ahora levanten sus escudos de la justicia para triunfar sobre el mal!»

Estas eran las palabras sagradas utilizadas por el Príncipe Negro para invocar su Hazaña de Armas.

La inscripción corta de «Honi soit qui mal y pense,» similar al latín, y una cruz apareció en cada escudo sostenido por los Caballeros de la Liga.

«El poder de bloquear la espada de Hijikata Toshizo… Una Hazaña de Armas escudo, ¿eh?» Masatsugu se dijo a sí mismo mientras observaba la batalla desde la distancia.

El ejército de caballeros negros se refugiaba detrás de los escudos. No importa qué tan feroces, los movimientos del estilo Tennen Rishin fuesen no podían ganar tan fácilmente. Cada oscilación de espada era desviada por un escudo.

Asimismo, si bien los Kanesadas estaban ocupados atacando a los portadores de escudos…

Los arqueros, originalmente en la parte trasera habían rodeado detrás del ejército de Kanesadas con katanas en mano.

Convirtiendo sus arcos largos nuevamente en fusiles de bayoneta, atacaron al ejército japonés de color Rojo-Púrpura desde atrás—¡En combate cuerpo a cuerpo!

… Acorralados por delante y por detrás por los Caballeros de la Liga, la derrota de los Kanesadas fue sellada.

Teniendo éxito en su ataque de pinzas, las Legiones británicas giraban las aspas de los fusiles de bayoneta para cortar, apuñalar, pinchar, y arrancar los cuerpos de los Kanesadas.

Una masacre despiadada comenzó.

«Masatsugu-sama… Es casi la hora…» Shiori susurró en voz baja en ese momento.

La princesa había estado sosteniendo la mano de Masatsugu en silencio todo el tiempo, apoyada en su pecho. Su postura seguía siendo la misma en este momento, pero había una especie de vibración en su voz que pertenecía a una persona que había encontrado un rayo de esperanza.

Sólo nueve Legiones de color Rojo-Púrpura quedaban.

Este número era suficiente. La mejilla de Masatsugu se curvó en una sonrisa.

«Aullad, mis hombres. Los caballeros negros no son sus oponentes.»

El objetivo de Masatsugu era el «Ojo de Morgan» en lo alto.

En comparación con el globo ocular súper gigante que guarda la fortaleza tutelar de Fuji, este avatar era sólo una décima parte del tamaño. Actualmente, observaba el campo de batalla, apreciando la batalla de Edward.

«Saquen ese espíritu. Háganlo.»

Los nueve Kanesadas siguieron las órdenes de Masatsugu y rugieron estruendosamente.

¡Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

¡Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhh! ¡Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhh!

Este grito de Legiones era conocido como el Grito de Guerra.

El feroz bramido resonó por todas partes. Usando sus bocas ocultas detrás de sus máscaras, las Legiones emiten un sonido único.

El Grito de Guerra produce efectos de interrupción noética y puede anular las ondas de radiación electromagnéticas y noéticas.

Anteriormente, las cruzadas británicas habían utilizado la misma táctica en su ataque a Suruga.

(—Príncipe, Informando. Enemigo, empezando una interrupción noética. Avatar, no puede ser sostenido…)

La voz reportó la situación en fragmentos. El globo ocular de siete u ocho metros de diámetro—la manifestación de Morgan le Fay—se desvaneció lentamente.

Al ver a su espíritu guardián derrotado, Edward alabó, «¿Oh? ¿Se las arregló para vencer a Morrigan en un instante a pesar de su situación desfavorable?»

«Sucedió en un instante, precisamente debido a la situación desfavorable. De lo contrario, un espíritu de ese nivel no presentaría ninguna abertura.»

Edward y Masatsugu murmuraron al mismo tiempo, como si tuviesen una conversación cara a cara.

Masatsugu había pensado que el uso de la interrupción noética de manera imprudente no lograría mucho.

El enemigo era el espíritu de la clase más fuerte en el lado británico. Sin embargo, no importa lo poderoso que sea un espíritu, sería natural que su concentración se debilite al ver a su amo ganar con una ventaja abrumadora.

Incluso si no hasta el punto de falta de cuidado, sin duda habría una disminución en su enfoque.

Shiori había estado aumentando sus sentidos como un maestro noético, en busca de una apertura en el oponente.

En cuanto a Masatsugu—en el momento antes de aterrizar en el suelo…

Primero, ordenó a los Kanesadas iniciar un Grito de Guerra, a continuación, llevó a la agotada Shiori en sus brazos, rápidamente pateó ligeramente el lado de su wyvern, ordenándole hacer un rápido descenso.

El wyvern batió sus alas y aterrizó en el bosque de la montaña.

Un lobo blanco gigante ya estaba esperando en el suelo.

Este era uno de los lobos de mibu que habían montado para ir hacia el Río Fuji y que luego fue enviado hacia el bosque. Masatsugu rápidamente se bajó del wyvern y trasladó a Shiori, que era incapaz de caminar, a la espalda del lobo de Mibu.

«Tuvimos éxito, Masatsugu-sama…»

«Sí, con ese espíritu fuera, no vamos a tener que preocuparnos acerca de un seguimiento noético. Ahora podemos escapar a las profundidades de las montañas sin tener que vigilar nuestras espaldas.»

Sosteniendo a la débil sonriente Shiori entre sus brazos, Masatsugu montó el lobo de Mibu.

Una vez más, ambos viajaban en la misma bestia sirviente, excepto que esta vez escapaban en tierra. Esconderse en el bosque de la montaña era definitivamente mejor que volar en el aire, ya que su objetivo era evadir la persecución enemiga.

Abriéndose paso a través de los árboles en el bosque de la montaña, el lobo de Mibu corrió tan rápido como el viento.

No hace falta decir, que su destino era la ciudad de Suruga.

«Gracias por su apoyo, Princesa. No podríamos haber escapado de otra manera.»

«No… Sin ti al mando, Masatsugu-sama, hubiéramos sido eliminados hace mucho tiempo… yo debería ser la que de las gracias…»

La valiente princesa había estado pegada estrechamente a Masatsugu por una razón.

Mientras que aliviaba su miedo e incertidumbre, por un lado, ella también estaba proporcionando una pequeña cantidad de líquido ectoplásmico a él a través del contacto íntimo con el otro. De hecho, la feroz ofensiva de los Caballeros de la Liga había asestado un duro golpe a los Kanesadas, haciendo que el consumo de líquido ectoplásmico sea mucho mayor de lo habitual.

Sin la ayuda de Shiori, los Kanesadas no podrían no haber tenido la fuerza para liberar el último rugido.

En cualquier caso, Masatsugu «siguió la corriente e hizo lo que era natural» y tuvo éxito en defensa del principio de «Escapar lo más rápido posible de un campo de batalla en una derrota segura.»

 

«Parece que Tachibana-dono no comparte el ideal caballeresco de dar de una lucha de hombres. Huyó con tal velocidad y decisión.»

En la silla de su wvyern que batía sus alas, Edward sonrió irónicamente.

La última de las Legiones de color Rojo-Púrpura acababa de ser aniquilada frente a sus ojos.

Matar instantáneamente a los nueve supervivientes fue un pedazo de pastel. Sólo el Príncipe Negro, el wyvern, y la Orden de la liga permanecieron en el campo de batalla aéreo.

«Podría quemar toda la montaña para realizar una búsqueda… pero es poco probable que pierda el tiempo en las inmediaciones.»

Edward bajó la vista hacia el bosque de montaña, encogiéndose de hombros.

Recordó a la joven que estaba apoyada contra el pecho de Tachibana Masatsugu. En un principio pensó que era simplemente alguien con quien viajaba por algún tipo de razón y no prestó mucha atención a ella—

«Esa chica tiene un aire bastante similar a la de Eleanor. Ella parece estar bien versada en la noética también…»

El rostro noble y bello de la hermosa doncella y el cabello rubio platino eran muy llamativos.

Edward decidió que debería investigar sus antecedentes.

 

Tachibana Hatsune estaba corriendo por el bosque a toda velocidad.

Por supuesto, ella estaba usando un lobo de Mibu para huir, en lugar de correr a pie.

Los refuerzos que la princesa Shiori había mencionado antes de su separación eran una referencia para esta bestia de retención blanca de tamaño medio. Un segundo lobo de Mibu llevaba a los tres Chevaliers que acababan de ser rescatados.

«Espero que la princesa y Onii-sama estén bien…»

Hasta el momento, no había señales de la dama a la que servía ni del joven de su clan.

Mientras estaba preocupada por su seguridad, Hatsune sintió a alguien burlándose detrás. Ella tenía algún recuerdo de esta voz sarcástica.

No hace mucho tiempo, había oído la misma voz antes de activar la Hazaña de Armas—Kotouhihisshutsu.

… Hatsune había recordado cómo la voz se ofreció a enseñarle un buen plan. A continuación, los principios para el uso de ese movimiento secreto surgieron en su mente. En otras palabras, Kurou Hougan Yoshitsune estaba dándole algunos consejos nuevamente.

Hatsune se enfocó en escuchar. Efectivamente, el pergamino azul apareció en su mano derecha.

«¿Qué pasa, Yoshitsune-san?»

El pergamino le dijo que sus amigos estaban fuera de peligro… Por lo menos, ese fue el mensaje que Hatsune percibió.

«¿¡En serio!? Ellos todavía no han aparecido, y yo estaba muy preocupada. ¡Esa es una gran noticia!»

… Bueno, con ese “Pez muerto” a cargo, el fracaso sería una sorpresa.

«¿Estás hablando de Onii-sama? Bueno, es cierto que no es una persona muy animada.»

Hablando con ella misma delante de un pergamino era toda una escena extraña.

Sin embargo, Hatsune no estaba de humor para burlarse de sí misma, porque se enteró de una sorprendente verdad sin ninguna preparación mental de antemano.

… Eso no es lo que quería decir. Ese hombre y yo somos lo mismo. En otras palabras, fuimos despertados de nuestras antiguas muertes.

«¿Eh?»

Hatsune saltó en shock. Ahora, ella realmente estaba dudando de que sus oídos estuviesen alucinando o no.

 

Parte 2

La expedición a la ciudad de Fuji se había desarrollado con acontecimientos inesperados.

Después de sobrevivir muchas pruebas, Masatsugu finalmente trajo a Shiori de nuevo a Suruga. En el camino, se encontraron con Hatsune y los tres Chevaliers que casi habían terminado como rehenes. Nadie quedó atrás. Además, habían reunido una gran cantidad de información—

Sin embargo, Akigase Rikka no pudo evitar fruncir el ceño después de escuchar el informe.

«Tal vez no debería estar diciendo esto después de pedir su ayuda, Su Alteza…»

Rikka estaba en la oficina del castellán, refunfuñando a Shiori y a Masatsugu.

«¿Qué haríamos si le sucediera algo a nuestra princesa imperial? Por favor, comprenda la importancia de su seguridad.»

«Lo siento terriblemente, debido a la situación de emergencia, he superado mis límites.»

La princesa regañada se disculpó obedientemente, demostrando arrepentimiento en sus palabras y comportamiento, en una perfecta actuación de docilidad. Verdaderamente una actriz experta. Al final, Rikka no persiguió demasiado lejos.

Gracias a que la princesa se arriesgó a sí misma, tres Chevaliers fueron rescatados.

Los tres jóvenes Chevaliers eran llamados Habuna, Maike y Tabi, miembros del ejército provincial de Tōkaidō estacionado en Yamanashi. La Fuerza Chevalier de cada uno de ellos era de unos 50.

Los oficiales noéticos en la fortaleza tutelar de Suruga desbloquearon sus denominaciones para ellos.

«Agradezco ganar más subordinados, que necesitan ser vigilados, de esta manera, hasta que Nagoya emita instrucciones, déjenlos quedarse en Suruga por ahora.»

Rikka sonrió y no se quejó más sobre la imprudencia de la princesa.

Las tres nuevas adiciones a sus fuerzas también trajeron efectos inesperados. Estos emocionadamente le dijeron a sus compañeros soldados en la fortaleza tutelar de Suruga sobre lo que habían visto y oído.

Es decir, sobre la conversación entre Edward el Príncipe Negro y Tachibana Masatsugu durante la batalla de retirada.

‘Hasta hace unos días, tuve que vivir mis días bajo un alias también. ¿Supongo que el mismo caso para usted?’

El Resucitado que dirigía a las fuerzas británicas había dicho algo profundo.

Agregado a los rumores originales sobre la identidad de Masatsugu, una «cierta convicción» comenzó a esparcirse entre los soldados de Suruga.

De hecho, todos estaban profundamente convencidos de que la verdadera identidad de Tachibana Masatsugu era precisamente Hijikata Toshizō.

Al día siguiente después de su regreso de la ciudad de Fuji—

Masatsugu había acompañado a la princesa a la fortaleza tutelar. Mientras estaban allí, se separaron en algún momento.

Mientras caminaba solo, las actitudes de los soldados y oficiales hacia él eran claramente más cuidadosas y educadas que antes. Los tres Chevaliers, Habuna, Maike y Tabi salieron de su camino para saludarlo.

En cada oportunidad, discretamente le preguntaban a Masatsugu, «Tachibana-dono… Es Lord Hijikata, ¿verdad?»

Cada vez, Masatsugu reaccionaba con indiferencia.

«No.» «No tengo idea.» «Realmente no.» «¿Quién sabe?» «¿Tienes el tipo equivocado, creo?» «No creas en rumores extraños.»

Masatsugu simplemente repitió las negaciones monótonamente. No podía molestarse en explicar la razón.

Los seres humanos eran criaturas que sólo creían lo que querían creer. No importa cuánto Masatsugu lo negara, siempre se marchaban con una mirada de «Él es el Señor Hijikata…» en su rostro.

Después de manejar estas preguntas, Masatsugu corrió hacia el comedor reservado para oficiales de alto rango.

El comedor restringido sólo estaba abierto para Chevaliers y soldados que tenían el rango de oficial de campo o superior, por lo tanto había pocos usuarios. Masatsugu tomó asiento, esperando que esto redujera la cantidad de molestias.

En ese momento, Hatsune llegó, con una expresión enojada por primera vez.

Masatsugu esperaba que ella hubiese venido a hablar tonterías después de escuchar sobre el rumor de Hijikata Toshizō.

«Ya sea que seas realmente Hijikata Toshizō o no, Onii-sama, guardaré esa pregunta para otra ocasión, así que el verdadero Tachibana Masatsugu que solía jugar conmigo en la infancia … ¿Ya está muerto?»

Hatsune fue al núcleo de la cuestión de inmediato.

 

«Ya veo … ¿Así que admitió a Hatsune acerca de su identidad como Resucitado?»

«Sí, se lo dije a mi propia discreción.»

Esta era la mañana siguiente, después de haber tenido una larga charla con la joven doncella del clan Tachibana.

Masatsugu había llegado al Dormitorio Lirio Negro, reservado exclusivamente para la princesa, para encontrarse con su señora en el salón de conversaciones.

«No conozco mi nombre real, fui convocado al mundo actual por el poder divino de la princesa, el verdadero Tachibana Masatsugu ha estado muerto por años, etc. Ésa era la esencia principal de ello.»

«No se puede evitar, la verdad tenía que salir finalmente.»

Shiori suspiró ligeramente.

En el pasado, a menudo bebía té negro en el salón de conversaciones, pero actualmente, todo lo que tenía ante ella era un vaso de agua.

El problema alimentario de Suruga empeoraba con cada día que pasaba. Los artículos de lujo tales como café, té negro, y bebidas alcohólicas estaban escasos. Ni siquiera la princesa podía disfrutarlos libremente.

«Eso explica por qué no la he visto desde ayer…»

«Ella debe estar en shock, al enterarse de que su familiar había muerto y que yo no soy alguien cercano.»

«Eso sería inconveniente, no puede ser distraída por problemas tan triviales… Ella tiene muchas responsabilidades reposando sobre ella.»

Tachibana Hatsune era la dama de honor de la princesa Shiori, guardaespaldas y Chevalier.

Por supuesto, la competencia y el profesionalismo eran esenciales. No había nada de malo en lo que Shiori había dicho. Sin embargo, la hermosa princesa agregó secamente, «Bueno, voy a hacerme de la vista gorda si ella quiere un poco de tiempo para poner sus sentimientos en orden. Mostrar un poco de indulgencia a los subordinados es una parte de los beneficios para los empleados, después de todo.»

«Ya veo.»

«Masatsugu-sama, ¿estás sonriendo?»

«Se está imaginando cosas, nunca supe que tuviera un lado ingenuo también, Princesa.»

«¡Bueno, fue un desliz de lengua!»

Justo cuando la señora y el sirviente estaban teniendo este tipo de conversación…

Un ruido de pasos acelerados se acercó a la sala de conversación y la puerta se abrió violentamente. Vestida con el estilo de Haikara-san, Hatsune se apresuró emocionada y dijo, «¡Princesa, Onii-sama! ¿¡Tal vez la verdadera identidad de Onii-sama es Oda Nobunaga!?»

Cargando enérgicamente en un solo respiro, Hatsune propuso una audaz hipótesis.

Después de un momento de silencio, Shiori comentó con ligera decepción: «¿No dijo que estaba en shock?»

«Parecía ser así ayer», respondió Masatsugu sin expresión.

En cualquier caso, miraron a Hatsune, que estaba actuando como siempre. Shiori habló con cuidado y preocupación por la todavía alegre chica, «Así que, ¿has puesto tus sentimientos en orden?»

«Oh, sí. Es triste que mi pariente lejano haya fallecido, y también quiero rendirle homenaje a su tumba, sin embargo, sus ambiciones son lo primero, Princesa, así que no se puede evitar.»

«… Estoy muy agradecida de que lo entiendas.»

«En absoluto, éste es el deber del clan Tachibana, después de todo.»

La princesa estaba bastante sorprendida por este giro de los acontecimientos, mientras que Hatsune respondió alegremente.

La capacidad de cambiar rápidamente de mentalidad era también una característica de un guerrero. Sintiéndose más bien impresionado en su lugar, Masatsugu dijo: «¿Vas a seguir hablando conmigo de la misma manera?»

«¿Por qué no? Su nombre es definitivamente Tachibana Masatsugu en el registro familiar, además que cambiar el hábito sería un dolor de cabeza en este punto. Además, ahora que lo pienso… »

Hatsune bajó la voz como si susurrara.

«Hay muchas personas con identidades desconocidas entre las tías y tíos que sólo se presentan a las reuniones familiares y los servicios conmemorativos. En comparación con esos familiares, Onii-sama, mi relación con usted es definitivamente más real y sustancial. Estoy bien.»

De cierta manera, esta disposición despreocupada era también un requisito requerida en un héroe.

Además, supuestamente fue el padre de Hatsune en la capital Tokio quien estableció a Masatsugu para hacerse cargo de la identidad del original que había muerto en un accidente.

«Volviendo al tema principal aquí. ¿Por qué la identidad real de Onii-sama no puede ser Oda Nobunaga?»

«¿Qué te hace pensar eso?»

«Hablando de héroes japoneses, casi todo se reduce al trío de Nobunaga, Hideyoshi y Ieyasu, pero Toyotomi Hideyoshi parecía un mono, mientras que Tokugawa Ieyasu era un tipo regordete como un tanuki, por lo que sus apariencias no coinciden con Onii-sama. Esa es la razón por la que decidí apostar a Oda Nobunaga. »

«Ya veo, eso tiene sentido.»

«Onii-sama, ¿Te acuerdas del Incidente de Honnouji?»

«Ahora que lo pienso, no he visitado santuarios ni templos durante los últimos dos años, tal vez los recuerdos de mi muerte se convirtieron en un trauma, haciendo que evitase los santuarios y los templos subconscientemente…»

«Eso es lo que ellos llaman psicología profunda, ¿verdad?»

Mientras Hatsune y Masatsugu estaban discutiendo la nueva hipótesis, Shiori tosió a un costado.

«Examinemos cuidadosamente esta hipótesis sin sentido, no, audaz hipótesis, hay un 99% de posibilidades de que la hipótesis de que Masatsugu-sama sea Lord Nobunaga esté equivocada.»

«¿Oh?»

«¡Princesa, el 99% es demasiado exagerado!»

«Lord Nobunaga fue sin duda un excelente político y estratega, pero sus habilidades como comandante de campo son cuestionables… Algunos reportes son bastante sospechosos.»

«Pero ganó espectaculares victorias en Okehazama y Nagashino, ¿verdad?»

Mientras la conocedora princesa relataba la historia, Hatsune intentaba armar una pequeña refutación.

«Las descripciones de batallas en novelas históricas o dramas son casi todas falsas. El ataque sorpresa contra Okehazama que derrotó a Imagawa Yoshimoto y las tres filas de disparos que devastaron a la caballería de Takeda fue toda una ficción conjurada por novelistas en el período Edo.»

«¿E-Enserio?»

«Existe una teoría de que Nobunaga estaba marchando ciegamente en Okehazama cuando se encontró con el enemigo. En retrospectiva, el ataque sorpresa fue simplemente pura suerte.»

«Eso no suena genial~»

«Por eso fue ‘embellecido’ para convertirse en una historia inspiradora de valor. Además, Lord Nobunaga es a menudo descrito como un genio innovador y progresista… Pero, de hecho, estaba muy preocupado por la opinión pública. Un hombre adherido a constantes y confiables métodos. Hay muchas cartas sobrevivientes que él escribió a sus sirvientes con respecto a estos asuntos. En realidad tenía una personalidad muy pensativa.»

«¿¡No es el Rey Demonio del Sexto Cielo!?»

«Cuando la esposa legal de Hideyoshi estuvo frustrada por la infidelidad de su marido, incluso escribió cartas para consolarla… ¿Entiendes ahora? Masatsugu-sama no es alguien reflexivo.»

«¡Eso es definitivamente cierto!»

«Princesa, Hatsune, saltar a conclusiones no es algo bueno.»

Ofendido, Masatsugu se opuso al acuerdo de Hatsune con la afirmación de Shiori.

«En realidad soy un hombre que sabe ser cuidadoso y ser considerado, suponiendo que la otra persona sea una dama, creo.»

«Cierto, mencionó que era algún tipo de cazador de faldas en su vida pasada, ¿no…?»

«¿Huh?»

Shiori murmuró con inexplicable consternación, haciendo que Hatsune reaccionara en shock.

«¡De ninguna manera! Onii-sama—¿¡Eres ese tipo de hombre!?»

«¿Qué es tan sorprendente acerca de eso? A todos los hombres les gustan las mujeres atractivas.»

La actitud de Masatsugu era apática como siempre, completamente sin remordimientos.

Hatsune sonrió torpemente. «Lo siento, Onii-sama, siempre estabas tan serio, por eso me pareció sorprendente… Oh, Onii-sama, no me digas que ¿También te he llamado la atención?»

«No, puedo jurarlo ante Dios y los Altos Cielos.»

«E-Eso es demasiado grosero, no puedo creer que me rechazaras tan directamente.»

La muchacha Tachibana bajó la cabeza desalentada.

Masatsugu se encogió de hombros y dijo: «No te preocupes, estoy hablando de antes, ya que no estamos relacionados por la sangre, pero todavía estás dispuesta a dirigirte a mí como a tu hermano mayor, supuse que éramos hermanos jurados vinculados por el destino.»

«¿Hermanos jurados?»

«Sí, y soy un tipo que encuentra a las hermanitas irresistibles.»

«Onii-sama, ¡No deberías decir eso después de pronunciar un discurso conmovedor!»

Al final, Hatsune volvió fácilmente a su paso habitual.

Los alrededores cercanos a la princesa Shiori estaban todavía seguros. Sin embargo, un enemigo formidable todavía miraba la región de Suruga. Además, la Alianza de la Restauración había ganado el excepcional carnívoro conocido como Richard I.

Tal vez un cambio dramático en la situación de batalla estaba a la vuelta de la esquina.

Masatsugu tenía este tipo de leve premonición.

 

Parte 3

Un helicóptero despegó del castillo de Nagoya y finalmente llegó a la escena.

Este era un helicóptero de transporte especial reservado para los VIPs en el Feudo Tōkaidō con una capacidad para siete pasajeros. Los asientos eran de cuero real y la decoración de la cabina era de muy alta clase.

Era alrededor de la 1 pm.

Bajo el cielo soleado, los rotores ruidosos podían ser oídos durante el vuelo.

«La fortaleza tutelar de Higashimikawa está en llamas…» Uno de los pasajeros, un Chevalier de unos cuarenta años, dijo en estado de shock.

«Higashimikawa» se refería a la parte oriental de la Prefectura de Aichi en Tōkaidō. Esta fortaleza tutelar se encontraba en las montañas, justo en el centro entre la ciudad de Toyohashi y la ciudad de Gamagoori.

Era una fortaleza estrella diseñada con un arreglo de cinco puntas de muros de fortificación.

De pie en el centro, la torre encargada de proteger la nación y varios edificios estaban en llamas.

Había más de trescientas cruzadas carmesíes en el aire por encima de la fortaleza tutelar.

Estas cruzadas habían venido de la fortaleza tutelar de Hamamatsu en el borde occidental de la prefectura de Shizuoka. Utilizando números abrumadores, el enemigo había aplastado instantáneamente la guarnición en Higashimikawa.

«Es una variante especial que apareció por primera vez en la fortaleza tutelar de Fuji hace tres días, según el informe de Rikka, el Chevalier enemigo es un Resucitado que dice ser Richard I…»

El hombre mayor de cabellos blancos frunció el ceño con resentimiento en su voz.

Su nombre y título eran Akigase Shouzan, Gobernador General de Tōkaidō.

Akigase Shouzan estaba vestido con un kimono con un abrigo Invernal. Esbelto y parecido a una grulla, estaba mirando de manera afilada. Un hombre de sesenta y ocho años de edad que daba una gran impresión.

La Chevalier Akigase Rikka era la primogénita que nació cuando ya estaba en sus años tardíos.

«Así que los caballeros de la Restauración han invadido finalmente la tierra de Mikawa, ¿eh?»

El ejército imperial de Japón usó bestias sirvientes pequeñas y medianas para el reconocimiento.

Por supuesto, Akigase Shouzan podía depender de los informes de los pipe fox o yatagarasus, pero aun así decidió confirmar la situación por sí mismo en la escena.

La razón era—

Durante los últimos dos días, otros tres fuertes tutelares en el este de Aichi habían caído.

«Ayer fue Okumikawa, esta mañana fue Atsumi… Y esta tarde fue Higashimikawa, están haciendo todo lo que quieren.»

En todos los casos, los ataques fueron llevados a cabo por Cruzadas carmesí.

Eran el ejército dirigido por Richard I, al parecer llamados los Escalibors.

A través de la ventana del helicóptero, Akigase Shouzan miró a las figuras gigantes de los caballeros rojos.

Su bastión de Nagoya estaba muy cerca de Kinai. Al ir hacia el oeste, luego cruzando el río Kiso se llegaría al feudo Kinai—la tierra gobernada por el líder de la Alianza de la Restauración.

La movilización de las fuerzas de Nagoya incitaría a Kinai a atacar.

Akigase Shouzan y el ejército provincial de Kinai se refrenaban mutuamente a través del Río Kiso. Mientras tanto, pedía refuerzos de varias regiones vecinas como Tōsandō, Hokuriku y Kantō. Negociando entre varias facciones, trató de reagruparse y lanzar un contraataque.

Sin embargo, los resultados no fueron prometedores.

Tal vez, su plan era sacrificar a Tōkaidō—

 

«¿Qué quieres decir con detener el ataque por ahora, Edward?»

«Se necesitan preparaciones adecuadas antes de que estos fuertes tutelares de Okumikawa, Atsumi y Higashimikawa puedan ser utilizados como bases para organizar una invasión contra Nagoya. Medio día no es suficiente para completar todas las tareas necesarias, como lograr que los pobladores cercanos firmen sus compromisos de obedecer la Carta de Caballería.»

Habían transcurrido unas horas después de la caída de Higashimikawa.

El cielo estaba oscuro y Edward estaba en la oficina del castellán, recibiendo a Richard que había regresado al fuerte tutelar de Hamamatsu en triunfo. Fue con este propósito que hizo especialmente un viaje desde Hakone.

Los dos estaban sentados en sofás separados, frente a frente en la mesa de recepción.

«Una ofensiva relámpago es algo bueno, pero Tío, estás causando demasiada destrucción.»

«Mmm…»

«¿Qué te parece descansar por una semana? Ven conmigo a Hakone durante este período, será agradable disfrutar de las aguas termales y el paisaje de otoño.»

«Hmph.» El antepasado con el título de Corazón de León frunció el ceño. «Fue lo mismo hace unos días, perseguía al enemigo después de mi victoria en Fuji, pero me llamaste antes de que pudiera conquistar Motosu…»

«No hubo necesidad de atravesar el Monte Fuji para entrar en el territorio de Yamanashi, después de todo,» explicó Edward encogiéndose de hombros, impasible ante el furioso león. «Incluso si conquistaras Motosu y Kouhujou, el área circundante es montañosa y traicionera. El movimiento de Legiones sobre montañas de ese tipo, donde residen espíritus poderosos de la tierra, incurrirían en un consumo severo de líquido ectoplásmico, y no hay santuarios de agua para su uso en las montañas.»

La cresta de Daihosatsu, Yatsugatake, Okuchichibu, Okutama, Tanzawa y otros…

Edward tuvo vagas impresiones de estos nombres geográficos. La región montañosa entre Tōkaidō y Kantō era enorme con numerosos picos. Hace tiempo que había renunciado a memorizar todos ellos.

En lugar de los nombres geográficos, la importancia estratégica era más importante.

«Si tratas de invadir Tokio atravesando las montañas, agotando a tu ejército en el proceso… Sólo jugarás en las manos del paciente feudo de Kantō.»

«Por eso quería marchar hacia el oeste ahora.»

«Sí, Tío, si te ocupases de la capital provincial de Nagoya y asestases el golpe mortal contra el feudo de Tōkaidō mientras me encargo de los preparativos en Hakone para invadir Kantō—Ese sería el desarrollo ideal.»

Nagoya era ambos, la capital de la provincia y el corazón palpitante de Tōkaidō.

La Prefectura de Aichi, centrada alrededor de esta metrópoli, era el hogar de una población y capacidad de producción que superaba a Shizuoka y Yamanashi combinadas.

En consecuencia, el feudo Tōkaidō había mantenido una amplia preparación militar allí.

La Prefectura de Aichi tenía un total de diez fortalezas tutelares, de las cuales seis estaban concentradas en las afueras de Nagoya.

«Hay quince Chevaliers estacionados en esta zona, junto con el gobernador general de Tōkaidō, que supervisa todo, aunque él no es un Chevalier, oí que es más bien astuto y experimentado.»

Si fuera un Chevalier, habrían podido reclutarlo con rapidez, como lo hicieron con el gobernador general de Kinai.

Edward recordó los poderes mágicos de Eleanor que aún estaba en Kyoto. Por otra parte, Richard bufó y frunció el ceño con disgusto nuevamente.

De inmediato, sonrió maliciosamente.

«Seamos honestos, Edward, lo que quieres es dejarme esta presa inferior de Nagoya para que puedas tener Kantō—o mejor dicho, la guarnición romana—todo para ti, ¿verdad?»

«Esa es una manera muy desagradable de poner las cosas,» Edward mostró una sonrisa irónica elegantemente sin confirmarlo ni negarlo. «Lord César no está actualmente en Japón… Pero en última instancia, es un gran héroe. Hay rumores de que ha plantado una serie de planes para proteger a Tokio en nombre del débil feudo de Kantō y la Guardia Imperial. Incluso el lado japonés permanece en la oscuridad.»

«¿Oh?»

«Atacar impulsivamente como un león sólo terminaría cayendo en una trampa, yo elijo atacar a Kantō sólo porque creo que estoy más preparado para la tarea, Tío, por favor entienda.»

«Muy bien, pero tengo una condición.» Richard fue directo al grano. «Por lo que he oído, te la pasaste muy bien en Fuji, hay un montón de Chevaliers interesantes en Suruga, valientemente resistiendo a nuestros ejércitos, ¿no es eso correcto?»

«Oh, querido Tío, así que eso es lo que está buscando.»

Este feroz antepasado era definitivamente un hombre impulsivo y de poca visión.

Sin embargo, la nariz de Richard y varios de sus instintos eran excepcionalmente agudos. Debe haber olido una «deliciosa presa» esta vez sin siquiera pensar profundamente.

Además, era un postre exquisito que Edward el Príncipe Negro había guardado especialmente para más tarde.

«Bien, que así sea. Pero Tío, tengo dos demandas.»

«Pruébame.»

«La primera es muy sencilla: antes de partir para Suruga, conquista primero Nagoya.»

«¿Qué basura sangrienta es esta? Esta caliente sangre mía está a punto de estallar de inmediato.»

«Los riesgos superan a los beneficios si intencionalmente toma un desvío, sólo para caer en una trampa. Hasta ahora, el hombre al acecho en Suruga… todavía no revela su verdadero poder. Sus habilidades de caza deben ser absolutamente excepcionales.»

«¿Por qué crees eso?»

«Un hombre que se destaca por escapar, también debe ser excelente en atrapar a su enemigo. En el pasado, enfrenté a un conocido bastante similar.»

Edward recordó a su viejo rival, un héroe de Francia.

Había algo sobre Tachibana Masatsugu que olía similar a ese hombre. Mientras tanto, Corazón de León lo descartó con una sonrisa sin miedo. Aunque el pensamiento profundo no era su fuerte, era un hombre de extraordinaria capacidad.

«Entonces atacaré seriamente en vez de saborear pequeñas mordeduras.»

«Aparte de él, Suruga tiene otros caballeros capaces. Sería mejor tomar precauciones.»

«¿Y tu segunda demanda?»

«Después de conquistar Suruga, busca una hermosa princesa con deslumbrante cabello platino, esa chica podría convertirse en una interesante carta de triunfo, tiene un aire muy parecido al de Eleanor, sin duda la reconocerá a la vista, Tío.»

Edward recordó a la noble dama a quien Tachibana Masatsugu estaba sirviendo como caballero.

Su nombre era Fujinomiya Shiori, la princesa rechazada por curiosas circunstancias del Japón Imperial.

 

Parte 4

31 de octubre.

Había transcurrido medio mes desde que la Alianza de la Restauración invadió Shizuoka.

Temprano por la mañana, un pipe fox enviado por Nagoya llegó a la fortaleza tutelar de Suruga, trayendo noticias de que tres fortalezas tutelares en Tōkaidō habían caído ayer y el día anterior.

«¿Esto significa que la situación de Nagoya está poniéndose tan mala como la nuestra?»

«Comparado con Suruga, que ha sido dejada sola por ahora, podría ser aún más peligroso en cierto sentido.»

Masatsugu estaba acompañando a Hatsune para rendir homenaje a una tumba.

Eran las 2 pm o algo así. No había más gente en el cementerio aparte de ellos. Este pacifico cementerio estaba situado en el Río Abe en el lado oeste de Suruga y cerca de la casa de «el real Tachibana Masatsugu.»

«Onii-sama… Lo siento por no visitarte hasta ahora. Los deberes del clan y el servicio a la princesa serán llevados a cabo correctamente por mí y este Onii-sama aquí. Por favor, descanse en paz.»

«Esa es una forma muy complicada de poner las cosas,» murmuró Masatsugu mientras ponía las palmas juntas frente a la tumba junto con Hatsune.

Ante ellos había un marcador de tumba que decía «Tumba del clan Tachibana». Junto a él había una pequeña tablilla de piedra con los nombres de los sepultados.

El último nombre era «Tachibana Masatsugu», precedido por los padres de Masatsugu, y luego los abuelos—

«Cuando enterraron al real, aun así pusieron su nombre en la piedra… Afortunadamente, sólo robé su identidad, pero no su lápida también.»

Esta fue probablemente una pequeña compensación secretamente proporcionada por el padre de Hatsune y los ancianos en el clan cuando tomaron el nombre del joven Tachibana que había muerto prematuramente para dar lugar a un resucitado no identificado.

Masatsugu sólo notó esta consideración cuando vio la tabla de piedra el día de hoy.

Después de orar por «el real», Masatsugu dijo, «Hatsune, por favor acepta mis gracias y disculpas por el verdadero. Si es posible, por favor, permanece detrás de mí tanto como sea posible cuando esté en el campo de batalla.»

«Oh cielos, Onii-sama, ¿Me vas a proteger?»

Hatsune sonaba ligeramente ofendida, como la apropiada miembro de un clan de héroes que se enorgullecían de la fuerza.

Masatsugu sacudió la cabeza. «No, lo que quiero decir es… Debes observarme con cuidado para saber cómo se libran las batallas, hasta que te conviertas en una persona establecida, estoy dispuesto a hacer lo que pueda.»

«Eso es genial, sin embargo, estoy un poco sorprendida.»

«¿Sorprendida?»

«Pensé que serías más un lobo solitario en combate.»

«Un nuevo recluta no puede hacer todo en el campo de batalla y necesita ser cuidado en primer lugar, y quien se ocupe de Tachibana Hatsune soy precisamente yo, Tachibana Masatsugu, eso es todo.»

Masatsugu compartió sus pensamientos y se dio cuenta de algo.

A juzgar por esto, en el pasado, ¿También siguió a alguien para aprender sobre cómo se peleaban las batallas? Probablemente… ¿Si?

Siguiendo a hombres fuertes, feroces y perseverantes, había cabalgado a los confines de la tierra en muchas ocasiones—

Justo cuando estaba seguro de que había vivido una vida así…

«Oh, ¿Es una alarma?»

Hatsune saltó del espanto. Una alarma sonó a través de los altavoces públicos en toda la ciudad de Suruga, acompañada por un mensaje de difusión urgiendo a los civiles refugiarse en el interior.

Con una aceptación tácita, los dos abandonaron inmediatamente el cementerio.

Naturalmente, no iban a refugiarse. Tachibana Masatsugu y Hatsune eran Chevaliers que defendían esta ciudad.

«¡Onii-sama, vamos a la fortaleza tutelar!»

«¿Hmm?»

En el estacionamiento del cementerio, Hatsune apresuró a Masatsugu, pero este notó que algo estaba mal.

Algo estaba volando a alta velocidad desde el sur de la Bahía de Suruga, dirigiéndose directamente al centro de la ciudad cerca de la estación de tren. La vista de una persona normal probablemente lo confundiría con un avión.

«Una Cruzada roja… ¡Es la Legión del Rey Richard!»

Habían visto este tipo de Cruzada hace tres días, pero por alguna razón, sólo había una sola volando.

A diferencia del centro de la capital, Suruga no tenía muchos edificios altos. Por lo tanto, la excelente vista de Masatsugu fue capaz de ver la cruzada roja desde el cementerio en los suburbios.

Otra sombra en el cielo también le preocupaba.

Un wyvern estaba volando en frente, liderando la Cruzada.

Masatsugu podía ver claramente a un Chevalier montado en el wyvern.

 

Parte 5

La escena cambió a la capital imperial de Tokio.

La residencia de la emperatriz del Japón Imperial era llamada el «palacio imperial».

A pesar de que era conocido como un castillo, en realidad era completamente diferente de los castillos japoneses como el Castillo Nijou.

Completamente en el estilo de un palacio europeo, había sido construido en el vecindario de Aoyama en Tokio después de la Segunda Guerra Mundial. Construido con ladrillos y un marco de acero en una imitación de la arquitectura barroca, el palacio era robusto y hermoso.

El magnífico palacio utilizó una gran cantidad de ladrillos blancos, dando por resultado un exterior elegante.

En algún lugar del palacio imperial había una sala de espera utilizada exclusivamente por oficiales militares que visitaban el Imperio Romano del Este.

Había todo tipo de muebles extravagantes en la habitación. Lo más importante de todo, la habitación estaba equipada con una línea telefónica directa a las instalaciones militares romanas fuera de Japón.

Actualmente, Alexis Yang estaba en medio de usar esta línea directa.

«Sin sentido de crisis… No sería una descripción correcta.»

Yang llevaba el auricular en una mano, hablando en un tono relajado de voz.

Estaba vestido con el uniforme militar del Imperio Romano del Este, de color azul y con una chaqueta de estilo blazer. Los dos botones superiores del cuello de la camisa estaban desabrochados y tampoco llevaba corbata.

Yang tenía vello facial en la barbilla, dándole una mirada salvaje que se adaptaba a su traje descuidado.

«Saben qué esta situación necesita ser manejada, pero no tienen idea de qué hacer, por lo que lo siguen aplazando sin lograr nada… Eso cubre prácticamente las reacciones de cualquiera que sea importante en el palacio imperial.»

Estas palabras mordaces fueron pronunciadas a la ligera sin ningún tono de sarcasmo.

Yang era una porción importante como parte del «Estado Mayor de la Región Administrativa Oriental del Imperio Romano Oriental». El hombre al que hablaba no sólo era la persona más famosa del mundo, sino también el gran héroe que había fundado el Imperio.

‘Nada fuera de lo común. La Emperatriz está rodeada de inútiles damas de honor.’

La voz de quien hablaba era real y majestuosa sin sonar pretenciosa.

Esta singular dicción pertenecía al generalísimo César de Roma.

Yang respondió: «Esas viejas—corrección, señoras mayores—sólo saben darse aires de grandeza y maltratar a miembros del mismo sexo.»

‘Realmente deseo que la Guardia Imperial o el feudo de Kantō demuestre un poco de competencia.’

«Sí, comprobaré las cosas más tarde.»

Estilándose a sí mismo como patronus imperial de Japón, César estaba actualmente ausente de Japón.

Hace un mes, Roma y el Imperio Británico se enfrentaron en la isla de Java. De pie en la isla de Lantau, en Hong Kong, César envió al oficial de personal Yang a Tokio en su nombre.

Yang era un maestro noético, capaz de hablar libremente sin temor a ser escuchado a escondidas.

Las técnicas para detectar radiación electromagnética y ondas noéticas permitían confirmar el riesgo de ser escuchados. La invocación de ondas noéticas para causar interferencias también contrarrestaría todo tipo de equipo de vigilancia.

«Por cierto, esa princesa que le interesa tanto…—Su Alteza Shiori—ha sido abandonada, claramente dejada a morir sin ningún intento de rescate… Sería escandaloso si este rumor se filtrase, pero en cualquier caso, alguien utilizará esta oportunidad para hacerla desaparecer.»

‘¿Oh? Eso no es muy bueno.’

«Si los británicos capturan a una princesa de sangre noble, podría significar todo tipo de problemas, la conciencia de Japón en esto es muy endeble.»

‘Qué lamentable. Por cierto, Mayor Yang, con respecto a su nueva misión…’

«¿Una nueva misión?»

‘La situación ha cambiado en los últimos días, ¿no? He ideado algunas contramedidas después de haber sido notificado. Primero que nada. Por favor infíltrate en Suruga donde está Shiori ahora mismo. Visita la fortaleza tutelar que ha estado luchando valientemente en aislamiento y te presentaras como un consejero militar.’

«…Espere un segundo, le prometí a mi hija que volveré a casa en una semana.»

Yang accidentalmente cometió el tabú de un soldado de desafiar una orden. Él tenía ya treinta y cuatro años y tenía una sola hija de once años en Hong Kong.

«Ya compré recuerdos en Japón, como videos de conciertos de idols y una olla de arroz.»

‘Simplemente envíalos por correo aéreo. Haré que la sección de personal informe a tu esposa.’

«Ella es mi ex, no mi esposa, está bien, además, ¿no es la infiltración el trabajo del departamento de inteligencia? Esos chicos deben haberse infiltrado en Suruga, ¿verdad?»

El gran héroe histórico debe estar riéndose consigo mismo en el otro lado. Alexis Yang estaba seguro de ello y trató de discutir.

César rió maliciosamente y dijo: ‘Tu trabajo consiste en hacer ajustes a la estrategia militar de nuestra parte basada en mis deseos y circunstancias locales. Tanto el comandante de Suruga como yo necesitamos a alguien para desempeñar este papel.’

«Bien, bien. En otras palabras, Su Excelencia no enviará tropas a Kantō para tomar Hakone.»

Yang dejó de bromear y cambió a un tono de voz molesto.

«Tiene la intención de negociar con Suruga para lanzar un ataque desde el oeste de Hakone para una ofensiva en pinza, ¿verdad? Trabajare duro, como si mi sueldo y pensión dependieran de ello Actualmente, lo que Japón necesita más es sin duda Su Excelencia… Generalísimo César.»

‘Ni que decir. Puesto que deseo que los asuntos de aquí se manejen bien, haré ajustes.’

Incluso a través del teléfono, la voz de César todavía sonaba llena de vitalidad.

En cualquier caso, alguien había recibido órdenes del generalísimo de Roma oriental y se preparaba para dirigirse a Tōkaidō.

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